Capítulo 4: Sombras en el Espejo

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La Decisión de David

David ha pasado la noche en la mansión Ashcroft, pero su sueño ha sido inquieto, plagado de pesadillas y sensaciones extrañas. Aunque todavía está abrumado por lo que ha descubierto en los diarios de la familia Ashcroft, siente una necesidad apremiante de ver el espejo de cerca. La noche anterior lo había visto, pero desde la distancia, y no se atrevió a mirarlo detenidamente. Ahora, motivado por una mezcla de curiosidad y temor, decide que es hora de investigar el espejo directamente.

Elena, aunque claramente reticente, lo acompaña. En su rostro hay una mezcla de resignación y desesperanza, como si supiera que no puede detener lo inevitable. Ella le advierte de nuevo sobre los peligros del espejo, pero David, decidido a seguir adelante, insiste en que su conocimiento sobre lo paranormal puede ayudar a comprender lo que ocurre.

Ambos vuelven a la habitación donde el espejo ha estado custodiado desde que Mark desapareció. Esta habitación, ubicada en una sección casi olvidada de la mansión, tiene una atmósfera cargada de energía oscura. La descripción detallada del espacio ayuda a establecer el estado de ánimo tenso. Las paredes están cubiertas de telares antiguos, las ventanas están selladas, y el aire dentro es casi irrespirable, como si no hubiera sido ventilado en décadas.

El espejo está cubierto con una sábana blanca y polvorienta, lo que sugiere que, aunque ha sido una fuente de terror para la familia, también ha sido algo que han intentado reprimir, mantener fuera de vista. Elena vacila antes de quitar la sábana, temiendo lo que pueda ocurrir. Sin embargo, David, que siente la urgencia de enfrentarse a lo que ha aprendido, la ayuda a levantarla. Lo que revelan es un espejo inmenso, de unos dos metros de alto, con un marco dorado, decorado con símbolos esotéricos que parecen retorcerse a la vista de quien los contempla por más tiempo.

David observa el espejo con detenimiento, pero lo que lo desarma es la manera en que las grietas en su superficie parecen moverse, como si estuvieran vivas. La imagen reflejada de la habitación está distorsionada, creando una sensación de malestar en su estómago. Hay algo inherentemente incorrecto en la imagen que proyecta el espejo; los objetos en la habitación parecen estar en su lugar, pero las sombras son más largas y oscuras de lo que deberían ser.

Es aquí donde David siente por primera vez una presencia en el espejo. Al principio, lo atribuye al cansancio o a su mente jugando trucos después de las revelaciones del día anterior. Sin embargo, a medida que se acerca al espejo, comienza a percibir sombras que no coinciden con la disposición de la habitación. Son sombras que parecen estar moviéndose detrás de la superficie del espejo, como si pertenecieran a una realidad diferente.

Elena, que hasta ahora ha permanecido en silencio, rompe su mutismo para decirle a David que ha visto esas sombras antes. En su voz hay un tono de pánico reprimido, como si recordara sus propias experiencias aterradoras. Explica que esas figuras comenzaron a aparecer poco después de que Mark pasara días mirando el espejo. Al principio, eran solo pequeños movimientos, pero con el tiempo se volvieron más claras, hasta el punto de que Mark afirmaba que las figuras intentaban comunicarse con él.

En este momento, la situación cambia drásticamente. Mientras David se concentra en las sombras, algo dentro del espejo parece despertar. Las grietas, que antes parecían aleatorias, ahora comienzan a brillar débilmente con una luz antinatural. La habitación entera se llena de un frío insoportable, como si la temperatura hubiera caído abruptamente. David, sintiendo el peligro inminente, intenta apartar la vista, pero algo en el espejo lo mantiene hipnotizado.

Una figura oscura emerge de las profundidades del reflejo, primero borrosa, pero luego tomando una forma más definida. Se trata de una figura humanoide, alta y delgada, con extremidades alargadas y un rostro indefinible, como si estuviera compuesto de sombra pura. La entidad no parece estar reflejada desde la habitación, sino que parece habitar dentro del espejo, acechando desde otro plano.

La figura comienza a acercarse al borde del espejo, y David, por primera vez, siente una auténtica sensación de peligro físico. Aunque está convencido de que el espejo es un portal, no había anticipado que lo que habitara dentro podría intentar cruzar a su mundo. La situación se vuelve cada vez más surrealista cuando la figura extiende una mano hacia el borde del espejo, y la superficie reflectante parece ondular como agua, permitiendo que la mano comience a salir del marco.

Elena, que hasta este momento había estado paralizada por el miedo, comienza a gritar. Le ruega a David que se aleje del espejo, pues ha visto antes lo que puede suceder. Según ella, fue en este punto en el que Mark desapareció. Su hermano también había sido testigo de una figura similar intentando atravesar el espejo, y después de ese incidente, nunca volvió a ser el mismo. Poco tiempo después, desapareció sin dejar rastro.

David, finalmente recuperando el control de su cuerpo, da un paso atrás justo cuando la figura en el espejo parece a punto de cruzar por completo al mundo real. El espejo, como si reaccionara al miedo palpable de los dos presentes, comienza a emitir un sonido agudo, como el chillido de metal desgarrándose. Las grietas se iluminan aún más, y de repente, la figura es arrastrada de vuelta al interior del espejo, como si una fuerza invisible hubiera tirado de ella hacia el otro lado.

La superficie del espejo se oscurece y se calma, pero la atmósfera en la habitación sigue siendo pesada, llena de una energía inquietante. David, temblando por lo que acaba de presenciar, comprende que el espejo no solo es una ventana a otro mundo, sino una puerta por la cual las entidades del otro lado están tratando de pasar. Elena está visiblemente alterada, pero también parece resignada a la idea de que esto es solo el comienzo de algo mucho más grande y peligroso.

 David y Elena alejándose de la habitación del espejo, conscientes de que no pueden simplemente ignorar lo que han visto. Ambos comprenden que el espejo está despertando, y que la entidad que habita en su interior ha comenzado a actuar de manera más agresiva. David, aunque asustado, siente una creciente determinación por descubrir el verdadero origen de la maldición y detenerla antes de que algo peor ocurra.

Elena, por su parte, parece estar cayendo más profundamente en la desesperación, sintiendo que la maldición es ineludible y que pronto podría ser su turno de desaparecer, como su hermano. David, sin embargo, le asegura que no permitirá que eso ocurra, prometiendo que hará todo lo posible por liberar a la familia Ashcroft de la influencia del espejo.

La Maldición del Espejo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora