Capítulo 6

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El aburrimiento estaba matándome, al menos el hambre se había ido, comí todo, hasta parte de lo que había caído al suelo.

Pasaron varias horas desde que kai  habia salido. Traté de dormir, el sonido que producía la cadena con cada movimiento de mi cuerpo era irritante, además una gotera había comenzado a formarse desde uno de los tubos que sobresalían de la pared y se incrustaban al techo. 

Caminé hacia el pequeño charco que se había creado sobre el concreto, reflejaba como un pequeño espejo, miré mi rostro, comenzaba a notarse mi pseudo barba, como una sombra en mi rostro, nunca me creció mucho vello facial, pero debía afeitarlo de vez en cuando.

Vi mis ojeras bastante marcadas, un poco violáceas pero nada muy notorio, mi labio seguía partido, cicatrizando lentamente, sonreí, no tenia razón de hacerlo, pero una vez mi madre me dijo que el simple hecho de hacer el gesto de sonrisa podía hacerte sentir mejor, quizás un poco feliz, solo un poco.

Caminé hacia las cajas, la cadena se arrastró resonando en mi cráneo. Abrí una de las que podía alcanzar sin estrangularme.

Cinta adhesiva, algunos cartuchos de impresora, varias cajas de jeringas, dos cajas de clips, una de grapas y cinta adhesiva esteril. También habían varias carpetas vacías, una caja de lapiceros e hilo de suturas.

Saqué una de las jeringas, me pregunté su razón de estar ahí, entre materiales de oficina. No era normal que hubieran suplementos médicos y en la misma caja hojas blancas en paquetes de mil.

¿Cómo hace para meter todo esto aquí sin que nadie se de cuenta? Si solo es parte del personal de limpieza, era imposible que estas cajas entrasen aquí sin nadie superior que las revisara. ¿Un kit de primeros auxilios? Quizás, pero suplemento médico de ese tipo, con suturas y parches quirúrgicos no eran para nada básicos, también era muy poco probable tener un kit tan avanzado sabiendo que hay un hospital a menos de una cuadra del hotel, cosa que sé porque lo decía en su página web.

—¡Agh! —grité, mi sangre manchó la caja. Un cutter me había hecho una herida en el dedo índice.

Chupé la herida, no fue tan profunda. Tomé el cutter, una gota de sangre se resbalaba por la hoja, lo limpié con mi camisa.

Me exalté cuando vi una luz salir de otra de las cajas, esta vez a mi alcance.

La tomé un poco impaciente, la abrí, mis ojos se llenaron de lágrimas, era mi teléfono y tenía un mensaje de mi madre.

Mamá: ¿Por qué no viniste?

Mamá: Oso te echa de menos, tú mami también, pero esto me está ganando.

Mamá: Buenas noches hijo.

Traté de desbloquear el teléfono, pero tenía otra clave, me derrumbé, lloré como niño pequeño, sentí impotencia, no poder hablarle, contarle todo lo que me ha pasado, el porqué no le he contestado, el porqué no he vuelto.

Mamá: Oso. [Mamá adjuntó una foto]

Oso es el nombre de mi perro, seguro era una foto de él. Mis lágrimas corrían, caían al suelo manchandolo. Habia llegado sin hacer ningun ruido.

—¿Por qué me haces esto? —dije, sabía que estaba ahí, pude sentir su presencia, su respiración.

—¿¡No te basta con golpearme!? — grité levantándome del suelo, limpié mis lágrimas.

—No te basta con lo físico, quieras más y más, eres un monstruo —dije acercándome a él.

—Quería que supieras que tu madre está bien —dijo acercándose más a mi. Sentí su calor sobre mi cara.

Él Y MI SANGRE ¿BL? +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora