Angel's //BossNoeul// remasterizado

3. El tabú silenciado

De vuelta en el evento, la atmósfera festiva del palacio apenas lograba captar la atención de Noeul. Su mente seguía atrapada en el encuentro con el arcángel. Miraba distraídamente a su alrededor mientras caminaba junto a Peat, quien, por el contrario, estaba completamente inmerso en la celebración.

—Peat —dijo Noeul de repente, con un tono más serio del habitual.

—¿Hmm? —Peat respondió distraído, girando hacia Noeul mientras seguía observando a los ángeles que bailaban.

—¿Qué sabes de la relación entre un ángel y un arcángel? —preguntó Noeul, tratando de sonar casual, aunque su curiosidad era evidente.

Peat se detuvo en seco, sus ojos abriéndose con sorpresa. Se giró lentamente hacia Noeul, como si acabara de escuchar algo completamente fuera de lugar. Noeul notó la expresión de incredulidad en su rostro.

—¿Por qué preguntas eso? —Peat dijo finalmente, sus palabras llenas de cautela.

—Es solo... que he escuchado cosas y quería saber si eran ciertas. ¿Realmente está prohibido? —insistió Noeul, tratando de esconder la urgencia en su voz.

Peat miró a su alrededor como si alguien pudiera estar escuchando. Luego, acercó un poco más a Noeul, bajando la voz.

—¿De dónde sacas esas ideas? No es un tema del que deberías estar hablando tan a la ligera.

Noeul frunció el ceño ante la evasiva de su amigo. —Entonces, ¿es cierto? ¿Es un pecado tan grave como dicen?

Peat evitó la mirada de Noeul, su expresión mostrando incomodidad. —No se supone que hablemos de eso. Es mejor que no sigas indagando.

La respuesta de Peat solo alimentó más la confusión de Noeul. Sabía que su amigo estaba tratando de protegerlo de algo, pero esa reacción solo aumentaba sus sospechas. Antes de que pudiera preguntar algo más, Peat cambió abruptamente de tema.

—Vamos a buscar algo de beber, ¿sí? Ya hemos hablado suficiente de eso.

Noeul lo siguió en silencio, pero la pregunta seguía dando vueltas en su cabeza. Algo le decía que la relación prohibida entre ángeles y arcángeles escondía más de lo que Peat estaba dispuesto a admitir.

...

La fiesta en el palacio angelical comenzaba a desvanecerse. Las luces doradas que bañaban el lugar se apagaban lentamente, y los ángeles se dispersaban en pequeños grupos, cada uno volviendo a su propio camino. Noeul, sin embargo, seguía inmerso en su mundo interior, perdido en los pensamientos que giraban alrededor de su misterioso encuentro con el arcángel. Las preguntas sin respuesta y la reacción evasiva de Peat no hacían más que aumentar su confusión.Peat y Fort caminaban delante de él, riéndose de algo que acababan de decir. Noeul apenas los escuchaba, concentrado en intentar atar cabos en su mente. La preocupación por lo que había descubierto nublaba cualquier otra cosa.

—Voy a adelantarme con Fort. Nos vemos en casa, Noeul —dijo Peat, sin girarse siquiera.Antes de que Noeul pudiera responder, Peat y Fort ya se habían alejado, moviéndose a su propio ritmo. La familiar sensación de ser dejado atrás volvió a aparecer en Noeul, esta vez acompañada de una frustración creciente.

—Siempre es lo mismo —murmuró, sus alas arrastrándose con desgano mientras avanzaba.Al llegar a su hogar, su frustración alcanzó un nuevo pico cuando se dio cuenta de que las puertas estaban cerradas.

—¿En serio? —gruñó para sí mismo. Después de todo lo que había pasado esa noche, lo último que necesitaba era quedarse afuera de su propia casa.