Capítulo 7

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—Déjame enviarle un mensaje, por favor —dije, con los ojos cristalizados.

—Convénceme —dijo—. ¿Por qué debería hacer eso?

—E-es mi madre, tengo semanas, creo, no sé ni cuanto tiempo, sin saber de ella. Te ruego que me dejes hablarle —dije, no pude evitar ahogarme por las ganas de llorar.

—Está bien —dijo, sentí un escalofrío.

Caminó hacia las cajas, tomó el teléfono y volvió a donde me encontraba. Tenía frío, estaba temblando y seguía mojado. Vi como el flash salió disparado desde la cámara de mi teléfono, mientras él se burlaba de mi.

—¿Qué carajos haces? —pregunté alterado mientras me tapaba con mis manos torpemente.

—Imagina lo que sentiría tu mamá al verte en este estado —dijo mientras sonreía viendo la pantalla con mi foto—. ¿Crees que vendría a buscarte o solo pensaría que te estás prostituyendo?

—Imbécil, e- —fui silenciado por su puño, mi tabique nasal crujió. Caí casi inconsciente al piso. Recuperé el aliento de inmediato. Solo vi su figura borrosa acercarse antes de recibir una patada en la boca del estómago.

—Mghfms —me quejé. No podía respirar.

Acercó el teléfono a mi cara y presionó grabar.

Traté, con todas mis fuerzas traté de hablar, me retorcí luchando por al menos decir una palabra. Pero nada salía, mis pulmones estaban vacíos. Comencé a llorar de la impotencia.

—Pensé que querías decirle algo, pero veo que no quieres —dijo arremetiendo otra patada contra mi abdomen.

—MghmGmf —me quejé. Me estaba ahogando.

—Que no se vuelva a repetir, no tienes derecho a pedirme nada, entiéndelo —dijo con seriedad.

Iba a darme otra patada, pero se detuvo al verme el hematoma esparciéndose sobre mi abdomen, mi cuerpo temblaba, espasmos, mi respiración era anormal. Tenía miedo, me oriné encima por lo mismo, esperaba el siguiente golpe mientras me cubría el rostro y lloraba.

—Deja de respirar así —dijo abriendo la llave del agua. Apuntó contra mi rostro y a mis piernas para lavarme.

Logré recuperar parte del aire.

—N-no ent- —traté de decir, todavía no respiraba bien.

Sentí su agarre sobre mi muñeca, la lesión que tenía ya había sanado en su mayoría, pero la fuerza que usó avivó el dolor que ya estaba yéndose. Lloré, sin poder decirle lo que me hacía, me dolía.

Cuando el dolor de mi abdomen cesó, mi nariz se convirtió en el punto más doloroso, y si, estaba sangrando. Con toallitas me limpió cada gota de sangre que salía, y mientras lo hacía, sus ojos brillaban, disfrutaba verme así, se le notaba en su rostro, en su mínima sonrisa, en sus pequeños bufos, en sus gestos, en todo. En su mirada, tan linda y en sus manos tan delgadas. Porque una bestia tan bella tenía que ser esencialmente solo lo primero.

—¿Qué q-uieres de m-mi? —dije abrazandolo mientras lloraba sobre su hombro. El llanto me hacía doler el abdomen, me separé de él para verme el abdomen, el hematoma era grande, extendido justo en el sitio donde me pateó por primera vez. Desde el centro de mi esternón hasta el borde externo de mi pectoral derecho.

—Nada —dijo secando mi cuerpo con una toalla.

—¿Todavía quieres hablarle a tu mamá? —preguntó. Vi el cuter en su mano, reluciente, el mismo con el que por accidente me había cortado al revisar las cajas.

Él Y MI SANGRE ¿BL? +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora