otra vez.

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Un nuevo día comenzaba y Pond se despertó en la camilla de un hospital que no reconocía. Abrió los ojos y se encontró con Perth, quien parecía perdido. Sus ojos miraban sin ver; solo estaba parado en medio de la habitación. Tenía los ojos rojos, como si hubiera estado llorando, y sus mejillas brillaban con lo que parecían ser lágrimas. Pond se sentó en la camilla y lo llamó:

—Perth.

Perth reaccionó al instante, parpadeando repetidamente. Luego miró a Pond, y en su rostro se formó una sonrisa melancólica antes de decir:

—Pond… ¿cómo te sientes?

Pond simplemente respondió:

—Bien.

Luego guardó silencio mientras Perth se acercaba y cambiaba sus sábanas. Finalmente, Pond preguntó:

—Perth… ¿te sientes bien?

Perth guardó silencio por unos minutos y después solo respondió:

—Claro que sí, ¿por qué no lo estaría?

Pond sabía que Perth mentía. Debía ser algo muy serio para que Perth intentara mentir. De repente, Perth dijo:

—Pond, en el hotel… te despidieron.

—¿Qué? ¿Por qué? —fue lo único que dijo Pond, sorprendido.

—El jefe dijo que no encontró ninguna justificación para que días atrás faltaras a la mitad de tu turno en la tarde, y anoche también faltaste a la mitad del turno.

—Pero ayer fue porque me desmayé. Fue por salud —argumentó Pond, un poco desilusionado.

Perth respiró profundo y dijo:

—Pues sí, pero eso no lo sabía él.

Pond no respondió. Sin su trabajo, no podría seguir manteniendo sus estudios ni ayudando a sus hermanos.

—Yo también renuncié —dijo de repente Perth.

Pond se sorprendió, pero antes de que pudiera decir algo, Perth continuó hablando:

—Se supone que estaba trabajando en el hotel porque ahí estábamos juntos, y si tú ya no estás ahí, pierde el sentido.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Pond, un poco confundido por la situación.

—¿Puedo quedarme a dormir unos días en tu casa? —dijo de repente Perth, ignorando la pregunta de Pond.

—Siempre que quieras, pero no…

Perth de repente habló, interrumpiendo a Pond con un tono más serio que denotaba tristeza:

—Pond, mira, recientemente vendí una laptop que tenía y ya no usaba. Tengo algo de dinero, y siempre he soñado con abrir una cafetería.

Pond quedó un poco confundido por la declaración de Perth, ya que no tenía nada que ver con el tema del que hablaban. Pero Perth continuó hablando, en un tono más bajo y sin emoción:

—Me gustaría que entre los dos usáramos ese dinero para abrir una cafetería. Ya tengo un lugar, y creo que entre los dos podríamos hacer que funcione.

Perth guardó silencio unos segundos, mientras su respiración se volvía temblorosa y su corazón se aceleraba. Luego dijo:

—Pond, ¿puedo contar con tu apoyo?

Pond quedó sorprendido y confundido, sin saber qué decir.

Por su parte, Perth esperaba ansioso la respuesta de su mejor amigo. En esa decisión se jugaba su futuro; estaba apostando todo a su felicidad y sus sueños, y sobre todo, estaba apostando a su mejor amigo. La respuesta de Pond lo diría todo.

Y de repente, antes de que Pond respondiera, entró el doctor acompañado por Phuwin, quien había llevado a Pond a ese lugar y estaba pagando la cuenta y todos los servicios del hospital, el cual era privado, razón por la cual Pond no lo conocía.

Pond se quedó en shock por la presencia de Phuwin, y el doctor dijo:

—Señor Pond, sus signos vitales son normales, pero está muy bajo de peso y hay signos de desgaste en su cuerpo. La herida en su brazo fue vendada y tratada, pero debe volver una vez por semana para revisar sus vendajes. La herida no fue profunda, pero sí abarca una gran área. Se retiraron los fragmentos de cristal, se le aplicó una crema, y se le darán algunos medicamentos para el posible dolor. Se le recomienda que descanse y se alimente bien… Eso es todo, señor Pond. En un par de minutos le daremos de alta; puede ir poniéndose su ropa.

El doctor se fue, Perth lo siguió para tramitar el alta y los medicamentos, y Pond se quedó solo con Phuwin, quien se sentó a su lado y preguntó:

—¿Cómo te sientes?

Pond no respondió; solo se quedó callado, muy nervioso, y con un tono de voz bajo dijo:

—S-sí, gracias.

En esa ocasión, Pond no estaba trabajando, así que podía darse el lujo de actuar como un fan y decir todas las incoherencias que quisiera.

—Oye, Pond, yo… quería agradecerte porque tú me ayudaste mucho hace unos días en el hotel… —Phuwin se mantuvo en silencio un momento, un poco nervioso, y dijo: —Yo quería saber si podríamos intercambiar números para mantenernos en contacto.











Comentarios.

*Hola lectoras y lectores, cómo les va hoy, la semana pasada no subí capitulo me pasaron muchas cosas y no pude igualmente acá está el capítulo, espero les guste y sea de su agrado.

*Soy yo? O pond a veces es muy extraño.

*Al pobre de pond lo despidieron que injusto.

*Que creen que le ase a Perth.

* Crees que pond acepte la propuesta de Perth?.

* Tu qué piensas de phuwin?


*Si les gusto porfavor voten y comenten se les quiere mucho, yo creo que mañana o más tarde subo capitulo como compensatorio por la semana pasada.

*Espero que tengas un buen día gracias por tu tiempo.

Tu Silueta (Pond-phuwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora