7 | Asumo Mis Responsabilidades

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Han pasado días desde que Héctor y Martina se vieron. No hace falta decir que ambos se extrañan pero los pensamientos de Martina hacia Héctor son muy cuestionables dado que ella está más proyectada en los brazos de Pablo, siendo, a su juicio, el padre del niño que lleva en su vientre.

El punto de vista de Martina

- ¿Le dijiste a Pablo? - Me pregunta Candela con los ojos llenos de preocupación. La miro por un momento, luego miro hacia otro lado, mirando al vacío frente a mí.

- No, no creo que sea el momento adecuado - suspiro, tratando de encontrar la fuerza dentro de mí.

- ¿Te lo vas a quedar? - continúa colocando su mano delicadamente sobre mi vientre como para subrayar la gravedad de la situación.

- Sí, después de todo él no tiene la culpa - admito, consciente de mis acciones y de la situación que creé junto a Pablo.

- Fui yo quien tomó estas decisiones, y sería una tontería de mi parte abortar ahora, después de todo lo sucedido.

- ¿Y Héctor? - me pregunta, con un dejo de preocupación en su voz.

- ¿Qué me estás diciendo?- No habrá nada entre Héctor y yo respondo irritada por la pregunta.

- No lo conozco lo suficiente y, además, estoy embarazada de un hijo que no es suyo. ¿Podría alguna vez aceptarlo? - Mis palabras expresan una frustración acumulada. La situación es compleja y no puedo simplemente ignorarla.

- ¡Cálmate, te hice una pregunta! - exclama Candela, visiblemente molesta.

- Pero en tu opinión ¿podría algún día juntarme con Héctor? Teniendo en cuenta que no lo conozco bien y que estoy embarazada de un hijo que no es suyo, ¿podría alguna vez pensar que él aceptaría esto? - digo, con un tono de creciente irritación.

Candela levanta las manos en señal de rendición, claramente frustrada.

- Haz lo que quieras – dice, dirigiéndose hacia el baño y saliendo de la habitación con cierta decisión.
Tengo que decírselo a Pablo. No puedo posponerlo más.

El punto de vista de Pablo

- ¿Listo? - Contesto el teléfono, un poco distraída.

- Pablo, soy Candela - dice la voz al teléfono, tensa y urgente.

- Hola Cande, cuéntame - respondo intentando mantener la calma.

- ¿Estás sola? - pregunta, la preocupación evidente en su voz.

- Sí, ¿por qué? - pregunto, sospechando algo grave.

- Martina está embarazada - dice de un tirón.

- ¿De qué carajo estás hablando? - exclamo asombrado. No puedo creer lo que estoy escuchando.

- Pablo, te juro que es verdad. El otro día se hizo una prueba de embarazo y yo estaba allí con ella. Viene a ti para decirte que cree que eres el padre - me explica Candela con la voz llena de ansiedad.

- No te preocupes, yo me encargo – digo suspirando profundamente. No puedo creer que mi vida esté dando un giro tan inesperado.

Desconecto la llamada y me siento, mirando al techo mientras trato de organizar mis pensamientos.No pasa mucho tiempo antes de que suene el timbre. Es ella.

Voy a abrir la puerta y encuentro a Martina frente a mí, visiblemente ansiosa y agitada.

- Pasa - digo, abriendo el camino hacia el interior de la casa. Me hago a un lado ligeramente para dejarla pasar.

- Martina, dímelo – le digo sentándome en la cama y señalando un lugar a mi lado.

- Estoy embarazada - dice mirándome fijamente a los ojos con expresión seria, luego se sienta a mi lado. La niña viste un overol de mezclilla que acaricia ligeramente su barriga, señal visible de su embarazo.

- Está bien, ¿y? - La insto a continuar, intentando mantener la calma.

- Tú eres el padre, Pablo – dice elevando ligeramente la voz. Me siento abrumado, pero trato de mantener la compostura.

- No te preocupes, yo asumiré mis responsabilidades, si esto te interesa – admito mirándola fijamente. Sus ojos, que antes eran vivaces, ahora parecen brillar con una luz nueva e incierta.Se precipita a mis brazos, buscando consuelo y estabilidad.

- ¿Entonces seremos padres...? - pregunta, con una sonrisa feliz e insegura en sus labios.

- Sí, cariño – digo sonriendo levemente mientras le acaricio el pelo con cariño.

- Ambos estamos involucrados en esta situación, y ahora tenemos que afrontarla juntos.

- ¿Te irás? - me pregunta, con una esperanza temblorosa en su voz.

- ¿Por qué debería hacerlo? - Respondo con una sonrisa tranquilizadora.

-Estoy aquí para ti y para nuestro bebé. Todo esto lo afrontaremos juntos.-

¿Y Ahora? - Héctor Fort. (Versión Española)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora