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El bosque está tranquilo, hay una suave ventisca que hace bailar las hojas y apenas es visible el lugar por la oscuridad que lo cubre.

Felix se detiene con la vista en las estrellas, admirándolas mientras la tenue luz ilumina su rostro.

-Son muy lindas -dice sin apartar la mirada-. Desde aquí se ven pequeñas -continúa-. Pero no son lo que parecen -suelta esto último ahora viéndolo a él.

-¿Por dónde quieres empezar? -Pregunta sentándose sobre el césped. Palmea el lugar a su lado para que Felix haga lo mismo.

-¿Por qué me lo ocultaron? -Es lo primero que le cuestiona mirándolo fijamente.

-Nuestra existencia es un secreto a voces, una leyenda -el menor parece querer refutar, pero no lo deja-. No es solo por eso que no te dijimos nada, sino que también nos importa tu seguridad, Felix.

-¿De quién debería estar seguro?

-De La Orden.

-¿Qué es eso?

Se toma un momento en responder, tratando de encontrar las palabras para que todo sea más simple de explicar.

-Nosotros tenemos un líder, pero él no manda solo, hay una... ¿organización? Podría decirse -responde, Felix asiente lentamente entendiendo-. Tenemos nuestras leyes y suelen ser muy conservadores con estas. Nada de relaciones con los humanos, nada de revelar nuestra identidad, ser completamente discretos y esas cosas, sino las cumples te matan.

El temor en el rostro de Felix lo hace reír con burla, aunque esto no tiene nada de divertido.

-Y si un humano que no sea de La Secta sabe de nuestra existencia y La Orden se entera, lo va a matar.

-¿La Secta? ¿Qué es eso?

-Humanos que nos ven como Dioses y nos donan su sangre.

-¿Donan? -Pregunta Felix con ironía.

-Ellos se sacrifican por nosotros, muchos buscan convertirse en un Inmortal y otros solo quieren que su Dios tome su sangre -Felix frunce el ceño.

-¿Un Inmortal?

-Así nos hacemos llamar, tu gente nos conoce como vampiros.

-Oh.

El rubio medita todo un momento, no es fácil procesar tanta información y eso que solo es la punta de todo.

-¿Pero qué tiene de malo que un... Inmortal tenga algo con los humanos?

-Los humanos son una raza débil, tener algo, querer algo, sentir algo por ellos es una debilidad, y nosotros no somos débiles.

Al menos eso creía, pero no están del todo equivocados los que piensan así.

Porque ahora más que nunca su única debilidad tiene un nombre y está a su lado.

Un silencio se forma mientras la información recabada se asienta en la cabeza del menor.

-Entonces, ¿si La Orden se entera de que yo sé...? -asiente y lleva a su mirada a las estrellas, le recuerdan a Felix-. Bueno, si llegaran a sospechar algo, solo debo fingir que no los conozco, ¿no?

-Ojalá fuera tan sencillo -el rubio lo mira esperando una respuesta-. Ellos entran a tu mente, Felix, si quieren saberlo, lo sabrán.

-¡¿Si pueden leer mentes?! -La manera asustada en la que lo dice le saca una risa.

¿Está preocupado por eso, pero no porque su vida peligra?

Típico de Lee Felix.

-No todos, es más complejo que eso, pero si podemos comunicarnos sin hablar -un sonrojo cubre las mejillas del pecoso y cubre su rostro avergonzado.

The orderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora