Capítulo 13 - El fin...

59 7 13
                                    

En una pradera interminable, llena de miles de amapolas que tapizaban el suelo como un suave manto rojo, una densa niebla flotaba sobre el paisaje. La bruma era espesa pero permitía ver con cierta dificultad el horizonte, como si el mundo se ocultara tras un velo blanquecino...

Caía nieve ligera, copos delicados que se posaban en los pétalos, creando una capa brillante que contrastaba con el vivo color de las flores. Era un paisaje de ensueño, uno que parecía existir más allá del tiempo, donde la naturaleza danzaba entre lo real y lo fantástico

Un tocadiscos se encontraba en una mesa cercana, reproduciendo una suave melodía que flotaba en el aire como el propio viento. A diferencia de otras veces, la música no estaba distorsionada por interferencias extrañas o chirridos mecánicos

Era suave, envolvente y llena de vida, como si las notas estuvieran cargadas de emoción. El sonido de cuerdas vibraba en perfecta armonía, transportando a quien la escuchara a un estado de calma.

En el centro del espacio, sobre un elegante sillón de terciopelo rojo, una figura masculina descansaba cómodamente...

El hombre, o al menos lo que aparentaba ser un hombre, estaba compuesto enteramente de humo. Una nube oscura y densa que tomaba la forma de un cuerpo humanoide. Sus proporciones eran perfectas, con una postura que irradiaba poder. Dos brillantes luces rojas, ardientes como brasas, se destacaban en el lugar donde deberían estar sus ojos

Miraban fijamente a un punto en el libro que sostenía con sus manos hechas de humo, un libro titulado "El Mago de Oz". Era una figura imponente, casi aterradora, pero que al mismo tiempo mantenía una elegancia innegable (Fino)

Vestía un esmoquin negro que, curiosamente, parecía ajustarse perfectamente a su cuerpo, a pesar de que no tenía sustancia física alguna

Este ser, no era otro que el mismo Oz. Él leía tranquilamente mientras la melodía continuaba llenando el aire. Sin embargo, la paz se vio interrumpida abruptamente por un estruendo, como el crujir de un árbol gigantesco al caer al suelo...

El sonido reverberó por toda la pradera, haciendo temblar las amapolas y agitando la nieve que caía delicadamente

Oz, molesto por la interrupción, levantó su mirada del libro, observando hacia el origen del ruido. Sus brillantes ojos rojos se fijaron en una figura que estaba a pocos metros de distancia

...¡Bill!...

exclamó Oz con voz profunda, aunque ligeramente fastidiada

...Te he dicho cientos de veces que no dejes caer los árboles con tanta fuerza al suelo, eso daña las flores...

El enorme y musculoso leñador estaba de pie a unos cinco metros de donde Oz se encontraba. Bill respiraba pesadamente, con el sudor corriendo por su frente mientras sostenía su gran hacha con ambas manos. A su alrededor, se podía ver el gigantesco tronco de un árbol que acababa de derribar

El árbol era descomunal, de un diámetro que ningún humano normal habría sido capaz de cortar. Su tronco estaba marcado por profundos hachazos, la madera rota y astillada en el punto de impacto, y ramas que caían desordenadas a su alrededor, esparciendo hojas secas por todas partes

¡¿Cómo quieres que haga eso?! —exclamó Bill, señalando con frustración el árbol caído— ¡Es un monstruo de árbol!

El árbol que había derribado era una auténtica maravilla de la naturaleza. Un roble de dimensiones colosales, con ramas tan gruesas como troncos menores y raíces que se hundían profundamente en el suelo. Habría sido un titán entre los árboles, uno que ningún leñador ordinario habría soñado en talar con un simple hacha...

Hora de aventura; "En busca de un corazon"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora