Bailemos.
Bajo una lluvia de estrellas, con la tierra temblando bajo nuestros pies y una vibración fuerte en el aire, entrelazamos nuestros dedos en una Valls. La suave melodía contrasta con el fin del mundo.
Nuestros ojos no se desvían, solo somos dos adolescentes en la flor de sus vidas bailando en el fin del mundo. Que hermoso, una promesa cumplida, un último dedo medio para este frío universo.
—¿Cuándo fue? —pregunta Rin con un sonrojo.
—Quizá desde el principio, cuando éramos niños y todo lo que teníamos era a nosotros.
La sonrisa en el rostro de Rin se ensancha y de forma fugaz compartimos un beso, apenas un picoteo y, sin embargo, acelero mi corazón.
Atraigo su cintura con una mano, damos vueltas al rededor del monumental castillo que hemos llamado nuestro hogar, ya se está cayendo a pedazos.
El amor es todo lo que nos queda.
De nuevo otra vuelta, sentimos como a nuestras espaldas un candelabro cae hacia el suelo, casi morimos antes del final.
Un beso más.
A la lejanía el volcán del reino hace erupción pintando el firmamento en carmesí. Una estrella cae a lo lejos, otra luz, una brillante envuelve las montañas.
Instintivamente cubro a Rin con mi cuerpo, la onda expansiva nos alcanza envolviéndonos en una nube de polvo.
—Te ame desde el comienzo.
La voz de Rin es todo lo que puedo escuchar, la melodía tarda en resonar pero de nuevo está ahí, observo los ojos azules de mi melliza. Brillan como dos gemas en un turbulento mar.
—Lo sé —le contesto —, por eso jamás deje de protegerte, de pelar por ti.
Le robó un beso y volvemos a movernos, otra vuelva, un cambio de ritmo, el paso que atrae nuestras bocas pero las aleja a la vez.
Desde el comienzo nacimos como los príncipes de la humanidad, comenzamos una cruzada en nombre del futuro y conquistamos el mundo.
Sin confiar en los dioses.
Han pasado doscientos largos años pero aunque nos vemos como niños de catorce, lo cierto es que la bendición "inmortalidad" fue lo que unió nuestros destinos. Dos niños que jamás conocieron la paz, hasta el fin de los tiempos, que irónico.
—Oye Len ¿Recuerdas esa batalla en venu? Cabalgaste directo hacia esos no muertos mientras llorabas —musito con una risa traviesa.
—¿Qué tal esa vez en Rama? Creíste que las brujas podían hablar —respondí travieso.
A través de las ventanas rotas, observé los cielos desplomarse, cientos de estrellas fugaces caen a la tierra.
—¿Crees que podamos esconder nuestros rastros en el castillo? —dice ella, quizá recordando como nuestro familia no entendía la naturaleza de nuestro amor.
—En realidad sí, bajo los escombros no se hallará nada, aunque me gustaría que tú cabello no se estropeara.
—Tonto.
Rin me abraza y jala mi corbata, nuestros labios se enlazan de nuevo pero está vez, un deseó físico hace que nos deshagamos de la ropa. Está será la última vez y después, todo lo que quedará serán dos corazones intentando perdurar, si, ser uno de nuevo.
Nuestros cuerpos se unen, la tierra tiembla y caemos sobre mi espalda, escucho sus gemidos siendo ahogados por nuestros besos.
La suavidad de su piel.
Quiero sentirla por siempre, es tan linda que incluso después de tanto, se siente como la primera vez.
Nos enrollamos con un ritmo desenfrenado, a veces suave y otras fuerte, con tanta fuerza que quiero simplemente desvanecerme con ella.
Poco a poco la luz comenzó a extinguirse.
Mientras nos ahogamos en nuestro último orgasmo y la tierra tiembla estrepitosamente.
Recuerdo la promesa que nos hicimos.
"Cuándo todo acabé, bailemos juntos en el fin del mundo" Fui feliz y sé que Rin también lo es porqué su corazón late al mismo ritmo que el mío.
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Mensaje a los cielos
FanfictieSinopsis. Entre los miles de universos, todo lo que dos estrellas desean es estar juntas por la eternidad. Cómo conceptos todo cuánto surge de ambos es un mensaje, a veces con sentido, otras no. No hay humano que no haya visto el cielo, no hay mundo...