B-Bill... no... no es necesario...~ —murmuró Marceline, con su voz suave y algo temblorosa
Su rostro pálido estaba completamente enrojecido, como si el rubor le quemara las mejillas. Avergonzada, apretaba a Hambo con más fuerza contra su pecho, usando a su fiel peluche para cubrirse parcialmente...
Sus pequeños brazos rodeaban al muñeco con una ternura que acentuaba lo adorable de la situación, mientras sus ojos miraban de reojo al gigante que la sostenía, evitando contacto visual directo
Había una mezcla de emociones en su expresión: vergüenza, sí, pero también una felicidad que la hacía sentirse cálida por dentro, como si el simple hecho de estar en los brazos de Bill le brindara un refugio que nunca antes había sentido
Bill caminaba con pasos firmes pero cautelosos a través de los oscuros y húmedos pasillos de la fábrica, intentando no hacer ruido para no atraer la atención de más guardias
Su cuerpo herido le pesaba, los cortes y golpes de su reciente lucha le pasaban factura, pero él no parecía quejarse
En sus brazos, sostenía a la pequeña Marceline con una delicadeza sorprendente para alguien de su tamaño. Sus manos, acostumbradas a empuñar hachas y a talar árboles, ahora actuaban con la misma suavidad que las de un cuidador, asegurándose de que la niña estuviera cómoda y protegida mientras avanzaban
Cada paso que daba parecía calculado, a pesar del dolor evidente en sus músculos
Jeje, no te preocupes... no me molesta —respondió Bill con una sonrisa cálida que iluminó su rostro curtido por el trabajo y la batalla
Era el tipo de sonrisa que podía apaciguar tormentas, una mezcla de ternura y seguridad que hacía que cualquier preocupación pareciera insignificante
Aunque su cuerpo estaba adolorido, esa sonrisa nunca se desvanecía, y sus pasos, aunque lentos, eran constantes. Sentía el peso de las heridas recientes, el ardor en su costado donde un disparo lo había alcanzado de refilón y el dolor punzante en su ojo lastimado, pero todo eso quedaba en segundo plano
Lo único importante ahora era sacar a Marceline de allí....
Marceline, a pesar de sus intentos de sonar valiente, no pudo evitar preocuparse. Su mirada se clavó en las cicatrices frescas de Bill, y su voz salió apenas como un murmullo
P-pero... estás herido... —dijo, su voz temblando entre preocupación y timidez
La niña no quería que Bill se forzara demasiado; ya había hecho tanto por ella, había luchado para salvarla, y ahora lo veía cargándola a pesar del dolor evidente. Sin embargo, aunque sus palabras eran de preocupación, en el fondo de su corazón no deseaba que él la soltara
Ese sentimiento cálido que la invadía cada vez que la sostenía era algo que no había experimentado antes, y por nada del mundo quería que ese momento terminara
Bill, notando la inquietud de la niña, ajustó su agarre ligeramente, abrazándola con más firmeza pero sin perder la suavidad. La sonrisa cálida seguía en su rostro, como si quisiera tranquilizarla solo con su presencia
No te preocupes por mí, Marcy... Estoy bien. Lo único que me importa es que tú estés a salvo... —le respondió con su voz baja y profunda, cargada de afecto y una inquebrantable firmeza
Cada palabra que decía parecía reforzar la seguridad que le transmitía a Marceline, y la forma en que la miraba hacía que cualquier preocupación de la niña pareciera desvanecerse, aunque su corazón latiera con más fuerza al escuchar esas palabras
El corazón de Marceline dio un vuelco. Esas palabras, esa preocupación genuina, solo hacían que esa extraña sensación en su pecho creciera aún más
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Hora de aventura; "En busca de un corazon"
Roman d'amourBill Hall es un leñador humilde que dedica su vida a trabajar en las profundidades del bosque de Hanks. Con su cuerpo musculoso y una fuerza impresionante, podría parecer un gigante intimidante, pero la verdad es que, detrás de esa apariencia impone...