Luego de la celebración, cuando los nobles y aristócratas abandonaron el palacio, yo permanecí con Amelia y entonces, su tan callada madre, se acercó gritando.
—¡No debías rechazarla! ¿Quieres disgustar a los nobles? ¿Quieres que armen una revolución en contra de nosotras? ¡¿Quieres matarnos no es así?!
—No soy el perro de la alta sociedad, soy su regente, soy la máxima autoridad, y no puedo dejar pasar una humillación hacia alguien de mi familia. —Dijo Amelia determinadamente.
Quizás fue la expresión de Amelia tan molesta y sin arrepentimientos lo que enfadó a la madre emperatriz, lo que sea que la motivó, hizo sonar una fuerte palmada contra la mejilla de Amelia, dejando un color rojizo en la cara de que ella. Claramente, Amelia se molestó y le sujeté la mano antes de que pensara en regresar el golpe.
—¡Guardias! —Un grupo de la cercanía atendió su llamado y se aproximaron—. La madre emperatriz ha perdido la cabeza, déjenla en su habitación y asegúrense que no pueda salir en una semana, se le prohibirán visitas.
—¡Eres una mal agradecida! —Respondió su madre—. ¡¿Quién cuidó del imperio mientras descansabas luego de dar a luz?! ¡¿Quién se hizo cargo del trono mientras tu padre estaba enfermo?! Yo sé lo que es mejor para nosotras, solo debías seguir mi consejo.
—Te aprecio madre, pero el imperio es mío y luego pasará a uno de mis hijos. Así que tranquila, ya no te involucres más y concéntrate en descansar. Ah, una última cosa, la propuesta de aceptar otra concubina, no la hagas, y mucho menos estando con Claire.
La madre emperatriz dio la vuelta y se marchó enfadada y los guardias fueron tras de ella. Miré a Amelia y la besé en la mejilla que fue golpeada.
—Gracias por defenderme, pero no hubieras tratado de esa forma a tu madre, no es bueno enemistarse con ella.
—¿Tú también me dirás qué debo hacer? Debía ponerle un límite, de lo contrario ella continuaría pensando que tiene el derecho de tratarme como inferior.
Asentí. Amelia es mi esposa, pero eso no me hace igual que ella. A pesar de que solamente le llamó la atención a la mamá, ¿No hice lo mismo en recomendarle aceptar a la chica? Yo también debería limitar mis palabras para no enojarla.
—¿Ah? —Delicadamente, Amelia levantó mi cara con sus dedos—. ¿Cariño, por qué tienes esa expresión en tu lindo rostro? Dime en qué piensas.
—Ah, perdóname, también seré cuidadosa con mis palabras en el futuro.
—No pienses eso, mi madre quería obligarme a hacer algo en contra de mi voluntad, es totalmente diferente a ti. Entiendo que lo recomendaste por la paz, pero nunca dejaría que mancharan tu nombre. —Me besó—. Por favor no límites tus palabras, tu linda boca fue hecha para hablar y mis oídos sólo existen para escucharte.
Sus palabras me hicieron realmente feliz. ¡Soy la mujer más feliz a tu lado!
—Mi único propósito es hacerte feliz, pues soy la mujer que más te ama—. Continuó.
Sonreí.
—¿La fiesta no te dejó cansada? Vayamos a dormir. —Cambié de tema antes de sonrojarme demasiado en público.
—¿Debería buscar a los bebés antes? En este tiempo, mis pechos se llenaron, debería amamantarlos.
—A esta hora no beberán nada, la nodriza ya los debió alimentar. Pero yo podría ayudarte...
—¿No estabas cansada?
—Puede que me sobre un poco de energía.
Claramente, esa noche dormimos más tarde de lo que pensábamos, pero debía demostrarle a mi Amelia que no tomó una mala decisión al rechazar a esa concubina, ya que sólo me necesita a mí.
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Esposa de la emperatriz
RomansaHistoria Lésbica medieval. Tras la muerte de su padre y acabar con la vida de su hermano, Amelia asciende al trono y se ve obligada a casarse con la única hija de una familia influyente en el imperio para mantener el equilibrio de poder. Claire se d...