Para el lunes por la mañana, Taehyung ya se encontraba subiendo el elevador del lujoso edificio de departamentos que tanto conocía. Para su sorpresa, el fin de semana había sido realmente tranquilo, Namjoon no lo interrogó sobre su negativa a renunciar a su trabajo y su padre se mantuvo estable hasta que se fue a su propio departamento el domingo por la tarde, dónde pasó el resto del día limpiando. Había pasado un tiempo desde que había tenido unos días tan tranquilos, al menos no recordaba algunos desde que Hyemin llegó de improviso.
A juzgar por la llamada que tuvo con su jefe el sábado en la noche, Jungkook no podría decir lo mismo del suyo. Si era sincero, él tampoco había dejado de pensar en todo lo que había escuchado en esa llamada, en el misterio que parecía nunca terminar que rodeaba a la pequeña niña. Había muchas cosas que todavía tenían que resolver y mucho trabajo pendiente que atender, por lo que esperaba tener las energías necesarias para enfrentar esa semana, pues no podía dejar pasar el mal presentimiento que le provocaba toda la situación.
Salió del elevador y se dirigió de inmediato al departamento de Jungkook, esta vez no dudo ni un solo instante e ingresó el código de la puerta como su esa fuera su propia casa. Como ya se estaba volviendo costumbre, el sonido de la televisión fue el primero en darle la bienvenida, seguido de inmediato por el pequeño remolino de cabello negro.
―¡TaeTae! ―gritó Hyemin desde la sala. Desde ese ángulo era imposible que lo viera, pero la niña no parecía tener ninguna duda de que se trataba de él. Para cuando terminó de retirarse los zapatos, ella ya estaba ahí de pie―. Buenos días.
―Buenos días, linda ―contestó con una sonrisa―. ¿Dónde está Jungkook?
―Bañándose, llegó tarde.
Taehyung asintió, conocía lo suficiente la rutina de su jefe como para saber que había ido al gimnasio, antes se saltaba ese paso los lunes debido a la resaca, ahora mantenía la rutina la semana completa. A Jungkook seguía sin agradarle el gimnasio común del edificio, pero ya no se quejaba tanto como al inicio, cuando la niña usurpó la habitación que ocupaba para hacer ejercicio. Puede que en el futuro incluso disfrute la compañía del hombre sudoroso que también va todas las mañanas.
―¿Ya desayunaste? ―siguió preguntando mientras seguía a la niña a la sala.
―La comida está en el horno ―contestó la niña como si fuera lo más normal del mundo.
Taehyung se preguntó qué clase de desayuno necesitar estar en el horno, aunque conociendo al pelinegro podría ser cualquier cosa. También se preguntó si habría una ración para él.
―¿Saliste con Jungkook el fin de semana? ―cuestionó con curiosidad.
―¡Sí! Fuimos a un lugar donde había un tobogán gigante y después a uno dónde había más juegos.
Él lo sabía, Jungkook había sido muy cuidadoso con los detalles en su llamada del sábado, pero tenía curiosidad por la perspectiva de la niña en cuanto a todos los sucesos del día.
―¿Te divertiste?
―Sí, Jungkookie oppa me enseñó a pelear con los botones y la palanca y jugué con otros niños y también comimos helado y vimos una película, oppa dijo que le gustó ―dijo la niña con celeridad, cosa que le provocó una sonrisa al mayor. Ella se veía tan feliz hablando de aquello, con ellos brillantes y mejillas regordetas debido a su propia sonrisa, como si la niña callada y tranquila que había conocido hace algunas semanas hubiera desaparecido.
―Con que le gustó la película ―fue su respuesta al notar que la atención de la menor se dirigía de nuevo a la enorme pantalla de la sala.
―La abuela no era tan mala como parecía. ―Se escuchó desde la parte de atrás, por lo que Taehyung giró solo para encontrarse a su jefe, quien terminaba de abotonar una camisa oscura que parecía hecha a la medida―. Además, descubrí que Hyemin tiene el poder de recitar esa película palabra por palabra.
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Fuera de la oficina | KookV
FanficJungkook tenía la vida con la que siempre había soñado, se dedicaba a lo que quería y tenía la libertad que desde pequeño había buscado. Pero las cosas podían cambiar de la noche a la mañana o, más específicamente, con un simple llamado a la puerta...