Capítulo 9: Ecos del Pasado

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La Descubierta del Desván Prohibido

El capítulo comienza con un enfoque en la mansión, específicamente en una parte de la casa que David y Elena habían evitado hasta ese momento: el desván. Desde que llegaron, se les había advertido sobre la naturaleza peligrosa y maldita de ese lugar. El abuelo de Elena, Lord William Ashcroft, había escrito en sus diarios que nunca debía abrirse, pues allí residían los recuerdos más oscuros de la familia.

Sin embargo, en este punto de la historia, David y Elena ya no pueden ignorar los ecos del pasado que parecen resurgir con cada paso que dan dentro de la mansión. Deciden desafiar las advertencias y abrir el desván, con la esperanza de encontrar respuestas sobre el espejo y la razón por la cual, aunque roto, su poder aún parece influenciar su realidad. Armados con una linterna y el poco coraje que les queda, suben por las escaleras antiguas y chirriantes hasta la parte más alta de la casa.

El desván es descrito de manera minuciosa, creando una atmósfera densa y cargada de tensión. Al abrir la puerta, un aire frío y pesado los envuelve, como si el tiempo dentro del desván hubiera quedado atrapado. El espacio está lleno de polvo, con cajas y muebles cubiertos por sábanas viejas. Las paredes están adornadas con retratos familiares, pero estos retratos son diferentes a los que hay en el resto de la mansión: las figuras parecen distorsionadas, como si los artistas hubieran querido reflejar el sufrimiento que la familia Ashcroft soportó bajo la influencia del espejo.

Mientras exploran el desván, David y Elena encuentran un cofre antiguo que parece haber pertenecido a Ariadne Ashcroft, la figura trágica de la familia que se ha mencionado en capítulos anteriores. Dentro del cofre, encuentran una serie de cartas y diarios que arrojan luz sobre los últimos días de Ariadne antes de que sucumbiera a la locura provocada por el espejo.

Las cartas revelan que Ariadne había sido una de las primeras en darse cuenta de la verdadera naturaleza del espejo, y que había intentado advertir al resto de la familia. Describen con detalles espeluznantes cómo el espejo comenzaba a mostrarle imágenes de futuros terribles, no solo para ella, sino para toda la línea Ashcroft. Los extractos de su diario muestran cómo Ariadne intentaba luchar contra la influencia del espejo, pero poco a poco, comenzó a perder la batalla.

Uno de los pasajes más impactantes describe un evento en el que Ariadne, desesperada por escapar del espejo, intentó destruirlo con sus propias manos. Sin embargo, el espejo pareció responder, mostrándole imágenes de su propia muerte y advirtiéndole que cualquier intento de romperlo solo empeoraría la situación. Esto coincide con la experiencia reciente de David y Elena, sugiriendo que la destrucción del espejo, aunque necesaria, ha desencadenado fuerzas aún más oscuras.

A medida que David y Elena profundizan en los escritos de Ariadne, descubren que la maldición del espejo no comenzó con ella ni con Lord William, sino que se remonta siglos atrás. El espejo fue traído a la mansión Ashcroft por un antepasado lejano, Edward Ashcroft, quien lo adquirió en circunstancias misteriosas durante un viaje a una región remota de Europa del Este. Según las cartas encontradas en el desván, Edward fue advertido de que el espejo estaba vinculado a un antiguo culto que creía en el poder de los espejos para actuar como portales entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Edward, fascinado por lo oculto, trajo el espejo a la mansión sin comprender completamente las consecuencias. Poco después de su llegada, comenzaron a ocurrir tragedias dentro de la familia Ashcroft: enfermedades inexplicables, muertes repentinas y una creciente sensación de paranoia que afectaba a todos los miembros de la familia. Los escritos sugieren que Edward, al igual que sus descendientes, intentó destruir el espejo, pero cada intento resultó en un mayor caos. Al parecer, el espejo había sido sellado con un ritual oscuro, y romperlo liberaba una fuerza aún más poderosa.

Mientras David y Elena están inmersos en la lectura de los diarios de Ariadne, algo inquietante comienza a suceder en el desván. A su alrededor, el aire se vuelve más frío y pesado, y las sombras parecen moverse con voluntad propia. Las cajas y muebles comienzan a crujir, como si algo dentro de ellos estuviera intentando escapar. La sensación de que no están solos se intensifica, y ambos comienzan a escuchar susurros, como voces lejanas que provienen de las paredes y el suelo.

Elena, que ha sido más sensible a las presencias sobrenaturales a lo largo de la historia, siente que las entidades que alguna vez habitaron en el espejo ahora están libres y vagan por la mansión. Aunque el espejo fue destruido, su poder persiste en la forma de sombras y ecos del pasado, y ahora parecen más decididas que nunca a reclamar lo que consideran suyo.

En un momento de gran tensión, David y Elena ven cómo una figura oscura emerge de las sombras del desván. Es una figura alta, delgada, envuelta en un manto de humo negro, sin rostro, pero con una presencia que exuda puro terror. La figura se aproxima lentamente hacia ellos, y con cada paso que da, el ambiente se vuelve más sofocante. David, con el corazón latiendo frenéticamente, se da cuenta de que están enfrentándose a la esencia misma del mal que habitaba en el espejo.

David y Elena, conscientes de que no tienen las herramientas necesarias para enfrentar a esta entidad, deciden huir del desván. La escena es descrita de manera vívida, con ambos corriendo por las escaleras mientras las sombras los persiguen. Las paredes parecen retorcerse a su alrededor, y los retratos de la familia Ashcroft parecen observarlos con ojos que se mueven, como si las figuras pintadas también estuvieran atrapadas bajo la influencia de la maldición.

Mientras huyen, Elena cae y, por un momento, la entidad oscura parece alcanzarla. Sin embargo, David logra levantarla justo a tiempo, y ambos logran cerrar la puerta del desván, atrapando temporalmente a la entidad dentro. A pesar de haber escapado por el momento, ambos saben que esto es solo una solución temporal. La mansión está llena de ecos del pasado, y ahora, sin el espejo para contenerlos, las entidades que antes estaban atrapadas parecen más libres que nunca.

David y Elena reconociendo que, aunque han destruido el espejo, su verdadera batalla apenas comienza. El ritual que llevaron a cabo no fue suficiente para liberar por completo a la familia Ashcroft de la maldición. Las entidades que habitaban en el espejo ahora parecen más activas, y la mansión, con su historia de tragedias y muerte, se ha convertido en un campo de batalla donde el pasado y el presente colisionan de formas inquietantes.

Ambos saben que necesitarán respuestas más allá de los diarios de Ariadne y Lord William. La historia de Edward Ashcroft y el culto que creó el espejo será crucial para entender cómo detener definitivamente la maldición. Con esta nueva comprensión, David y Elena se preparan para lo que será el enfrentamiento final con las sombras que han plagado a los Ashcroft durante siglos.

La Maldición del Espejo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora