Capítulo 7: Shopping

61 5 0
                                    

—¿Vas a salir, nene?

Cristian miró de reojo su reloj, exhalando y rodando los ojos al darse cuenta de la hora. Mierda. Eran las tres y cuarenta de la tarde. Se puso las gafas de sol mientras encendía un cigarrillo, pero se detuvo justo al llevárselo a los labios porque la puerta se había abierto y su criado apareció ante él.

Lo recorrió de pies a cabeza, conteniendo una sonrísa discreta.

El más joven llevaba una camiseta colorida, unos shorts algo desgastados y unas sandalias negras; el cabello le caía sobre la frente y su piel, que antes era lechosa, resaltaba mucho más ahora. Cristian se mordió el labio, imaginándose cómo se vería esa piel con las marcas de sus dientes. Notó que Sonny desviaba la mirada e intentaba mantener las manos quietas, mientras sonreía muy avergonzado.

Solo le faltaba el bolso y parecía una chica.

—Lo siento, Cristian...

—¿Por qué? ¿Te vas a echar para atrás?— El tono divertido de su voz regresó.

—No tengo más ropa en mi armario, no traje mucha cuando vine a quedarme.

La verdad es que Sonny deseaba que la tierra se lo tragara otra vez. Su ropa era muy vergonzosa comparada con la camisa de cuadros oscura, los pantalones rotos y la chaqueta de cuero marrón de Cristian. Sí, su ropa era demasiado infantil y estaba tan desgatada que lo hundiría más; seguramente Cristian Romero no querría ni caminar a la esquina con alguien como él, porque le daría mucha vergüenza.

¿Debería simplemente decirle que no podía ir?

Sintió que su corazón se aceleraba cuando miró hacia arriba y se encontró con el rostro de Cristian, quien tenía esa media sonrisa de nuevo.

—Para mí, estás precioso. — La voz de Cristian sonó como un susurro seguro, levantando una ceja sin apartar la mirada de él—. Siempre.

Cristian vio cómo el coreano se ponía rojo otra vez y se quedaba congelado, ¿acaso no podía reaccionar de otra manera? ¿Era tonto o algo así? ¿Estaba enfermo todo el tiempo? Soltó una carcajada y se movió hacia su coche deportivo, abriendo la puerta y señalando el asiento a su criado, quien tras asentir muchas veces y morderse el labio inferior, se sentó de golpe.

Después de que él también entró al vehículo, se inclinó de repente sobre el asiento del coreano hasta que su rostro estuvo demasiado cerca del suyo, casi sintiendo su respiración. Notó cómo Sonny se sobresaltaba y abría los ojos como platos, y Cristian no pudo evitar deslizar la lengua por sus labios y esbozar su típica media sonrisa, colocando su mano en el costado del asiento.

—El cinturón de seguridad. — Indicó entretenido, mordiéndose el labio inferior.

Sonny asintió tres veces con la cabeza, sacando una sonrisa nerviosa, mientras el otro tomaba el cinturón con la mano izquierda y se lo cruzaba sobre el cuerpo.

─Sí, muchas gracias y lo siento.

Cristian levantó las cejas y frunció los labios en lo que parecía una sonrisa.

─No te sientas tan mal, nene. —Y después de unos segundos, puso su coche en marcha.

-

─¡Quiero uno igual a este, carajo ! No quiero que me lo arreglen ni nada de esas tonterías, ¿Crees que tengo tiempo para esperar que lo arreglen, preciosa? —Cristian exhaló con fuerza y dejó el móvil sobre la mesa de ventas, mientras la vendedora retrocedía y abría la boca como una rana esperando una mosca. A la mierda con todo, ¿Tan difícil era entenderlo? Solo quería que le mostraran todos los celulares y la zorra empezaba a decirle que podía encontrar quién le solucionara el problema.

Inocencia Pasional ADAPTACION CUTISONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora