Capitulo 2 - Es solo el principio

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Era un nuevo día en la ciudad... uno de esos días en los que el cielo parecía estar envuelto en un manto de nubes grises y el aire traía consigo un toque de frío que anunciaba la llegada del otoño. Las calles de la ciudad, típicas de los años 80, estaban llenas de vida, aunque algo apagadas por la falta de sol

El sonido de los motores y el bullicio de la gente creando una sinfonía constante que llenaba el aire. La arquitectura de los edificios, con sus fachadas de ladrillo y sus letreros de neón, daba al lugar un aire de simplicidad

Los automóviles, con sus carrocerías cuadradas y colores llamativos, se alineaban en las calles junto a las aceras bordeadas de árboles que, en esta época del año, comenzaban a perder sus hojas... La ciudad tenía un ritmo propio, un latido constante que resonaba en cada esquina, desde las tiendas de discos hasta los pequeños cafés que ofrecían café recién hecho y revistas. Sin embargo, en medio de todo ese bullicio, había un lugar donde el tiempo parecía detenerse... el Hospital General

El hospital se erigía majestuoso en el centro de la ciudad, un edificio imponente con varias plantas, todas pintadas de un blanco pulcro que brillaba aún en los días más nublados. Las ventanas alineadas ordenadamente reflejaban el cielo gris, y las puertas automáticas se abrían y cerraban al ritmo de la entrada y salida de personas. A pesar de su tamaño, el hospital mantenía un aire de calidez, con jardines bien cuidados que rodeaban la entrada principal, ofreciendo un pequeño respiro de la vida urbana que lo rodeaba

Dentro del hospital, los pasillos eran anchos y luminosos, con suelos de baldosas brillantes que resonaban bajo los pasos de quienes los recorrían... en la recepción, el ambiente era una mezcla de calma y tensión. Las sillas de espera estaban ocupadas por personas de todas las edades, algunas mirando el reloj con ansiedad, otras leyendo revistas para distraerse del inevitable paso del tiempo

Allí, sentado en una de esas sillas, estaba Bill... A diferencia del día anterior, Bill vestía una camisa azul fuerte, bien ajustada a su musculoso torso, combinada con unos tirantes que completaban su apariencia de hombre trabajador... pero también de alguien con estilo propio
A pesar de su apariencia robusta y confiada, el lenguaje corporal de Bill contaba otra historia. Sus manos estaban entrelazadas, sus dedos apretando con nerviosismo. Sus pies, que no dejaban de moverse, y la forma en que miraba constantemente hacia la puerta indicaban claramente que estaba nervioso y angustiado

De repente, una enfermera salió por una puerta lateral, caminando hacia la sala de espera. Al ver a Bill, una leve sonrisa apareció en su rostro, y, haciendo un esfuerzo por mantener la calma, se acercó a él

S-Señor Hall, ya puede pasar...-dijo ella con una voz suave, intentando disimular el nerviosismo que sentía al verlo

Mientras esperaba su respuesta, la enfermera no pudo evitar observarlo discretamente... sus ojos recorrieron la figura de Bill, su amplia espalda, su camisa ajustada, y de repente sintió cómo sus mejillas comenzaban a sonrojarse... Avergonzada por su reacción, bajó la mirada, intentando que él no lo notara

Bill, por su parte, sintió un gran alivio al escuchar las palabras de la enfermera. Un suspiro de alivio salió de sus labios y una sonrisa genuina, amplia y cálida se formó en su rostro

Muchas gracias, señorita-dijo él, con un tono amable y agradecido, antes de levantarse y seguir a la enfermera por los pasillos del hospital.

La enfermera, aún tratando de calmar sus nervios, caminó delante de Bill, conduciéndolo a la habitación de su abuela. Aunque su mente estaba distraída por la presencia del hombre que la seguía, intentó mantener su compostura y concentrarse en su trabajo.... cada paso que daba la hacía más consciente de su propia torpeza, y cuando finalmente llegaron a la puerta de la habitación, su voz salió algo temblorosa

Hora de aventura; "En busca de un corazon"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora