PALOMA BLANCA

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Paloma blanca.

La lucha había acabado pero la sangre todavía está fresca, me burlo mientras el metal resurge en mi boca. Observo el rostro en calma de Len sobre mi regazo, estuvo peleando más tiempo que yo, la herida en su abdomen ya cerró pero perdió más sangre de la que debió.

Ahora, solo debe descansar.

Lágrimas caen de mis ojos, el dolor físico no es nada pero verlo así, me duele.

La brisa del medio día hace que el agua vuele de mis mejillas, mis manos tiemblan, mate a tantos...

Observo el cielo, mis piernas tiemblan.

Luchamos juntos contra la pandilla del sol azul y reclamamos la ciudad para la flor del amanecer, somos sus líderes, se supone que debemos ser fuertes para protegerlos. Ayudar a quienes jamás fueron ayudados.

Estoy cansada, estamos destrozados.

Tanto sacrificio no fue en vano pero no sé siente bien, no quiero que Len sufra, y aún así fui yo quien comenzó todo. Fue mi idea fundar está facción porque estaba cansada de la opresión del sol azul y las pandillas locales, tenía ganas de cambiar las cosas.

¿Cuál fue el precio? La casi muerte de mi Len y nuestros rostros en cada noticiero del país.

Porque tengo que ser así...

Nunca tuve un lugar al cual pertenecer ni nada que perder, como una paria, me gané la vida robando y matando. Len era diferente, él era un niño que perdió a su familia, el mundo le dio la espalda.

Encajamos porqué nunca tuvimos nada, ni un perro.

Pero ahora, después de que todo en esta ciudad nos pertenece, me siento igual.

El llanto se escapa, quizá debí de haber muerto ese día, tal vez debí decirle a Len que se largara en lugar de ayuda y entonces, nada de esto habría ocurrido. Nunca nos habíamos conocido.

Un abrazo me devuelve a la realidad, después un beso me devuelve el aire a los pulmones, siento como mis manos son tomadas con nuestros dedos uniéndose en un agarré.

Estamos solos y no podemos abandonar el barco en medio del mar.

Pero, al menos, estamos juntos.

—Lo siento, creo que el sueño me gano.

La voz de Len se vuelve todo en mi mundo y después, lloramos juntos, está noche tenemos que reclamar lo que nos ganamos, ya sea odio o el respeto de un mundo que nos dio la espalda.

A lo lejos, detrás del pelo alborotado de Len, observo algo, una paloma blanca...

Mensaje a los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora