Carolina
Cada día, la rutina se ha vuelto una danza tensa entre la necesidad de Alejandro de controlar cada aspecto de nuestras vidas y mi lucha por mantener alguna forma de independencia. A veces siento que estamos atrapados en una tela de araña que él mismo ha tejido, y no importa cuánto me esfuerce por encontrar una salida, siempre parece que me enredo más.
Hoy, mientras caminaba por el parque cerca de nuestra casa, me encontré pensando en cómo todo ha cambiado desde que nos mudamos juntos. El sol brillaba en el cielo, pero en mi corazón había una nube constante de incertidumbre. Alejandro me ha dado todo lo que ha podido, pero parece que no es suficiente. Su amor se ha convertido en una necesidad que a menudo me sofoca, y no sé cómo encontrar una forma de respirar sin sentir que estoy traicionándolo.
El parque era un lugar que solía encontrar paz, un refugio donde podía alejarme de las tensiones de nuestra vida en común. Sin embargo, últimamente, incluso estos momentos de soledad se sienten invadidos por la sombra de su obsesión. Cada vez que me encuentro en un lugar así, no puedo evitar sentir su presencia, como si él estuviera observando cada movimiento que hago.
Me senté en una banca, tratando de despejar mi mente mientras observaba a los niños jugar y a las parejas pasear de la mano. Me pregunté cómo había llegado a este punto, cómo el amor que una vez me hizo sentir tan completa ahora se había convertido en una fuente constante de angustia. Alejandro siempre tiene una forma de hacerme sentir que no hago lo suficiente, que no soy lo que él espera, y eso me consume más de lo que me doy cuenta.
Mientras estaba sentada allí, mi teléfono vibró con un mensaje. Era de Alejandro. La ansiedad me invadió al leer las palabras: "¿Dónde estás? Estaba preocupado". Me dolía ver cómo su preocupación se transformaba en un control sutil que se infiltraba en cada rincón de mi vida. Sabía que estaba tratando de ser cariñoso, pero a menudo me sentía más atrapada por su constante vigilancia que protegida por ella.
Respiré hondo y respondí con calma: "Estoy en el parque. Necesito un poco de tiempo para mí. Volveré pronto". No era una mentira completa; realmente necesitaba ese espacio para aclarar mis pensamientos.
Mientras el tiempo pasaba, la sensación de estar bajo su mirada constante no desaparecía. El parque, que solía ser mi lugar de escape, se había convertido en una extensión de la prisión emocional en la que me encontraba. Cada vez que alguien me miraba, me preguntaba si Alejandro estaba en algún lugar cercano, observando cada paso que daba.
Al regresar a casa, me encontré con la puerta abierta, y el corazón me dio un vuelco. Alejandro estaba esperando en el salón, su expresión una mezcla de preocupación y una sombra de molestia. La forma en que me miró hizo que me sintiera como si estuviera siendo examinada, como si cada uno de mis movimientos estuviera bajo un microscopio.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó, su voz cargada de una urgencia que no podía ignorar.
—Solo necesitaba un momento para mí —respondí, tratando de mantener la calma mientras me quitaba el abrigo—. El parque me ayuda a aclarar la mente.
Él asintió, pero su mirada no se relajó. Era evidente que no estaba contento con mi respuesta. A veces me preguntaba si alguna vez podría hacer algo que cumpliera con sus expectativas sin que él se sintiera insatisfecho.
—Carolina, sabes que me preocupo por ti. No puedo evitar sentir que te alejas cada vez más —dijo, su tono mezclado con una tristeza que me hizo sentir culpable.
Sus palabras eran una mezcla de afecto y posesión. Me daba cuenta de que su preocupación estaba tan entrelazada con su necesidad de control que a veces no podía distinguir si realmente se preocupaba por mí o si solo temía perderme.
—No es que me aleje intencionalmente. Solo... necesito momentos para estar sola. A veces siento que me sofocas con tu constante preocupación.
La expresión en su rostro cambió a una mezcla de sorpresa y herida. Me miró como si acabara de descubrir una faceta de mí que no había visto antes, y me sentí culpable por hacerle sentir que su amor no era suficiente.
—Nunca quise hacerte sentir así —dijo, su voz temblando ligeramente—. Solo quiero estar cerca de ti, y parece que siempre estoy fallando en eso.
La conversación se desvió hacia un callejón sin salida, y me encontré en un lugar donde no podía hacer que entendiera mi necesidad de espacio sin herir sus sentimientos. La tensión en el aire era palpable, y el sentimiento de estar atrapada creció en mí.
—Solo quiero que sepas que, aunque necesite espacio, eso no significa que no te quiera. A veces, siento que la intensidad de nuestra relación me está ahogando.
Alejandro asintió lentamente, pero la tristeza en sus ojos no se desvaneció. Caminó hacia la ventana, mirando hacia el exterior con una expresión distante. La distancia entre nosotros se sentía más amplia que nunca, y la desesperación en su mirada me hizo cuestionar si alguna vez podríamos encontrar un equilibrio.
Mientras me preparaba para la noche, me di cuenta de que mi búsqueda de independencia estaba creando una brecha cada vez más grande entre nosotros. A veces me preguntaba si, en nuestro intento de mantenernos unidos, estábamos destruyendo la esencia misma de lo que alguna vez nos hizo felices.
La obsesión de Alejandro, aunque nacida del amor, se había convertido en una fuerza que amenazaba con arrastrarnos a ambos hacia un lugar oscuro y solitario. Y mientras me metía en la cama, trataba de encontrar consuelo en la idea de que quizás, en algún momento, podríamos encontrar una manera de reconciliarnos con nuestras propias necesidades y deseos.
Pero, mientras las sombras de la noche caían sobre nuestra casa, la incertidumbre sobre nuestro futuro seguía acechando. La desesperación por encontrar un equilibrio entre el amor y la libertad era más intensa que nunca, y no sabía si alguna vez podríamos encontrar una forma de salir del laberinto que nosotros mismos habíamos creado.
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Obsesión peligrosa
RomanceAlejandro, un hombre con un pasado oscuro y controlador, se obsesiona con Carolina desde el momento en que la ve en una discoteca. Lo que comienza como una atracción intensa se transforma rápidamente en una relación tóxica, marcada por el control, l...