01- Una Oportunidad

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He aprendido que en la vida hay dos tipos de personas; las que han visto tanto y están tan cansados de la vida que ya no les importa hacer cosas que los destruyan a sí mismos, porque no puede pasarles nada peor y la muerte sería lo mejor que les podría pasar. Y luego están las personas que han visto tanto que tienen miedo de todo y evitan que todo lo que han visto les pueda pasar a ellos, la muerte también es lo mejor que les podría pasar.

Yo soy la segunda, si hace falta decirlo. Aunque quizás por eso soy la persona más triste que hay, o al menos eso dicen mis amigos. Soy Billie y probablemente todos los psicólogos, psiquiatras y doctores de Woodstock me conocen, eso ya da suficiente de qué hablar. "La bailarina que dejó de bailar por una lesión y se convirtió en la más depresiva del pueblo", eso me lo acabo de inventar, pero seguro que lo piensan.

Camino al baño intentando escapar de todo ese ruido y escándalo, no podía soportar ver a todos drogados, quería salir de ahí.

Cuando entré al baño me encontré con una chica inclinada en el lavamanos, me transmitió una energía extraña.

Tal vez debía irme, pero, ¿Por qué me quedé?

- ¿Qué miras?- di un pequeño salto al escucharla.

Me observaba por el espejo limpiándose la nariz, sus ojos estaban rojos e hinchados y su nariz de la misma forma, eso le daba un toque aterrador y al mismo tiempo atrayente.

- Lo siento, no sabía que estabas...- no terminé la frase, no sabía como llamarlo.

Me incomodaba mucho el tema, no estoy acostumbrada, sólo he escuchado sobre eso en la escuela y la televisión pero jamás he tenido relación con alguien así y tampoco quiero.

- ¿Drogándome? Tranquila.- metió su mano en el bolsillo trasero de sus jeans y saco un cigarrillo y un encendedor.

Prendió su cigarrillo y se giro para mirarme directamente a los ojos, yo no me movía, permanecía en mi lugar observando cada uno de sus movimientos esperando otro.

¿Por qué no me voy?

- ¿Quieres?- extendió un poco el cigarro hacia mí, negué con la cabeza y ella solo se encogió de hombros para después dar una calada al cigarro.

Me acerqué al lavamanos y entre mis manos tome agua para mojar mi cara, suelto un suspiro al sentir el agua fría contra mi piel.

- No te ves drogada.- soltó de repente sacando el humo de su boca robándose mi atención.

Su voz sonaba ronca y suave, no parecía drogada, si no fuera por como se veía su cara, ella parecía bastante cuerda.

- No lo estoy.- dije a secas.

- Wow.- fue lo único que dijo antes de llevarse el cigarrillo a la boca y dar otra calada, soltó el humo y volvió a hablar.- estoy segura de que por lo menos, tres personas aquí ya te ofrecieron algún tipo de droga y que te hayas mantenido sobria hasta ahora es un gran logro, un gran autocontrol.

- No necesito sus drogas para sentirme mejor.- respondí sin ninguna expresión.

O tal vez me estoy perdiendo de algo.

- No te pierdes de nada, te lo aseguro.- afirmó como si hubiera leído mis pensamientos, solté una risa sarcástica y mire sus ojos.

Oportunidades Destinadas [Billie Eilish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora