Capítulo 3: Los Ecos del Pasado

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Era temprano en la mañana cuando Jonny Mutwing, un anciano de mirada aguda y pasado tormentoso, despertó a George con un suave toque en el hombro. "Hora de levantarse, muchacho. Vamos a compartir unos mates", dijo con una sonrisa. George, que aún se estaba acostumbrando a la hospitalidad del anciano, se desperezó y se levantó rápidamente.

Se sentaron en la mesa de la pequeña cabaña de Jonny, el sol comenzaba a filtrarse por las ventanas, bañando el lugar con una luz dorada. El aroma del mate llenaba el aire mientras ambos se preparaban para una mañana de conversación tranquila.

"Contame, George", dijo Jonny mientras preparaba el mate. "¿Qué es lo que te trae por estos caminos? No sos un hombre común, eso lo sé desde que te vi por primera vez."

George miró a Jonny, sorprendido por su percepción. "Mi historia no es tan distinta a la de otros", comenzó, pero Jonny lo animó a seguir. Así que George empezó a hablar de su infancia, de su padre exigente y de su madre que lo protegía de esa presión. Contó sobre el día fatídico en que su padre fue abatido por unos criminales en la puerta de su casa, y cómo ese evento lo empujó a seguir el camino de un tirador.

Jonny lo escuchaba en silencio, asintiendo de vez en cuando. Cuando George terminó, Jonny dejó escapar un suspiro y le dijo con voz calmada, "El pasado es un lugar oscuro, pero no tenés que cargar con él solo. Recordá que las cicatrices pueden enseñarnos si dejamos que lo hagan."

George, emocionado por la sabiduría de Jonny, le agradeció. "Gracias por tus palabras, Jonny. Realmente me ayudan a seguir adelante."

El anciano sonrió con amabilidad. "No hay de qué, muchacho. Por cierto, creo que nunca me presenté adecuadamente. Mi nombre es Jonny Mutwing."

George sintió un estremecimiento al escuchar ese nombre. "¿Mutwing? ¿Vos trabajaste para los Mutwing?", preguntó con asombro.

Jonny asintió con tristeza. "Sí, en mis días de juventud fui parte de esa banda. Éramos una familia de criminales, pero con el tiempo las cosas se fueron desmoronando."

George, curioso, no pudo evitar preguntar, "¿Sabés qué pasó con ellos al final?"

Jonny hizo una pausa, su mirada se volvió distante mientras recordaba. "Es una historia triste, George. Muy triste. Pero no te preocupes, ya lo superé. No se puede cambiar el pasado."

Tomó un sorbo de mate y luego comenzó a contar la historia de la caída de los Mutwing. Relató cómo su banda, una vez poderosa y temida, fue desmoronándose debido a los errores, la avaricia y, finalmente, un acto trágico que cambió todo. Habló de un robo fallido, donde su tío, en un impulso irracional, disparó a una niña pequeña. Ese momento fue el principio del fin para la banda, y para Jonny.

Con los ojos empañados por las lágrimas, Jonny recordó cómo su familia se dividió en dos facciones, y cómo los enfrentamientos internos los llevaron a una confrontación final. "Perdí a todos mis hermanos ese día", dijo en voz baja. "Quedé solo, y entonces supe que tenía que cambiar mi vida."

George, conmovido por la historia, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. "Lamento mucho lo que te pasó, Jonny."

"Eso es parte del pasado, muchacho", dijo Jonny, secándose los ojos. "Hoy estamos aquí, y yo te quiero ayudar a no cometer los mismos errores que cometí yo."

Tras un momento de silencio, Jonny sugirió que fueran a la tienda del pueblo para comprarle ropa nueva a George. Montaron sus caballos y se dirigieron a la tienda, donde el dueño, un hombre amable, los recibió con una cálida sonrisa.

Después de probarse varias prendas, George eligió una vestimenta clásica del viejo oeste que le quedaba perfecta. Jonny, que no dejaba de sonreír al ver cómo George se transformaba en un joven vaquero, pagó por la ropa y luego lo llevó a comprar una nueva funda para su pistola.

De regreso a la cabaña, Jonny le preparó la cena mientras George entrenaba con su nueva funda. Jonny no podía evitar reír para sus adentros al ver la dedicación del muchacho. Antes de irse a dormir, Jonny le dijo a George que le tenía una sorpresa preparada para el día siguiente, pero no quiso decirle más.

George, lleno de curiosidad, pasó la noche pensando en lo que el día siguiente podría traer, emocionado por lo que vendría en su entrenamiento con Jonny.

Después de la cena, mientras las brasas en la chimenea emitían un calor reconfortante, Jonny se sentó junto a George y sacó una vieja caja de madera. La abrió lentamente, revelando un conjunto de herramientas de limpieza y mantenimiento para armas. George observó con interés mientras Jonny sacaba una pistola antigua pero bien cuidada.

"Este revolver fue mi compañero durante muchos años," dijo Jonny mientras comenzaba a desarmarlo para limpiarlo. "Si querés ser un tirador de verdad, George, tenés que aprender que el arma es una extensión de vos. No solo la disparás, la cuidás, la conocés, y ella te conoce a vos."

George asintió con seriedad, sintiendo la importancia de las palabras de Jonny. "Nunca había pensado en eso de esa manera."

"Muchos no lo hacen hasta que es demasiado tarde," respondió Jonny. "Pero si querés sobrevivir en este mundo, tenés que ser más que rápido y preciso. Tenés que tener una conexión con tu arma. Ahora, quiero que me ayudes a limpiarla, y mañana, comenzaremos tu entrenamiento de verdad."

George tomó las herramientas y siguió las instrucciones de Jonny con atención. Mientras trabajaban en silencio, George sintió que estaba aprendiendo algo más que el simple arte de disparar; estaba aprendiendo a respetar su oficio, a ser paciente y cuidadoso.

Cuando terminaron, Jonny guardó la pistola y le dio una palmadita en el hombro a George. "Hiciste un buen trabajo hoy, muchacho. Mañana te mostraré algo que te va a hacer entender mejor el peso de lo que llevás en la mano."

George, agradecido y lleno de curiosidad, fue a su cama, pensando en lo que el día siguiente le depararía. Sabía que estaba en el camino correcto, aunque todavía tenía mucho que aprender. Pero con Jonny como su mentor, sentía que finalmente tenía una oportunidad de convertirse en algo más que un simple tirador: quería ser un hombre de principios, respetado no solo por su habilidad con el arma, sino también por su carácter.

El fuego en la chimenea se fue apagando lentamente, y la cabaña quedó en silencio, con Jonny y George descansando, listos para enfrentar un nuevo día en su viaje hacia la leyenda.

El Camino de Ojos de ÁguilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora