20.

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El capitulo es un poquito largo. No he querido dejarme ningún detalle, (que seguro que habré dejado alguno pero intento que esté todo)  os dejo leer:))

Darell Roez.

90+1

Las maletas están en la puerta. Habíamos aterrizado hace un par de horas en Liverpool. Gracie apenas se movía del sitio donde se había quedado dormida. Digamos que se ha echado una siesta en mi cama, mientras que yo ponía un poco la casa en orden. Estaba todo hecho polvo, no había pisado mi casa desde hace tres meses y demasiado cerrada a estado. Adam y Oliver, han ido a sus casas. Esta noche es Nochebuena. Mi madre nos ha invitado, a todos, incluido a Adam y Oliver, aún no saben si vendrán. Lo más seguro es que lo hagan, pero no han confirmado nada... Yo, bueno puede que yo también vaya a casa de mis padres y mamá conozca a Gracie por primera vez.

Entró en la habitación. Ella está despierta, despeinada y me presta atención.

—¿Qué hora es?—me pregunta.

—Las dos del mediodía.—contesté.—Vivir solo es una mierda—murmure, mientras abría las ventanas para ventilar un poco—Le había dejado las llaves a mi madre, para que me cuidara la casa. Seguro que no la ha pisado desde que me marche.

—¿Tu madre vive cerca?—pregunta, Gracie.

—A cinco minutos.

Está despeinada, y recién levantada. Observa la casa con curiosidad, se queda sentada en mi cama y apenas se mueve. Solo se hunde en la manta, por qué hace demasiado frío.

—¿Y por qué no vives con ella?

—No me gusta que estén encima de mí todo el tiempo—respondí.

Parecía estar procesando lo que acababa de decir.

—Tiene sentido —murmuró, asintiendo lentamente—. Pero, ¿no te sientes solo a veces?

Me detuve un momento, pensativo. Era una pregunta simple, pero me golpeó más fuerte de lo que esperaba. Vivir solo tenía sus ventajas, claro, pero también había muchas noches en las que el silencio de la casa se hacía ensordecedor.

—A veces sí —admití—. Pero también me gusta tener mi propio espacio. Es... complicado. Supongo que me acostumbre.

—¿Y qué haces todo el tiempo en casa solo..? Me imagino que Adam, Oliver y tus amigos vienen, pero, cuando ellos no están, ¿tú qué sueles hacer?

—Echarme siestas.

—Muy interesante. Pues la verdad, es que... yo también daría todo para vivir sola.

—¿Y qué te impide no hacerlo?

—¿Bromeas? No tengo una fuente de ingresos. Tampoco una carrera, adelante. No me he sacado ni el bachillerato y es la peor parte. Mi único trabajo ha sido limpiar la habitación a Gabriel por diez dólares.

—...Me imagino que habrá sido duro.

—Mucho, fue un capullo conmigo—dice.

Me alegra de que se haya dirigido a él de esa manera. Significa lo mucho que está avanzando.

—¿Y te gustaría volver a estudiar?—le pregunté.

—Algún día.

Lo dice de una forma divertida e irónica. Me dormí a su lado de la cama. Ella se acerca a mi lado y pone su cabeza encima de mi pecho.

—¿Quieres quedarte todo el día dormida encima de mí?—le pregunté.

Soy idiota. Eso sonó fatal.

Todas las estrellas que nunca tocamos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora