Las cuerdas rozan mi camiseta fina dejándome rasguños en el estómago. Amarran mis muñecas cortándome la circulación de los brazos. Ahora solo pido que mis padres se despierten y cuenten lo que tengan que contar, ya me da igual. Pero parece que aún estarán dormidos un rato más, a saber lo que este vampiro les ha hecho para que estén en este estado.
— Suéltame...—susurro con el aliento que me queda, llevo horas atada sin ni un sorbo de agua, mi cuerpo está agotado, y mi mente también. Pero el vampiro no está cuando levanto la vista, ya ha anochecido, y eso me hace darme cuenta de una cosa que me pone cien por cien alerta. Cuando lo vi aquella noche mató a una mujer, y eso podría darme una explicación, la cual es que, ha salido a cazar. Y eso no es bueno. Mañana por la mañana anunciarán la desaparición de la persona que matará esta noche y mientras nadie sabrá nada, su familia estará sufriendo, y él estará aquí satisfecho saboreando la sangre que aún perdurará en sus colmillos. Algo demasiado fuerte para mi en este instante. No puedo dejar que pase otra vez.
Forcejeo un poco, es mi oportunidad para liberarnos. Pero las cuerdas están demasiado ajustadas, me estará más de lo que creía. Hasta que tengo mi mayor oportunidad cuando mi teléfono empieza a sonar. EsJasmine. La mejor opción si no consigo liberarme, debo contestar y contarle todo para que pida ayuda, pero todo eso claro, si consigo coger el móvil que vibra sobre la mesa que queda frente el sillón. Un lugar complicado de alcanzar, pero debo lograrlo, ahora mismo solo me imagino que se trata de ''vida o muerte''.
O más bien, ¡se trata de vida o muerte!
Estiro mi pierna con fe de llegar hasta la mesa y acercarla a mi, mientras por detrás de la silla estoy forzajeando mis manos para sacarlas de la cuerda, aunque eso me esté creando un desgarre de piel enorme, me duele y siento la sangre circular por mis dedos, arde demasiado, pero es preferible eso que esperar a que el vampiro llegue y me mate a su antojo. No quiero ni pensarlo.
Ya queda menos, un poco más...pero aún no llego ni a rozarla. Me da demasiada rabia y también demasiado pánico. El momento en que vuelva a entrara por la puerta, se me acaba el chollo. Y eso suponiendo que dé verdad a salido a cazar y no está en su habitación o en otro lugar de la casa. Porque realmente la casa es enorme, y no me sorprendería que ahora apareciera de repente desde cualquier rincón.
Venga, venga, venga...y lo que os decía aún ni rozo la mesa, así que empiezo a caminar con la silla pegada al culo como puedo, en una posición incómoda, pero dando saltitos con la silla para acercarme un poco más y con la esperanza de no caerme. Una vez he dado un par de pasos llego a la mesa con mi pie, pero me pesa demasiado, así que opto por continuar con mi plan de dar saltitos con la silla. Entre tanto, mis manos están casi fuera de la cuerda, aunque las lágrimas me caen sobre las mejillas por el dolor que siento. Con una mano fuera me basta para coger el teléfono. Más saltitos y tengo una mano fuera. ¡Bien, bien, bien, lo voy a lograr, conseguiré salvarnos!
Contesto la llamada con la sangre aún escurriéndose por mis dedos y pego el móvil a mi oreja.
— Jas, escucha soy yo..—susurro, pero apenas deja que hable:
— ¡Eh, Kate! ¿¡donde te habías metido!?, te he llamado un montón de veces, me he pasado por tu casa pero nadie me ha abierto, estaba preocupada...dime donde....
— Shh, Jasmine cállate un momento por favor escucha, tienes que pedir ayuda, nos han se...— Iba a terminar de decirle lo que ocurría, iba a hacerlo, en serio. Pero me han arrancado el móvil de mi mano. Ha sido demasiado tarde.
— ¿Que he hecho qué? Yo no te he secuestrado, estoy siendo bueno, pero seré malo si vuelves a intentar algo más. Espero que lo hayas entendido. — Mantiene la vista fija en mi esperando que diga algo o que asienta. Pero no puedo ni mirarle, tiene sangre, ¡tiene sangre!
Lo ha echo otra vez, veo sus colmillos y sangre escurriéndose por sus labios hasta caer en su mentón. Ha matado a alguien, ¡va a acabar con el pueblo entero si continua así, y a saber si solo a matado a una persona. Es demasiado peligroso.
— Te vuelvo a repetir, ¿lo has entendido? Si, o no. Es una respuesta fácil.
— ¿A quien has matado ahora, que has hecho? — No puedo evitarlo las lágrimas se escurren de nuevo, pero esta vez no es por el dolor de mis muñecas (que aún me escuecen) sino por el hecho de pensar que hay alguien muerto, en manos de él. En manos del hombre que me ha secuestrado.
— No he matado a nadie, solo estaba merendando.— Dice irónico dibujando una sonrisa.
— ¡ A quien has matado te estoy preguntando!
— Y yo te vuelvo a repetir, que no he matado a nadie.
— Eso es imposible.
— ¡Madre mía! ¿¡Vas a seguir dándome el coñazo!? te crees que sabes mucho pero te acabas de enterar que existen los vampiros, así que...tú que sabrás de cómo funciona esto.
— ¿Cómo funciona el qué? — Se mete mi móvil en el bolsillo suspira:
— Que te calles o al final acabarás siendo mi merienda.
— Atrévete. — Le reto, aún llorando. Me da igual lo que une¡tente está claro que no me matará porque quiere algo de mi, aunque yo no sepa lo que es aún.
Me mira confuso, pensando si atreverse realmente o no. Frunce el ceño, muestra entre su labios abiertos sus colmillos a punta. Su mirada llena de ese deseo a matarme, pero le frena justo lo que me imaginaba, el hecho de que quiere descubrir algo de mi.
— ¡Vega, a qué esperas! ¡Hazlo, lo está deseando! — Tal vez así, me acabe contando lo que quiere de una vez por todas. No sé bien lo que hago, pero tengo fe. Que es lo único que ha mantenido viva hasta ahora.
— ¡Venga!
Y en este mismo instante se acerca a mi en menos de un segundo y y con sus ojos rojos abre separa aún más los labios. Su rostro queda a unos pocos milímetros del mío, Veo su mirada a la perfección. Y sé lo piensa mucho, lo cual es buena señal. Hasta que el miedo me inunda cuando decide dar el paso.
Gruñe y siento sus colmillos atravesando la piel de mi cuello poco a poco. Duele más de lo que me imaginaba. Y también me doy cuenta de que ha sido mala idea.
Le empujo por sus hombros pero está firme, no consigo que se quite. Forzajeo y forrajeó pero solo noto la energía despareciendo de mi cuerpo. Con descargas enormes que nos rodean, con mi corazón palpitando cada vez más sangre.
— ¡Basta ya Bayron! ¡suéltala!— Grita alguien por detrás. Se separa de mi rápidamente con rabia pero no noto nada más, solo los escucho. Espero que mi sangre reponga mi cuerpo de nuevo, pero creo que eso no pasará.
— No debes estar aquí. — Contesta él.
— Y tú tampoco, ¿qué estás haciendo? Te dije que mantuvieras las manos quietecitas, ¿tanto que costó?
— Pues si, ahora vete. — Sigue cabreado por como habla, así que no sé si el hombre con el que habla es bueno o no, pero me vale que le haya frenado, porque probablemente ya estaría muerta si no hubiera intervenido.
Unos pasos se acercan a mi, mientras ambos siguen hablando. No llego a ver quien me quita la cuerda, ya que está detrás. Pero me estoy liberando, aunque no llegue a ver nada más después que me diga:
— Tranquila...— Mi energía se desgasta al cien por cien, mi cabeza se derrumba, noto como la sangre ya no circula en mi como debería, mis párpados me pesan...
Quedo inconsciente. Otra vez.
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Ángelus, el despertar
RomantizmDos vampiros obsesivamente adictos a la misma joven, uno la quiere para sus malos planes, y el otro la quiere para tenerla a salvo de su hermano. ¿Pero hasta cuánto podrá protegerla sin acabar queriéndola? ¿Y su hermano, realmente es tan malo? ¿Y...