Capítulos 28: Números

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-¿Aún te sigues complicando por eso? Ya, olvídalo.

El agua cayó sobre la montaña de platos en el lavadero y Sonny se giró sobre sus talones, sosteniendo la esponja húmeda en sus manos con nerviosismo.

-No, Cristian, no debiste decirle nada. Ahora que lo sabe, se lo dirá a tu hermana y tu mamá pensará que la he traicionado... -insistió con el rostro fruncido en una mueca de desesperación -Ella ha sido muy buena conmigo y no es justo, no es justo y tengo miedo de pensar cómo se sentirá.

Sus miradas se encontraron y Cristian estalló en carcajadas, secándose el cabello como si nada hubiera pasado.

-No le veo la gracia, Cuti. Sonny se volvió hacia el lavadero, tomó un nuevo plato y empapó toda la esponja en detergente.

-No le dirá nada a nadie, te lo aseguro. Es demasiado cobarde como para decir algo.

-Pero pensará muchas cosas de mí y no me volverá a hablar.

Cristian se acercó a su lado, le quitó la esponja y comenzó a fregar el primer plato del desayuno con fuerza.

-Claro que no se atreverá a acercarse a ti, porque ahora sabe que eres mío. Y nadie toca lo mío.

Pasó el plato espumoso por el agua y observó el reflejo de Sonny en el espejo de uno de los reposteros, viéndolo moverse nerviosamente y suspirar dos veces.

-Que no se lo dirá a nadie, quita ya esa cara. Si hubiera querido decirlo, ya todo el mundo lo sabría a esta hora, ¿no crees?

-Ah, Cuti, no sé qué voy a hacer.

-Quita esa cara y ponme una de esas sonrisas bonitas que siempre pones.

El coreano se encogió y no pudo evitar sonreír, aunque su sonrisa no brilló como antes.

-Pero si tu familia se entera...

-No hablará, Sonny, no hablará. Además, debería agradecer que no lo maté allí mismo. Mira que venir con esos dos papeles de cine y decirte todas esas tonterías... Debiste haber visto la cara que puso. Semejante imbécil.

Dejó el último de los platos y se volvió, acercándose a él para tomarlo del brazo y acercarlo todo lo posible a su cuerpo, sintiendo la calidez de su aliento acariciar su rostro y sus brillantes ojos mirarle con inquietud.

-Deja de preocuparte y ven y bésame de una vez.

Sus labios se unieron a los suyos y pudo saborear su calidez y sentir la suavidad y dulzura de su boca, que siempre despertaba algo en su interior y le ponía los nervios de punta.

Su cuerpo, sus labios, su boca, siempre serían su lugar favorito para estar; incluso aunque intentara luchar contra eso. En realidad, era inútil luchar contra eso, porque era más fuerte que un maremoto y un terremoto juntos.

Se separó y lo vio bajar la cabeza y sonreír, un poco más convencido y seguro. Regresó al lavadero y quiso cerrar el grifo, pero la figura de su madre junto a la puerta lo dejó paralizado. ¿Todavía estaba en casa? Qué novedad.

-Cristian, cielo -dijo, luciendo emocionada y frunciendo el ceño al mirar todo a su alrededor -¿Lavando los platos? Tienes visita, así que deja eso.

¿Visita?

La esponja se le cayó de las manos cuando la castaña con shorts rasgados y camiseta corta apareció con dos bolsas en las manos, sonriendo.

-Vengo a hacer el almuerzo hoy, Cuti. He comprado todo lo necesario para hacer espaguetis, tu plato favorito -dejó las bolsas sobre la mesa, mirándole con una sonrisa fingida, mientras empezaba a sacar bolsas más pequeñas de su interior -Salsa de tomate, fideos, verduras...

Inocencia Pasional ADAPTACION CUTISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora