La Leyenda de Edward Ashcroft y el Culto Oscuro
David y Elena nuevamente inmersos en los antiguos diarios y registros de la familia Ashcroft, que encontraron en el desván en el capítulo anterior. Entre ellos, encuentran un documento que había estado escondido dentro de un cofre cerrado con llave, un grimorio que revela la historia oculta de Edward Ashcroft, el antepasado que trajo el espejo maldito a la mansión.
Según el grimorio, Edward no adquirió el espejo de manera fortuita. La leyenda cuenta que, durante uno de sus viajes a Europa del Este, Edward se encontró con una secta oculta conocida como los Custodios de las Sombras, una orden esotérica que creía en el poder de los espejos como portales hacia otras dimensiones. Esta secta le entregó el espejo, prometiéndole que le otorgaría poder y conocimiento más allá de lo imaginable, pero lo que no le dijeron era que el espejo estaba maldito.
El espejo no solo permitía ver el futuro, como Edward creía al principio, sino que también era una puerta hacia un plano oscuro de existencia donde habitaban entidades malignas. Estas entidades, conocidas como los Sombras Eternas, buscaban ingresar al mundo de los vivos a través del espejo. Los Custodios de las Sombras, conscientes del peligro, sellaron el espejo con un ritual prohibido que debía realizarse periódicamente para mantener las entidades bajo control. Sin embargo, Edward, cegado por su ambición, nunca realizó dicho ritual, lo que permitió que la maldición se propagara dentro de su familia.
David y Elena, impactados por esta revelación, se dan cuenta de que la única manera de terminar con la maldición es realizar el ritual prohibido. Sin embargo, el grimorio es claro: el ritual conlleva un gran riesgo. No solo requiere que el ejecutor se enfrente a las Sombras Eternas, sino que cualquier error podría abrir el portal de par en par y liberar a las entidades en el mundo real.
El ritual también tiene un componente personal: debe ser llevado a cabo por un descendiente directo de la familia Ashcroft. Esto significa que Elena es la única que puede realizarlo correctamente. Esta revelación pone una gran carga sobre sus hombros, ya que no solo su vida está en juego, sino también la de David y cualquier otra persona que entre en contacto con la mansión.
Antes de proceder con el ritual, David y Elena tienen una intensa conversación sobre si deben o no seguir adelante con lo que han descubierto. David, que se ha vuelto más escéptico a lo largo de la historia, se muestra reticente a realizar el ritual. Temiendo que podría desatar algo mucho peor, sugiere que simplemente dejen la mansión y traten de alejarse de la maldición, aunque sabe en el fondo que la maldición está atada a Elena y no desaparecerá tan fácilmente.
Por otro lado, Elena siente un fuerte sentido de responsabilidad hacia su familia y hacia sí misma. Sabe que huir no es una opción, especialmente después de las visiones y pesadillas que ha estado experimentando desde la ruptura del espejo. Estas visiones han ido en aumento, y Elena ha llegado a la conclusión de que las entidades están cada vez más cerca de liberarse completamente. Realizar el ritual, aunque peligroso, parece ser la única manera de evitar el desastre inminente.
Esta confrontación entre los dos personajes profundiza la tensión psicológica del capítulo. Elena se siente atrapada, sabiendo que el destino de su familia y su propia cordura dependen de lo que haga a continuación. David, por su parte, está dividido entre su deseo de proteger a Elena y su creciente sensación de impotencia frente a las fuerzas sobrenaturales que los rodean.
Finalmente, Elena decide que deben llevar a cabo el ritual, y David, a regañadientes, accede a ayudarla. Según las instrucciones del grimorio, el ritual debe realizarse en el sótano de la mansión, en un lugar llamado La Cámara de los Ecos, una habitación que hasta entonces no habían descubierto. La Cámara, según los textos, está situada en las entrañas más profundas de la mansión, y solo se puede acceder a través de un pasadizo secreto.
Elena y David pasan horas buscando el pasadizo, hasta que finalmente lo encuentran detrás de una pared falsa en el despacho de Lord William. El pasadizo desciende profundamente, y mientras lo recorren, la atmósfera se vuelve más opresiva. Las paredes están cubiertas de extrañas inscripciones, y el aire está cargado con un olor a humedad y moho. A medida que se acercan a la Cámara de los Ecos, las sombras parecen moverse más rápidamente, y los susurros que han estado oyendo a lo largo de la mansión se vuelven más audibles.
Finalmente, llegan a una puerta antigua y pesada, que parece haber estado cerrada durante siglos. Con esfuerzo, logran abrirla y se encuentran en la Cámara de los Ecos. Es un espacio circular, con paredes de piedra tallada y un suelo de mármol negro. En el centro de la habitación hay un pedestal sobre el cual deben colocar los fragmentos del espejo roto, que aún conservan su poder.
Elena, siguiendo las instrucciones del grimorio, comienza a preparar los elementos del ritual. Encierra los fragmentos del espejo en un círculo de sal, una antigua medida de protección contra las entidades oscuras. Enciende velas negras en los puntos cardinales de la Cámara y comienza a recitar las palabras inscritas en el grimorio. A medida que recita, la atmósfera dentro de la Cámara cambia. El aire se vuelve más denso, y las sombras en las esquinas de la habitación comienzan a moverse de forma inquietante.
Las palabras del ritual invocan a los Custodios de las Sombras, los guardianes que originalmente sellaron el espejo. Elena está llamando a estos seres para que la ayuden a cerrar el portal de una vez por todas. Sin embargo, lo que ella y David no saben es que los Custodios también están ligados a las entidades oscuras, y su lealtad no es completamente confiable.
Justo cuando Elena está a punto de completar el ritual, algo inesperado sucede. Las sombras en la Cámara comienzan a tomar forma, y las Sombras Eternas, las mismas entidades que han estado acechando a la familia Ashcroft durante siglos, se manifiestan en la habitación. Estas criaturas no son completamente visibles, pero se describen como figuras envueltas en oscuridad, con ojos brillantes que emanan pura malevolencia.
Las Sombras Eternas comienzan a atacar, tratando de detener el ritual. David y Elena luchan desesperadamente para defenderse, pero es evidente que las entidades son mucho más poderosas que cualquier cosa que hayan enfrentado antes. A medida que las sombras se acercan, la tensión alcanza su punto máximo. Elena, aterrada pero decidida, sabe que tiene que completar el ritual antes de que las Sombras la arrastren hacia el otro lado.
Las Sombras Eternas se abalanza sobre Elena, tratando de interrumpir sus palabras finales. En ese momento, David, en un acto de desesperación, salta hacia la sombra y la enfrenta directamente. Aunque no tiene armas ni poder contra las entidades, su sacrificio es suficiente para distraer a las Sombras el tiempo necesario para que Elena termine el ritual.
Elena pronuncia las palabras finales del rito, y una luz cegadora llena la Cámara de los Ecos. Las sombras se retuercen y gritan, y poco a poco comienzan a desvanecerse. El portal al otro lado se cierra con un estruendoso sonido, y el silencio cae sobre la Cámara.
David y Elena, agotados y magullados, se miran en silencio, conscientes de que han logrado algo increíble, pero también temiendo lo que aún podría estar por venir. Aunque el ritual ha cerrado el portal y sellado a las entidades, ambos saben que la mansión y su historia ocultan más secretos, y que la maldición de los Ashcroft aún podría tener mas secretos por descubrir.
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La Maldición del Espejo Roto
HorrorLa Maldición del Espejo Roto es una novela de terror gótico que cuenta la historia de un antiguo espejo maldito que ha devastado a la familia Ashcroft durante generaciones. En el centro de la trama está David, un historiador especializado en lo para...