26- La Distancia

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Llegué a Los Ángeles finalmente, mi tía me intentó animar diciéndome todas las cosas buenas de vivir en Los Ángeles, pero Woodstock está del otro lado del país y pensar en que toda esa distancia me aleja de cualquier cosa que pueda suceder con Billie me hace querer tirarme de un edificio.

Las seis horas en el avión tuve que cargar con ese horrible nudo en mi garganta.

Entro a la gigantesca casa en la que la tía Bri vive, seguramente luzco como un zombi, sólo caminando por ahí mirando al vacío.

- La llevo a su habitación señorita.- oigo la voz de un hombre que no me dispuse a mirar, yo sólo asiento y camino detrás de él.

En el segundo piso, él se detiene frente a una puerta y la abre para mí, yo simplemente entro y agradezco entre dientes.

Por primera vez alzo la mirada, la habitación es grande, lo único que noté, pues no me di el tiempo de detallarla. Nuevamente ese horrible sentimiento que me recorre desde el estómago hasta el pecho y me dificulta respirar. Mis ojos se llenan de lágrimas y recuerdo la mirada que tenía Billie antes de irme. Sus ojos azules estaban llenos de lágrimas y ese brillo que me iluminaba ya no estaba más, su voz se rompía y sé que ella intentaba ser fuerte y de manera egoísta agradezco que lo haya hecho, porque si la hubiese visto de la manera tan rota en la que yo estaba probablemente me hubiese dolido aún más dejarla.

Intento caminar hasta la que ahora es mi cama, pero no logro llegar ahí, es como si las fuerzas se me terminaran. Me siento sobre el piso, recargando mi espalda en la cama, llevo una de mis manos hasta mi pecho, intentando liberar el dolor que estoy sintiendo ahí, todo se siente tan frío cuando no la tengo a ella.

Me abrazo a mí misma, intentando sentirla por una vez más en la camisa que me prestó y que aún huele un poco a ella.

Alguien hace sonar la puerta, sobresaltandome un poco, me limpio las lágrimas y me aclaro la garganta para reponerme del llanto, entonces alguien habla:

- La esperan abajo señorita.- el mismo hombre de antes me avisa.

- No quiero bajar.- respondo secamente.

- Me temo que eso no será posible, usted tiene que bajar.- suelto un gran suspiro de frustración y me levanto.

Al salir de la habitación ese hombre me espera ahí afuera, como si fuera necesario escoltarme o algo así. No digo nada y simplemente camino hacia el primer piso, en donde me encuentro a la tía Bri y otras personas que me miran con una sonrisa.

- Ellos vinieron a conocerte.- habla mi tía con una sonrisa.

- Es un gusto conocerte ______. Yo soy Cecille y este es mi esposo William y mi hija Ellie.- los tres me saludan y yo fuerzo una sonrisa.

- Te trajimos unos regalos.- informa la chica de ojos verdes que señala el montón de bolsas y cajas sobre la mesa de centro, frunzo el ceño.

- No era necesario.- respondo desganada.

- Tendremos una cena en el jardín, seguro eso te anima.- dice mi tía intentando aligerar mi humor.

- No gracias, no tengo mucha hambre.

- No tienes otra opción, cariño.- insiste mi tía y me obliga a caminar junto a ellos hasta el jardín.

La chica se mantuvo muy cerca de mí de manera que me lograba incomodar, no presté atención a nada más que a mi teléfono esperando por la llamada de Billie, hasta que ésta llegó.

- Tía, debo contestar.- la miro con súplica, ella simplemente asiente.

Me levanto de la mesa y camino alejada de dónde están todos para poder responder, entonces contesto y me llevo el celular hasta la oreja.

Oportunidades Destinadas [Billie Eilish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora