Capitulo 3

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Luego de que terminara el juego de Sam y Chris, tuve que soportar los insultos de Sam por haberme dormido, pero pude calmarlo al convencerle de ir a por unas cervezas, y por supuesto, yo pagaba las dos primeras rondas.

Tenían que verle, solo la palabra "cerveza" hizo que su rostro se deslumbrara. Como cuando le prometes un juguete nuevo a un niño.

Los demás también se nos unieron, y se fueron junto con Sam en su auto.

Todo hubiera marchado de maravilla si Fabi no me fuese pedido que la llevara conmigo, a lo cual no me negué, pero mi rostro decía todo lo contrario. Sabía que lo hacía por querer marcar territorio o algo así, y más porque había una chica nueva en el grupo.

¿La de ojos bonitos?

Esa misma.

Pensamos en visitar un pequeño bar en el centro del pueblo. Siempre hacían shows de bandas que apenas iban a salir a la luz del público, y debo admitir que unos no eran tan malos, pero otros lo hacían realmente horrible, pero con suerte, hoy salían los buenos.

Al llegar, Fabi aún tenía sus brazos alrededor de mi torso.

—Ya me puedes soltar ¿Lo sabes? —le dije, algo incómodo.

—¿Te molesta que te abrace? —me pregunto, con una pequeña risita, aferrándose más a mí.

—Pues sí, y mucho—tomé sus manos y deshice su agarre.

—Eres un completo idiota—me dijo, bajándose de la moto.

Le había cabreado un poco, sí, pero en estos momentos eso era lo que menos me preocupaba, mi atención estaba en Alice.

Deje mi moto junto al auto de Sam nuevamente, y todos fuimos al interior del bar. Normalmente mucha gente no visitaba este lugar, rara vez se encontraba lleno, pero hoy no era así, por suerte encontramos una mesa que estaba vacía.

De un lado nos sentamos: Mariam, Sam, Samantha, Fabi y yo. Y del otro lado Marcos, Dana, Chris, y por supuesto Alice.

Al segundo una de las chicas del bar se acercó a nuestra mesa, pedimos la primera ronda de cervezas y no tardaron mucho en traerla.

—Entonces...—hablo Chris, dirigiéndose a Alice—Alice Williams ¿cierto?

—Esa misma soy yo—le respondió, su tono de voz era algo suave.

—¿De dónde eres? —le pregunto Mariam.

—Pues tengo un tiempo viviendo aquí en Cantrick, pero antes vivía con mis padres en la ciudad. Desde que se divorciaron he estado de un lugar a otro, por así decirlo—dio un pequeño suspiro.

—Lo siento, de verdad—le dijo Dana.

—Descuida, lo he llevado mejor de lo que pensé—le sonrió.

—Pues salud por eso—añadió Sam, alzando su cerveza.

Lo cual hizo que todos alzaran sus botellas, para chocarlas unas con otras.

Luego de eso siguieron las típicas preguntas, como su edad, si le sentaba bien nuestro pequeño pueblo, si tenía amigos, etc.

Y pues para mi sorpresa se veía mucho más joven para su edad, apenas había cumplido los veinte hace un mes.

—No tengo muchos amigos, la única cara conocida fue la de este idiota—señalo a Marcos—Es como el hermano que nunca tuve.

Lo realmente extraño fue que esa respuesta me lleno de alivio.

Debo estar loco...

Ok, ahora venía la parte complicada.

¿Cómo podría hablar con ella?

Lo Hice Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora