EXTRA

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EXTRA

VAN

¿Cómo es posible que existan las debilidades? ¿Por qué se ha vuelto mi debilidad? ¿Por qué a mi? ¿Por qué tuve que enamorarme de ella? ¿Por qué tuve que enamorarme de una simple humana?

Confieso que siempre me causo curiosidad su manera de ser y de pensar. Luego, con el paso de los años, su belleza y su amabilidad oscura. La manera en que veía el mundo, la manera en la que se expresaba de la muerte. Ella es la combinación perfecta entre la belleza, la inteligencia y el peligro. Mi peligro y mi condena. Puedo vivir sabiendo que amo a una humana, pero no sé sí ella podrá vivir sabiendo que yo la amo. Temo que huya, temo que escoja al príncipe de cabello bonito, temo que no me acepte, pero principalmente temo...que no me ame.

Entregar el corazón, entregarme al sentir de mi lado humano es algo que jure nunca volver a hacer, jure rehusarme a sentir cualquier tipo de emoción, pero cuando la tengo cerca, cuando toco su mejilla y veo esos preciosos ojos azules, cuando me mira y me muestra su fragilidad ¡uhg! Lo odio, lo odio. Me odio, odio sentirme así. Odio sentir la necesidad de protegerla, odio querer tenerla cerca todo el tiempo, pero principalmente odio que él se le acerque. Sí tan solo pudiera poner mis colmillos en su cuello borraría de inmediato la sonrisita perfecta y estúpida que tiene.

Este es el peor de los castigos. No. Este es mi más grande castigo. No tiene caso seguírmelo reprochando. No tiene caso seguir intentando convencerme de lo contrario. Me enamore de una humana. Me enamore de Lena.

Sin pensarlo ni planearlo, me enamore de humana, y no de una humana cualquiera, quiera aceptarlo o no me enamore de la reina de Sunland. Y es por eso que no dejo de preguntarme: ¿Por qué? ¿Por qué el destino me ató a ella? ¿Por qué justamente a mí? ¿Por qué tenía que convertirla en la reina de Sunland? ¿Por qué la puso allí? En el punto más alto, en el punto más prestigioso de la pirámide, pero también el más peligroso.

Esta en el ojo del huracán, así me será imposible mantenerla oculta. Haga lo que haga, ellas van enterarse. Y cuando lo hagan van a venir por ella. Van a matarla.

Sacudo mi cabeza con pesimismo.

No. No puedo permitirlo debo encontrar una forma de protegerla, una forma para que se quede en el trono lejos de todo lo oscuro, lejos de mi mundo.

O por el contrario, podría mostrárselo, podría entrenarla, enseñarle a protegerse, a crear a muros, aunque para eso necesitare que consiga todos los elementos. Sería más complicado explicarle la historia que excluirla de ella. No, se va a cabrear y me va a mandar al carajo. Tampoco puedo permitir que se aleje de mí. No puedo.

—¡Hey Van!

Allí estaba, otra vez aquella voz melodiosa. Otra vez la voz del único ser que tiene el poder y la autoridad de gritonearme cuando en todos mis años de vida nadie se atrevió a hacerlo, hasta ese fatídico día. El día en que el amor me traiciono. Desde entonces me jure no volver a amar, pero casi de inmediato, ella apareció en mi vida...

—¿Estás fingiendo que no me oyes? ¿O por primera vez en tu vida estas experimentando el sueño? —gritoneo desde abajo del árbol. Aún me reprochaba el por qué insistía tanto en que hiciera dominadas, y aunque varias veces calme sus dudas con uno u otra mentira, la verdad es que sí no ejerce la fuerza necesaria sobre su cuerpo, sí no se moldea al poder de los elementos, el poder de los elementos puede llegar a consumirla.

Esa es una de las razones por las que he dejado de insistir en que consiga otro elemento, sí adquiere uno más podría morir en el acto.

—No, simplemente te ignoro. Vamos, sigue practicando —bajé mi mirada hacia ella y recosté mi espalda al tronco del árbol.

—Que fácil es dar órdenes estando allá arriba ¿no? —soltó con molestia cruzándose de brazos. Era una especie de berrinche que hacía siempre que quería que practicara con ella. Solía decirme que sí ella se jodía, yo también. Y no es que me molestara, hasta cierto punto me causaba gracia. Verla adoptar el lado caprichoso que solo saca cuando está conmigo, era ya un privilegio.

—También puedo darlas estando allá abajo ¿sabías? —esbocé una sonrisa cuando ahogo chirrido de indignación seguido de una maldición por lo bajo.

En un salto sigiloso, baje del árbol.

—¿Contenta?

—Hoy voy a cerrarte la boca —me aseguro formando una leve sonrisa retadora con sus labios.

—¿Vas a matarme? —bromeé.

—Existen muchas formas de cerrarte la boca que no implican matarte Van.

Claro, Besarme, por ejemplo.

Pensé al tiempo, que otra vez me vi a mí mismo sonriendo como un idiota. Me aclare la garganta antes de volver a hablar.

—¿Cómo cuáles?

—Demostrarte que puedo hacer una maldita dominada de una vez por todas.

—Excelente, quiero escuchar esa misma motivación después de que tus brazos se vuelvan gusanos temblorosos una vez pendan de esa rama —señale el árbol a su espalda.

En respuesta me dio la espalda. Orgullosa, caprichosa, empeñada en demostrarme que sí podría. Y yo sé que ella puede, claro que puede, pero me permite pasar más tiempo con ella pretender que no.

Me permite tenerla más cerca. Cuidarla. Estudiarla. Y para mi miserable suerte, amarla. Amarla sin que sepa que lo hago, porque ella es todo lo que no merezco, es todo lo que yo jamás hubiera imaginado amar, es todo lo que me hace daño, lo que me vuelve vulnerable, pero al mismo tiempo es todo lo que quiero.

Ella es la luz y yo la sombra. Y mi función se limita a eso, a estar para ella, aunque ella no sepa exactamente lo que estoy haciendo allí.

SORPRESAAA!!!

¿Les gusto el extra?

Yo ame escribirlo 🥰.

Para quienes no lo sabían, Sunland hoy cumple un año dentro de la plataforma. Así que se me ocurrió celebrarlo con un pequeño extra.

Espero les haya gustado. Este extra va entre los capítulos 18 y 20 sí mal no recuerdo, cuando nuestra reina estaba entrenando con Van en el bosque antes de que Hansel despertara.

Sin más me despido. Que tengan un lindo fin de semana🥰

Sunland ¿Una princesa de la realeza?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora