Capítulo 3

142 15 0
                                    

Se quitó su camisa, dispuesto a dormir. Pero antes sin decirme nada caminó hacia una de las cajas sacando un plato para perros de la misma.

Mi cuerpo me rogaba por agua, lo vi esperándome cerca del plato de metal, le miré asustado, estaba quieto como una estatua, a centímetros de tomar el plato con mis manos, lo pateó alejándolo, casi la mitad del agua ahora estaba en el suelo.

Levanté mi mirada, él me observaba desde la altura. Sentí presión en mi pecho, pero me tragué las ganas de gritarle.

Lo sentí subir por mi cuello desde mi pecho, rozando su dedo índice con mi manzana que sobresalía un poco, se frenó bajo mi mentón levantando la mirada. Me escupió en el rostro, mis lágrimas mojaron mi rostro junto a su saliva.

—¿P-por qué? —pregunté casi susurrando.

—Bebe sin usar tus manos —dijo mientras trataba de meter sus dedos en mi boca.

Me soltó el rostro. Seguí llorando en el sitio, más lágrimas que también dependían del agua, más lágrimas que no servían para nada.

Comencé a gatear hasta llegar al plato, volví a tomarla con las manos, lo hice por reflejo, grave error, me lo arrancó de las manos, vaciando el líquido sobre mi cabeza; mojando mi ropa, abofeteó mi rostro haciendo que pequeñas gotas de agua salieran disparadas al suelo. Comencé a temblar, no solo por el frío, estaba aterrado.

Me tomó de la camisa jalándome con fuerza del pecho, levantando mi peso del suelo como si nada.

—Voy a volver a llenar esto. Escúchame —dijo jalando con fuerza el cuello de mi camisa, me estaba asfixiando.

—B-basta —dije mientras mi mandíbula temblaba.

—Si me doy cuenta que bebiste agua mientras duermo, me voy a ir de aquí y te dejaré pudrir en este almacén —expresó abofeteando mi rostro, mi mejilla ardió aún más por la capa de agua que la cubría.

Me dejó caer al suelo, se alejó de mi cuerpo, caminando hacia su colchón. Lo vi destapar una botella de agua, volvió a llenar el plato para perros con la misma.

Varias horas pasaron desde que intenté tomar agua, el miedo me hizo quedarme en el mismo sitio, ahora él dormía plácidamente, yo no podía dejar de mirarlo, saber lo que me hace, no solo eran los golpes lo que me hacían temerle, era su fuerza, el poder que tenía sobre mi, yo no sabía cómo defenderme y solo lo quería, no podía aceptar lo que pasaba, de verdad lo amaba.

No pude dormir. Toda la noche le miré mientras dormía, su respiración, sus movimientos extraños, sus manos, su boca, su cabello, todo era tan deseado por mi que por algunos segundos fantasee con el hecho de que todo lo que estaba sucediendo fuese un simple sueño, una simple pesadilla. Pero no lo era.

Cuando mi ex pareja me golpeaba solo lo aceptaba, eran momentos de ira donde ambos podíamos sobrepasarnos, donde me di cuenta que él no era el problema, el problema era yo por no alejarme, tenía miedo de no ser amado por más nadie.

Logré recuperar un poco mis sentimientos, lo suficiente para levantarme, intentando no hacer ruido logré ver que dentro de una de las cajas había una manguera de plástico. Apenas la vi me la imaginé rodeando su cuello hasta dejarlo inconsciente, aunque sabía que su fuerza podía superarme fácil, la desesperación te hace pensar estupideces.

Él seguía durmiendo sobre el pequeño colchón, se había quitado la camiseta, por lo que podía ver su torso, era deportista así que se notaba en la forma de su cuerpo. Tenía los hombros anchos y el abdomen marcado, se notaban un poco sus clavículas marcadas por su piel mestiza, tenía las manos suaves y los dedos largos. Perfecto monstruo, perfecta trampa.

Él Y MI SANGRE ¿BL? +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora