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Parte dos.

15 de septiembre, 1904.

Es el cumpleaños de Felix, tiene preparada grandes sorpresas para el menor.

Después de todo, no siempre se cumplen veinte años.

Está emocionado, tanto que ha tomado la mitad del día libre para ir a casa con su prometido.

Compró flores de camino, las favoritas de Felix y un pequeño pastel, le hubiera gustado uno más grande, pero el dinero no es suficiente para darse ese lujo.

Y aunque quiere darle lo mejor a Felix, sabe que cualquier mínimo detalle le encantará.

Ah, lo ama tanto.

—¡Llegué! —Anuncia cuando ingresa a la casa, pero no tiene respuesta—. ¿Amor? —Nada.

Camina entre el pasillo, no parece haber nadie en la cocina ni en el pequeño salón recibidor, ni lo vio fuera.

—¿Lix? —Vuelve a preguntar avanzando hacia su habitación.

Abre la puerta, pero Felix tampoco está ahí.

Aunque Jeongin sí.

Esto no le gusta nada.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta con el ceño fruncido—. ¿Dónde está Felix?

El castaño ríe y niega mientas se levanta de la cama y camina hacia él.

—Fue a comprar unas cosas, debería tardar un poco —le dice aquel chico—. Que lindas flores, ¿son para él?

—Sí, es su cumpleaños.

—Aw, ¿en serio? —Asiente—. No me lo dijo.

—No le gusta que los demás gasten en él —responde, y es verdad, no supo el cumpleaños del menor hasta que comenzaron a salir, desde pequeño fue alguien muy misterioso.

—Parece que lo conoces mucho, Hyunjin —dice Jeongin acercándose peligrosamente a su cuerpo.

—Sí, es mi prometido —suelta con el pecho lleno de orgullo.

—Claro —susurra con desgane—. ¿Cuánto llevan conociéndose?

—¿No te lo ha dicho él? —Se gira para salir de la habitación, la cercanía de ese chico le incomoda.

Se dirige hacia la sala y toma asiento, Jeongin se queda de pie enfrente suyo.

El ambiente se pone tenso, necesita relajarse. Saca un cigarrillo, lo enciende y lo lleva a su boca bajo la intensa mirada del castaño.

—Desde niños —responde el contrario ganándose un asentimiento de tu parte—. Crecieron juntos —vuelve a asentir—. ¿No te has aburrido ni un poco de él?

Levanta la vista observando cómo Jeongin se acerca lentamente hacia su lugar, y en un segundo tiene los brazo de ese chico a cada lado de su cabeza, atrapando su cuerpo contra el sofá.

—¿Jeongin? —Lo llama nervioso.

—Hay muchas chicas más lindas, e incluso chicos...

—¿Jeongin que estás haciendo? —Pregunta al sentir el aliento de ese chico contra su rostro.

El nombrado se sube sobre su regazo y se congela, sus manos quedan quietas sobre el sofá, el castaño quita el cigarrillo de su boca y le da una calada para después soltar el humo sobre su rostro.

Sus ojos se miran fijamente, la mirada de Jeongin oscura pasa a un color granate intenso y es casi como si intentara entrar a su cabeza, siente una leve migraña con solo mirarlos.

The orderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora