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Nada más cerrar la puerta. Las bolsas resbalan de los brazos de Tomioka, cayendo al suelo frío. Se quitan las zapatillas con sus pies, ya que sus manos desesperadamente van quitando la prenda superior. Primero es Tanjiro desabrochando la camiseta para dejar que se vea su cuerpo de policía. Después es la de Tanjiro que se queda en sus codos ya que ni un segundo más pueden esperar para juntar sus bocas.

La presión en el ajeno, mover o inclinar involuntariamente la cabeza, profundizar le beso con la mano en la nuca o empezar a instintivamente empezar un compás sincronizado de abrir y cerrar la boca, provoca que vayan intentando ir a la habitación del hotel.

Empezaron las agitaciones y la dificultad al respirar por la nariz, ya que el calor reduce el aire. El cuerpo de ambos hormiguea sintiendo sus sentidos perder el centro y su locura sexual empieza a dominarlos.

Paran un segundo para respirar, pero Tanjiro no va a parar estando tas lascivo. Lo atrae hacia el con su mano en su cuello, sus labios lamen el lóbulo de su oreja, dando a entender que siga, que necesita más, y sobre todo poner en práctica todo lo que han visto hoy en ese piso dedicado al Yaoi.

El pequeño Tanjiro de tan solo pensar en esas posiciones con Tomioka, en esas manos algo secas por su cuerpo, con esa voz seria pero grave y ese aliento ardiendo que lo atraganta dentro de su garganta por ser brutalmente besado. Quizás, pero solo quizás, Tanjiro sea un poco, bastante, masoquista en el sentido de hacer el amor o cosas así.

Algunas palabras entrecortadas por sus ya notorias erecciones empiezan a salir. ¿Desde cuándo le gusta que le hagan esas cosas? Bueno, más bien, que él, le haga esas cosas. Nada más llegar por fin a la habitación, la puerta la dejan como está, ahora mismo les da igual que alguien los vea o lo que sea.

Con cuidado y despacio, Tanjiro se va sentando y Tomioka escalando para seguir los labios que lo desean a gritos. Lívidamente habla—¿Cuál quieres poner en práctica primero? —estremece el cuerpo de Tanjiro esas pocas palabras y arquea su espalda por sentir como este mismo lo empieza a tumbar y acercarse a su cuello.

Pero no hay palabras ahora para Tanjiro, su vocabulario ahora mismo consiste de las palabras 'Tomioka', 'Giyuu' y 'más'. El tan solo sentir de esas manos grandes empezar a apreciar su cuerpo como obra de arte, a tener cuidado con las acaricias, a ser paciente y que sepa esperar a pesar de que al principio sus cuerpo quisieran una unión rápida.

Como el pequeño no ha dicho nada, empezará por las que mejor se acuerda. Él avisó que no iba a tener piedad si seguía tentándolo, pero quería, asique mañana no podrá quejarse en los más mínimo.

Respira agitadamente sobre su rostro, poniendo sus manos en las mejillas con fuerza y sonriendo satisfecho al ver la imagen de su querido novio luchando con regular su respiración pesada, sus mejillas rojas y una mirada perdida en el sendero del placer.

Tanjiro hace su mejor esfuerzo por fijar su vista y poder observar el atractivo de Giyuu—Eres muy guapo, ¿sabías? —si no fuera por su cara, eso podría tomarse más en serio, porque que lo diga en ese estado hace que el mismo quiera comérselo ahí mismo.

—Tu lo eres más, pervertido —el pelirrojo ríe aún con sus manos apretando sus mejillas. Sus piernas rodean la cadera de Tomioka con dulzura. Sus bocas vuelven a juntarse, sus bocas abrirse para dejar entrar las lenguas queriendo sentir la otra, mordeduras de labios o solo besos tiernos y cortos para decir una especie de 'te quiero' que solo ellos entienden.

—Bueno, empezamos, ¿bien? —sonríe intentando no parecer perverso en decir eso, ya que quiere dar a entender que vayan con cuidado. El sutil y amoroso roce que hace Tomioka con sus narices da a entender que sí, que acepta su petición, las dos.

Your piscopath [ Giyuutan ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora