EL COLOR DE LO QUE ES

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El color de lo que es.

Gradientes de color, una paleta infinita de tonos casi indistinguibles para los no iniciados, tan vasta como el mar pero difícil de discernir a ojos del que vive al día.

Basándonos en la campana de gauss, la media bien podría distinguir entre las pinceladas de un cuadro y el patético arte abstracto. Es la ignorancia pues, o debería llamar abnegación, lo que hace que la pintura hoy en día carezca del corazón humano.

Verdaderas emociones que encapsulen un pensamiento bien preparado para la masa.

En el pasado, por ejemplo, la dedicación de un hombre que en su tiempo fue ignorado, hoy en día se exhibe en museos, el buen Van Gogh. Es entonces el peso del tiempo lo que define el arte ¿No?

Afirmarlo no sería del todo un error.

Veamos la escultura clásica, piezas de arte tan bien trabajadas que su textura y detalles nos hacen creer que poseen carne propia, tan bien expresado por el artista a tal punto de lograr que un trozo de piedra refleje el espíritu humano.

Hoy en día encontrar tales promesas son poco más que un sueño, existen sí, pero están relegadas al olvidó centenario o quizá milenario.

En un mundo industrial, sobrevivir al sistema merma los más poderosos talentos dejándonos solo con lo comercial. Que patético, nadie que posea sentido común verdadero se dejaría llevar por la masa.

Y aún así, y aún así.

Ve me aquí, apreciando como mis manos esculpieron, pintaron y dieron vida a un autómata con una IA consciente dentro. No soy dios, pero amo ver el detalle en mis obras, me hace recordar que estoy viviendo en la realidad.

—¿Te gusta? —le pregunto a ella.

—¡Es impresionante! No sabía que la materia orgánica podría ser tan moldeable.

Mis deseos y virtudes, defectos de mi ser como humano, me han llevado a refugiarme en este bosque con tan solo Rin como compañía.

Soy una existencia destinada al fracaso pero al menos, al menos quiero saber si eso a lo que llamo corazón humano, está a mi alcance...

Mensaje a los cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora