Capítulo 5 - Expedición y... Reloj...

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A-Argh... mi cuerpecito— Murmuró Bill mientras se despertaba lentamente, sintiendo cada músculo de su cuerpo protestar mientras intentaba incorporarse— Todo... T-Todo me duele~...

El dolor lo embargaba por completo, y un gemido escapó de sus labios al mover sus extremidades adoloridas. A pesar de la incomodidad, agradeció estar vivo...

Se levantó con dificultad, tambaleándose un poco mientras intentaba recuperar el equilibrio. La sensación de la nieve bajo sus pies lo sorprendió, y al mirar a su alrededor, notó que el lugar en el que había caído estaba cubierto por un grueso manto blanco. La nieve, fría y compacta, había amortiguado su caída y posiblemente salvado su vida...

Bill alzó la vista, observando la abertura en el techo por la que había caído. Era un agujero lejano, apenas visible entre las sombras que lo rodeaban— Oh... mierda... —Murmuró, la realidad de su situación lo golpeó de golpe

Debía encontrar una forma de regresar a la superficie, pero más que eso, estaba preocupado por Simon y Betty. ¿Estarían bien? ¿Habrían logrado escapar del derrumbe de la cueva? La incertidumbre lo carcomía, pero sabía que quedarse allí no resolvería nada...

Con ese pensamiento en mente... comenzó a caminar, observando atentamente su entorno. El lugar en que se encontraba parecia mucho a una Mazmorra... como aquellas de las Simon tanto le habia hablado de sus expediciónes

Sus paredes formadas por bloques de piedra antigua, ennegrecida por el tiempo y la humedad. Los símbolos extraños y runas misteriosas que adornaban las paredes eran aún más inquietantes. Estaban grabados en la roca con una precisión que parecía casi imposible, y brillaban débilmente con una luz etérea que se reflejaba en las superficies heladas... Cada paso que daba resonaba en el espacio vacío, amplificado por la acústica cavernosa, creando una atmósfera casi de muerte...

El aire era denso y frío, impregnado de un olor a humedad y descomposición, como si las entrañas de la tierra escondieran secretos que el tiempo había intentado borrar sin éxito. A medida que avanzaba, el leñador no pudo evitar sentir una creciente sensación de inquietud, como si el lugar mismo estuviera observándolo... esperando a que cometiera un error

Este lugar da miedo... —Murmuró Bill, caminando con cautela. Había algo en este lugar que no le daba buena espina... su intuición se lo decía

Después de caminar durante lo que le pareció una eternidad, Bill se detuvo... ahora tenia un nuevo problema

El camino estaba bloqueado por un montón de troncos enormes, apilados uno sobre otro como una barrera. Los troncos eran gruesos y parecían haber estado allí durante siglos, sus superficies ásperas y cubiertas de musgo congelado. A primera vista, parecían impenetrables

Bill se quedó un momento evaluando la situación... pensando en sus opciones...

No había forma de rodear los troncos, y trepar por encima de ellos parecía imposible debido a su tamaño y al hielo resbaladizo que los cubría. Sin embargo, una idea surgió en su mente, una idea que resonó con la misma lógica y práctica que había aprendido a lo largo de los años

¿Pero en que estoy pensando? —Dijo, golpeándose la cabeza, como si se estuviera regañando a él mismo— ¡Soy un Leñador! —Exclamó, su voz llena de determinación

Tomó su hacha, su confiable herramienta que había traído para situaciones como esta, y decidió que su única opción era talar los troncos uno por uno.

Con determinación, se preparó para la ardua tarea. El primer golpe del hacha resonó en la mazmorra, el sonido reverberando en las paredes de piedra... El impacto fue firme, y Bill notó que la madera, aunque era dura, comenzaba a ceder

Hora de aventura; "En busca de un corazon"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora