CAPÍTULO 39

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CAPÍTULO 39

LA ÚNICA REINA

Supongo que parte de sanar es hacer lo que siempre quisiste sin remordimientos ¿no?

Bien, pues ahora siento que verdaderamente estoy sanando.

—Y descanso eterno a quien en vida fue la reina madre de Sunland.

Mi madre. Mi bondadosa y siempre compasiva madre, es quien recibió todas las oraciones destinadas a Safiye. Por qué sí, sepulte a mi madre en la tumba destinada a Safiye, o bueno, a la reina madre, y ya que yo soy la reina, mi madre es la verdadera reina madre de Sunland.

—¿Mamá va a vivir allí ahora? —quiso saber Efraín con la voz entrecortada.

—Se ve muy oscuro.

Le dedique una mirada suave y me incline a la altura de sus hombros para hablarle tanto a él como a Edward.

—Mamá fue a un lugar mejor, ahora está descansando. Por eso, de ahora en adelante nos tenemos los tres, el uno al otro. Nosotros nos encargaremos de mantener la promesa de estar siempre juntos para que desde donde sea que este mamá se sienta feliz ¿está bien?

Aprete sus hombros y ambos sonrieron levemente en respuesta con un asentimiento de cabeza.

En el templo dónde de ahora en adelante descansarían los restos de mi madre solo estábamos mis hermanos, Frederick, la sacerdotisa, el rey Magnus, sus dos hijos y yo. No permití que los ministros ni ningún noble asistiera, pedí que fuera una ceremonia extremadamente privada. La misa que se celebró en su honor fue pública, pero me mantuve en lo alto del estrado junto a mis hermanos, sin hablar con ningún ministro ni noble, y aunque algunos quisieron acercarse, exigí a los guardias que les impidieran acercarse. Afortunadamente el rey Magnus encontró a mis hermanos con vida, escondidos en algún lugar del bosque, mientras que el hombre al que Safiye contrato fue entregado a la tribu Wolf, como tributo. Esa era la pena de muerte más alta dentro de Faes.

Él nunca tuvo contacto con mi madre, explico cuando me entrego a mis hermanos. Intento protegerla y llevarla a palacio junto con mis hermanos, pero ella se negó, se negó porque creyó que aquel mal hombre la amaba, mismo desgraciado que al sendero de la muerte la orillo.

Explicarles porque mi cabello y color de ojos había cambiado a mis hermanos fue de las cosas más complicadas que he tenido que hacer, pero afortunadamente Frederick me ayudo a sostener la mentira de que gracias a la magia que ahora tenía habían cambiado.

Nadie vistió de negro a petición mía. No, porque el negro representaba el mal, y sería darle la victoria a Safiye, y lo que yo quería era que se proyectara un ambiente de paz, para que mi madre se fuese de esa manera...en paz.

Por eso decidí vestir un vestido liviano de tul con pequeños detalles plateados bordados en la falda, y unos guantes blancos que llegaban hasta más arriba de los codos para ocultar las heridas que aún sanaban sobre mis brazos. Un pequeño tocado con maya cubría parte de mi rostro, lo que me ayudo a ocultar la herida a un lado de mi cabeza.

—Hemos culminado la ceremonia majestad —anunció la sacerdotisa. Yo tenía la mirada clavada en la placa de cristal que acababan de terminar sobre la tumba de mi madre.

M. B

REINA MADRE DE SUNLAND QUINTA ERA -AÑO 1

"VIVE POR UN PROPÓSITO Y NO POR PODER"

Pedí que grabaran en la placa sus iniciales y una frase que definitivamente ella diría, una frase que la definía. Ella vivió por un propósito, por mantenerme a mí y a mis hermanos con vida. Su propósito siempre fue que estuviésemos bien, nunca estuvo interesada en el poder, mucho menos en la venganza, para lo único que vivió fue para nosotros, y aunque me duele que nunca haya podido ser feliz sin que nadie apague su sonrisa, al menos sé que ahora descansa en un lugar digno de ella, digno, de una verdadera reina, porque aún sin título, para mí y para todos en este templo ella fue, es y será, la verdadera reina madre de Sunland de la era 5-año 1.

Sunland ¿Una princesa de la realeza?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora