capítulo 14 Decisión...

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La luz del sol se comenzaba asomar como un rayo de luz a través de una pequeña rendija que deja la cortina del ventanal de la habitación del pequeño de la casa.

Después que termino de leer el cuánto a su pequeño, Kagome iba dejando el cuánto de «La niña y estrella» el cuento que le gustaba tanto a su pequeño hijo.

Cuando sintió su mamita tomar su mano, dejando ver una escena muy tierna de su hijo.

—Mamí ya te vas, te puedes quedar conmigo. — Hablo el pequeño niño con una mirada tierna.

Tal vez era la imaginación de kagome, pero por un momento creyó ver unas pequeñas orejitas de cachorro, en su pequeño Kairi. Cómo negarse si su bebé se lo pedía de tal manera, por un unos momentos sintió como la felicidad volvía a su corazón.

Se había olvidado por completo, de aquel sentimiento de infelicidad que sentí en aquel momento.

Al levantarse sintió como su pequeño abrazaba su brazo con mucha fuerza, haciendo que kagome se volviera a costar, para poder abrazar a su niño.

Y acurrucar lo en su pecho, sentir la calidez del pequeño la hacía recordar cuando su «hijo» era un bebe pequeño e indefenso. Que necesitaba de su amor, y de sus cuidos; —agu... —Se podía ver como el pequeño movía sus manitas desde la cálida manta que está en la cama de chica de ojos azules.

De la segunda puerta que estaba en la aquella habitación salió una hermosa joven de ojos azules, y de cabello negro como la noche. Que secaba su cabello negro con una toalla, dejando ver aquel hermoso sonrisa cuando escucho la balbuceos de su ahora bebé.

—Ya te despertaste verdad —el pequeño bebé alzaba sus manitas, como diciendo quiero que me «abraces» o si, no voy a llorar.

La joven tomo entre su manos el pequeño cuerpo frágil de su bebé para acurrucar lo en su pecho. Que jugaba con su largo pelo negro, que seguia balbuceando tratando de llamar la atención de su joven madre.

—Nunca creí, que me volvería madre ha tan temprana edad. —Se dijo Kagome a ella misma mirando se en el espejo, que mostraba su juventud y al bebé en sus brazos. — Pero[…] realmente no me puedo arrepentir de ti, eres mi mayor alegría Kairi, —Mirando a su bebé que la la miraba con hermosos ojos dorados dejando oir una hermosa risa al escuchar su nombre —Te gusta verdad que si Kairi, sera todo nombre —El pequeño bebé comenzo a mover sus manitas de felicidad y reise por ello.

Que bellos recuerdos, inundan su mente al recordar aquel día podía ver como los rayos, del sol entraban por aquella pequeña rendija que dejaba, la cortina del ventanal.

Kagome se levantó de la cama de su hijo, para caminar a una pequeña cómoda que estaba al lado de la puerta del baño. ¿Dónde estaba una foto de su hijo? De cuando era un bebé pequeño, era la primera foto que tenía de el y muchas mas que siguieron, despues de ella.

El sonido de que están tocando en la puerta de la habitación, sacándola de sus  sus pensamientos.

—¿Cómo estás, no te escuche llegar anoche? —Pregunto el hombre de ojos rojos y cabello negro, que miraba a la chica de ojos azules.

—[…] Estoy bien —Contesto la chica, dejando la foto que tenía en su mano en su lugar.

—Claro, que no lo estás, ¿Hablemos abajo? —Toma la mano de la chica que siempre cuido y protegía.

Ambos salieron de la habitación del pequeño de la casa, para ir al despacho del mayor.

—Ahora[…] habla ¿Dime a qué arreglo, llegaron? —Naraku mirada a la dirección de donde estaba los ojos azules de su hermanastra, haciendo que sus ojos rojos, se clavaran los claros ojos de la chica.

Kagome sintió, la mirada intensa de Naraku en su dirección, había algo distinto en como la miraba. Ya no había nada de ese odió, ni el repudio que entes le brinda.

En cambio ahora podía ver en sus ojos, la compasión y comprensión y protección, en sus hermosos ojos como dos rubíes que brilla con intensidad.

Kagome realmente no sabía cómo decir que ella había renunciado a su hijo. ¿Por cobarde? ¿Por no saber cómo defender sus derechos como madre de ese pequeño niño, que ha cuidado durante estos últimos años? Dejo escapar el aire que tenía en sus pulmones, por la desesperación que sentía.

Desde la noche anterior —Bueno yo —La voz de la chica comenzaba a quebrarse por lo sucedido —¡No pude, quedarme con mi hijo! —La mirada de kagome era de dolor y desesperación, sus lágrimas comenzaron a salir de sus párpados. —¡Lo han quitado Naraku! se van a llevar a mi hijo.

[…]

Amor de MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora