4. La espera silenciosa

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La noche cayó sobre el reino, envolviendo todo en un manto de tranquilidad. Noeul, sin embargo, no sentía esa paz habitual que solía acompañar al final del día. Sentado en el alféizar de la ventana de su habitación, miraba fijamente hacia el cielo estrellado, buscando alguna señal, alguna presencia que confirmara sus sospechas. Los eventos recientes habían dejado una impresión profunda en él. El encuentro con Boss, la conversación con Peat, y la revelación sobre el propósito del arcángel habían llenado su mente de preguntas sin respuesta. Pero una cosa era clara para Noeul: necesitaba ver a Boss nuevamente. Quería entenderlo, hablar con él, y tal vez, solo tal vez, descubrir por qué sentía esa extraña conexión.


—¿Vendrás esta noche? —susurró al aire, como si Boss pudiera escuchar su llamado.


La noche avanzaba, y las horas se deslizaban con lentitud. El silencio era solo interrumpido por el sonido de sus propios pensamientos, que no dejaban de preguntarse si Boss aparecería. Cada pequeño movimiento fuera de la ventana hacía que su corazón diera un vuelco, solo para desilusionarse al descubrir que no era más que una sombra, un reflejo, o simplemente el viento.Los minutos pasaban, y Noeul empezaba a sentirse cansado, pero se negó a cerrar los ojos. No quería perderse la oportunidad de verlo, de hablar con él, de entender más sobre el arcángel que había invadido sus pensamientos y sueños.


—No me importa cuánto tenga que esperar —se dijo a sí mismo, con determinación—. Quiero saber más sobre ti, Boss.


Finalmente, la medianoche llegó, y el cielo seguía igual de silencioso. Noeul se frotó los ojos, luchando contra el sueño que amenazaba con vencerlo. Pero su deseo de ver a Boss era más fuerte que su cansancio.


Sin embargo, la noche pasó sin señales del arcángel. El cansancio comenzó a ganar la batalla, y finalmente, los párpados de Noeul se cerraron lentamente. Se recostó en el alféizar, con la cabeza apoyada contra la pared, sus pensamientos aún centrados en Boss mientras el sueño lo vencía.


—Quizás... mañana... —fue lo último que murmuró antes de quedar profundamente dormido, con la esperanza de que el día siguiente le trajera las respuestas que buscaba.



...

la luz ya iluminaba suavemente la habitación de Noeul, pero él seguía profundamente dormido, atrapado entre sueños y pensamientos inquietos. La noche anterior había estado llena de expectativas y desvelos, esperando en vano la aparición de Boss. Ahora, sin darse cuenta, había perdido la noción del tiempo.De repente, una voz grave pero gentil interrumpió su sueño.


—Despierta, Noeul... Llegarás tarde.


El joven ángel parpadeó confuso, sin reconocer de inmediato la voz que lo llamaba. Pensó que sería Peat, como de costumbre, pero esa voz tenía un tono distinto, uno que resonaba con un eco celestial. Lentamente, abrió los ojos, aún adormilado.


—¿Quién...? —murmuró, mientras trataba de enfocarse en su entorno.


Al levantarse y mirar alrededor, no vio a nadie. Pero sabía que no había imaginado esa voz. Sintió una energía diferente en el ambiente, como si una presencia familiar hubiera estado ahí solo un momento antes.


—No puede ser... —pensó en voz alta, su corazón acelerándose al considerar la posibilidad de que la voz que escuchó fuera la de Boss.


Aún con la cabeza embotada, recordó que tenía un ensayo para un coro angelical y que estaba a punto de llegar tarde. Se apresuró a prepararse, pero la pregunta seguía rondando en su mente: ¿Boss había estado ahí? ¿Lo había estado observando mientras dormía?


Mientras se alistaba, Noeul no podía evitar sentir una mezcla de intriga y emoción. Aunque no lo había visto, estaba seguro de que Boss había sido quien lo despertó. La conexión que sentía con él solo se hacía más fuerte con cada pequeño indicio de su presencia.Justo cuando estaba por salir, Peat apareció detrás de la puerta, observando con una ceja levantada.


—¿A quién buscarás tan temprano? —preguntó con curiosidad, detectando la ansiedad en Noeul.


Noeul se quedó helado por un segundo, pero rápidamente negó con la cabeza.—A nadie —respondió, intentando parecer despreocupado—. Es solo que... no quiero llegar tarde.


Peat lo miró con escepticismo, pero decidió no insistir.


—Bien, vámonos entonces. El coro no esperará por nosotros.Con esa conversación zanjada, Noeul y Peat salieron juntos, dirigiéndose al ensayo. Pero en la mente de Noeul, la imagen de Boss y la misteriosa voz seguían latentes, alimentando su determinación de buscar más respuestas.

Angel's //BossNoeul// remasterizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora