Epílogo

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Alejandro

El sol se estaba poniendo lentamente en el horizonte, bañando el jardín con una luz dorada que parecía sacada de un cuento de hadas. La boda había sido un sueño hecho realidad, un evento lleno de emociones intensas y momentos de profunda conexión. Carolina y yo habíamos recorrido un largo camino desde aquellos días tormentosos en los que nuestra relación era un torbellino de caos y pasión destructiva. Ahora, al mirarla en su elegante vestido de novia, no podía evitar sentir una mezcla de asombro y gratitud por el viaje que habíamos compartido.

—Alejandro —dijo Carolina, su voz suave y llena de amor mientras tomaba mi mano—. No puedo creer que estamos aquí, finalmente casados.

La mirada en sus ojos estaba llena de una felicidad genuina que hacía que todo el dolor y la lucha del pasado parecieran distantes, casi irreales. A pesar de las tormentas que habíamos atravesado, este día era un testimonio de nuestra capacidad para superar los obstáculos y construir algo hermoso.

Nos dirigimos hacia la recepción, donde amigos y familiares nos esperaban. El ambiente estaba lleno de risas y celebraciones, y Stella, nuestra hija de cinco años, correteaba alrededor con su vestido de flores. Era increíble ver cómo había crecido, llena de alegría y energía.

El tiempo había pasado rápidamente desde ese viaje a Miami que marcó un cambio en nuestra vida. Habíamos aprendido a gestionar nuestras diferencias y a encontrar un equilibrio en medio de nuestras ocupaciones. La obsesión que una vez definió nuestra relación había evolucionado en una conexión más profunda y madura, aunque no sin sus desafíos. Pero hoy, en este día de celebración, sentía que todo lo que habíamos pasado había valido la pena.

Durante la fiesta, Carolina se acercó a mí con una sonrisa radiante. —Alejandro, quiero que sepas cuánto significas para mí. No solo por hoy, sino por cada día que hemos pasado juntos. Han sido cinco años llenos de altos y bajos, y a pesar de todo, estoy tan agradecida de tenerte a mi lado.

La intensidad de sus palabras me hizo sentir una oleada de emoción. No había forma de resumir todo lo que había experimentado en esos años, pero al mirarla, entendía que lo habíamos logrado juntos.

—Yo también te amo, Carolina —le respondí, mi voz cargada de sentimiento—. Este viaje, nuestra historia, es algo que jamás habría imaginado al principio. Pero aquí estamos, construyendo una vida y una familia.

Después de la recepción, nos retiramos a la suite nupcial. La noche estaba llena de promesas y expectativas. Carolina y yo habíamos esperado este momento con ansias, y ahora que estábamos finalmente juntos en esta nueva etapa, sentía que nuestras vidas estaban completas.

Mientras nos acomodábamos en la cama, Carolina miró el reloj y luego me dirigió una sonrisa traviesa. —Alejandro, hay algo que quiero contarte.

La curiosidad me invadió. —¿Qué pasa, cariño?

Ella tomó mi mano y la colocó sobre su vientre. —Creo que Stella no será la única niña en nuestra familia por mucho tiempo. Estoy embarazada de nuevo.

El impacto de sus palabras me dejó sin aliento. El amor y la sorpresa se mezclaron en mi pecho, y la emoción de escuchar que íbamos a tener otro hijo era indescriptible. La idea de construir una familia más grande y continuar nuestra vida juntos me llenaba de una felicidad indescriptible.

—No puedo creerlo —dije, mis ojos brillando—. Esto es increíble. Vamos a ser padres de nuevo.

Carolina asintió, y en sus ojos vi un reflejo de la misma alegría que sentía. —Sí, y estoy emocionada por todo lo que nos espera. Aunque nuestras vidas han sido complicadas, hemos encontrado una forma de hacer que todo funcione. Y ahora, con nuestro segundo hijo en camino, siento que todo está encajando.

Nos abrazamos, sintiendo la calidez de nuestra conexión mientras la noche se adentraba en un silencio tranquilo. La boda había sido el comienzo de un nuevo capítulo, y el futuro prometía ser aún más emocionante con la llegada de nuestro nuevo bebé.

Mirando hacia atrás, no podía evitar reflexionar sobre cómo habíamos cambiado. La obsesión que una vez dominó nuestra relación había dado paso a una comprensión más profunda y a un amor que se había convertido en el cimiento de nuestra familia. La toxicidad que solíamos conocer había evolucionado en una vida llena de amor, desafíos y esperanza.

Mientras me acomodaba a su lado, sintiendo el latido de su corazón y el calor de su cuerpo, supe que habíamos encontrado algo verdadero. La vida no era perfecta, y la relación siempre tendría sus desafíos, pero la promesa de un futuro juntos y el amor que compartíamos hacían que todo valiera la pena.

La noche continuó tranquila y llena de expectativas, y mientras nos preparábamos para el nuevo capítulo de nuestras vidas, sentía que habíamos encontrado una forma de construir algo hermoso a partir del caos. Este era nuestro momento, un testimonio de lo lejos que habíamos llegado y de lo que aún nos esperaba en el horizonte.

Fin

Obsesión peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora