La Calma Después de la Tormenta
El salón principal está en completo desorden: fragmentos del espejo roto cubren el suelo, y la atmósfera es densa, cargada de una extraña mezcla de alivio y tensión latente. David y Elena, agotados y aturdidos, intentan procesar lo que acaba de ocurrir. Aunque lograron realizar el ritual y cerrar el portal, ambos sienten que algo no está del todo bien.
Elena, en particular, sigue sintiendo la presencia de las entidades, aunque ya no se manifiestan de forma tan agresiva como antes. Se siente observada, como si las sombras en las esquinas de la habitación aún albergaran fragmentos de las criaturas que antes los acechaban. David, por su parte, intenta consolarla, convenciéndose de que todo ha terminado, pero no puede evitar notar que la mansión sigue impregnada de una energía oscura, como si la esencia del espejo no hubiera sido completamente erradicada.
Uno de los aspectos clave que se desarrolla en este capítulo es la influencia residual del espejo roto. Aunque ya no tiene el mismo poder que antes, sus fragmentos parecen contener aún una parte de la maldición. David, que había planeado destruir todos los pedazos del espejo, comienza a notar comportamientos extraños a su alrededor. Los fragmentos de vidrio reflejan sombras que no deberían estar allí, y cada vez que se acercan a ellos, sienten un escalofrío recorriendo su espina dorsal.
David decide recoger todos los fragmentos y encerrarlos en un baúl que encuentra en el sótano, esperando que al alejarlos de la vista, la influencia del espejo disminuya. Sin embargo, Elena no está convencida. Desde el momento en que se rompe el espejo, sufre una serie de pesadillas recurrentes en las que el espejo vuelve a unirse, y las entidades emergen de nuevo para arrastrarla hacia el otro lado. Estas pesadillas son intensamente vívidas, y Elena despierta en medio de la noche empapada en sudor, sintiendo que las sombras dentro de su habitación están vivas.
A lo largo del capítulo, la mansión Ashcroft se convierte en un personaje en sí mismo, con su presencia opresiva y cambiantes estados de ánimo. Desde el momento en que el espejo fue destruido, la casa parece haber cobrado vida de maneras inquietantes. Las puertas crujen más de lo habitual, y las escaleras emiten sonidos huecos, como si alguien caminara por ellas, aunque no hay nadie más en la casa. Las luces parpadean sin razón aparente, y en algunas habitaciones, el aire se vuelve repentinamente frío, como si una presencia invisible estuviera pasando a través de ellas.
Uno de los momentos más perturbadores ocurre cuando Elena se encuentra en el antiguo despacho de su abuelo, Lord William, buscando más respuestas sobre la maldición. Mientras hojea algunos de los diarios de la familia, escucha un murmullo detrás de ella. Al principio, lo ignora, pensando que es solo su imaginación, pero el sonido persiste. Finalmente, se da vuelta y ve, en uno de los espejos del despacho, una figura que la observa fijamente. El reflejo no es el suyo, sino el de un hombre, alto y de apariencia espectral, que parece estar envuelto en las sombras. Elena grita y el reflejo desaparece, pero el incidente la deja profundamente perturbada.
El capítulo también profundiza en el estado mental de Elena, quien comienza a mostrar signos de desgaste psicológico. A pesar de la aparente victoria sobre el espejo, su mente sigue siendo asediada por los horrores que han presenciado. Las visiones de su hermano Mark se vuelven más frecuentes, y ahora no solo lo ve en sueños, sino también en el mundo real. Constantemente cree ver a Mark en los pasillos de la mansión, en el jardín, o reflejado en las ventanas, siempre en silencio, siempre mirándola con una expresión de tristeza y advertencia.
Este aumento en las visiones de Mark pone en duda su estado de cordura. Elena comienza a preguntarse si realmente lograron romper la conexión con el espejo o si, de alguna manera, las entidades aún están utilizando a su hermano para atormentarla. Aunque intenta hablar de esto con David, él, enfocado en las tareas físicas de limpiar la mansión y asegurarse de que no queden más fragmentos del espejo, no parece entender la magnitud del conflicto interno de Elena. Esto crea una creciente brecha entre ellos, ya que ella siente que está luchando contra fuerzas invisibles que David no puede percibir.
A medida que el capítulo avanza, los ecos del pasado de la familia Ashcroft se vuelven más pronunciados. Las tragedias y muertes vinculadas a la maldición del espejo resurgen de maneras inquietantes. David, mientras revisa viejos documentos de la familia, encuentra cartas y registros que describen los últimos días de algunos miembros de la familia, quienes parecían haber sido consumidos por una locura inexplicable. En particular, la historia de Ariadne Ashcroft sigue persiguiéndolos.
David encuentra una entrada en el diario de Lord William que detalla los intentos de Ariadne de destruir el espejo antes de sucumbir a su influencia. Según el diario, Ariadne había llegado a la conclusión de que el espejo no era solo una ventana a otra dimensión, sino un objeto con conciencia propia, capaz de manipular a quienes lo observaban. Aunque David inicialmente desestima esta idea como las divagaciones de una mujer al borde de la locura, las experiencias recientes lo llevan a reconsiderar. ¿Es posible que el espejo, incluso roto, siga ejerciendo una especie de control sobre ellos?
Uno de los momentos más impactantes del capítulo ocurre cuando David tiene una visión de Lord William Ashcroft. Mientras revisa algunos de los antiguos artefactos de la familia en el desván, siente un súbito cambio en la temperatura. La habitación se vuelve helada, y cuando levanta la vista, ve la figura espectral de Lord William parado frente a él. El fantasma no habla, pero su expresión es de advertencia y desesperación. Aunque David intenta comunicarse, la figura se desvanece lentamente, dejándolo con una sensación de que algo terrible aún está por suceder.
Este encuentro lleva a David a cuestionarse si realmente lograron cerrar el portal o si, de alguna manera, las entidades siguen ejerciendo su influencia sobre la familia Ashcroft. Comienza a preguntarse si la mansión misma, con su historia de tragedia y muerte, ha sido tan corrompida por la maldición que ahora es imposible escapar de su poder.
Aunque lograron destruir el espejo, la mansión sigue resonando con una energía oscura. David y Elena están más distantes que nunca, ambos lidiando con sus propios demonios internos mientras intentan comprender qué es real y qué es producto de su imaginación. Las sombras que los rodean, aunque menos agresivas, parecen estar esperando, como si supieran que su momento aún no ha llegado.
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La Maldición del Espejo Roto
HorrorLa Maldición del Espejo Roto es una novela de terror gótico que cuenta la historia de un antiguo espejo maldito que ha devastado a la familia Ashcroft durante generaciones. En el centro de la trama está David, un historiador especializado en lo para...