Capítulo 4: EXTRANJERA

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Alessandro

Odio perder mi tiempo con estas estúpidas citas orquestadas por mis padres, aunque tomé el control de los hoteles hace cinco años cuando solo tenía veinticuatro años, pero aun así ellos siguen metiéndose en mi vida. Resulta que no fue suficiente con asumir el cargo, sino que ahora me exigen que encuentre una esposa, o para ser más específicos, un heredero. Creen que pueden seguir manejando mi vida, pero se llevaran una gran decepción porque Alessandro Morelli no piensa casarse y mucho menos con uno de sus frívolos prospectos bajo el término de "buen partido".

Nunca fuimos la típica familia amorosa, mi vida más bien siempre fue la de prepararme para ser el digno sucesor del imperio familiar y aquí estoy, perdiendo mi tiempo en esta ciudad con una comida programada por mis padres. Se suponía que venía para ocuparme personalmente de un asunto con uno de los hoteles, "se suponía", hasta que no tarde en darme cuenta del verdadero fin de esta visita.

Me programaron una comida con Chiara Vanetto, la hija de uno de los socios de mi padre. No tengo nada en contra de Lorenzo, pero joder, su hija es otro caso. Desde que nos conocimos por casualidad en un evento se convirtió en un dolor de cabeza, dudo mucho que entienda las señales o simplemente las ignora. Estoy seguro ciento por ciento que pidió a su padre para que le hiciera el "favor" de llegar a un acuerdo con mi familia y aquí estamos.

No me interesa esta mujer, es malcriada y frívola, y mis padres creen que es un buen partido por ser una Vanetto ¡por favor! No soportarían ni dos minutos en una conversación con ella, pero como lo único que les interesa es un útero sano no creo que les interese entablar una charla con ella.

Tengo intención de dejarle claro que no se haga ilusiones y deje de confabular con mi familia para orillarme que no le gustaran las consecuencias si sigue haciéndolo. Llegando al restaurant el mesero me guía hasta la mesa donde ella se encuentra sentada revisando su celular hasta que me ve llegar y sonríe al verme.

—¡Aless llegaste! —chilla cuando tomo asiento y la miro molesto.

—¿Como se supone que debo tomar esta emboscada señorita Vanetto? —la encaro y su rostro ahora mismo es un poema, pero en cuestión de nanosegundos vuelve a su fastidiosa sonrisa.

—Por favor deja de lado las formalidades y llámame por mi nombre—me mira fijamente y continua—además ya deberías estar al tanto del trato que hay entre nuestras familias Aless, estaría fuera de lugar que siguieras llamándome por mi apellido.

—Señorita déjeme decirle algo—le digo cuando ella me interrumpe llamando al mesero, astuta.

El joven mesero se acerca y Chiara le pide puras mierdas de ensaladas, por favor mujer. No entiendo la auto tortura de muchas mujeres al comer cosas que claramente no les gustan, no es como que fueran a engordar por permitirse comer algo delicioso una vez a la semana. Cuando el mesero se voltea mirarme pido algo pequeño, no pienso quedarme mas tiempo, pero debo admitir que necesito comer algo para luego irme de aquí.

—Una parmigiana di melanzane, grazie— una vez tomado los pedidos se retira.

Una vez solos esta mujer y yo volteo a verla con una mirada asesina

—Nunca vuelvas a interrumpirme cuando hablo, ¿entendiste? —la amenazo

—Ay pero que gruñón, si no habíamos hecho nuestros pedidos, se supone que estamos aquí para comer.

—Te lo advierto "Chiara" —remarco en su nombre.

—Aless no me asustes, ya se que te pedí que me llamaras por mi nombre, pero lo haces como si te diera asco el pronunciar—me responde con un puchero que no soporto, Dios que mujer más insoportable.

—Escucha bien porque esto es lo que va a pasar, llegara nuestra comida, procederemos a comer y una vez terminado nos levantamos y cada quien va por su camino, y espero no volver a saber de ti. No estoy interesado en lo más mínimo en ti Chiara. —le digo y espero que lo entienda a las buenas porque no me gustaría hacerlo por las malas.

—Mira Aless, lo que pasa es que aquí no importa si te intereso o no, tus padres me quieren como nuera, y si te dicen que te cases conmigo, lo harás porque es tu deber tener una esposa y posterior un hijo. —me mira y luego sonríe, vaya que tienes ovarios para desafiarme de esta forma chiquilla insoportable.

—Y yo te recuerdo que para tener un hijo necesitaría follarte cosa que no sucedería si estuviéramos casados, ya te lo dije, no me interesas, no eres capaz de ponérmela dura sino todo lo contrario. —le digo y ahora es cuando puedo ver su molestia, pero no dice nada porque llega nuestra comida. Cuando veo lo que me trajeron hago una señal al mesero y le digo que esto no es lo que pedí, mi idea era comer algo rápido y no un enorme plato de pasta.

El compartir la mesa con Chiara de por sí ya me tiene de mal humor y ahora esto. Lo se soy una mierda, porque descargo toda mi molestia con el joven que no tiene la culpa de que me hayan tendido una trampa para venir a comer con esta nefasta mujer, y mucho menos que se haya atrevido a desafiarme. Descargo mi furia con este inocente cuando delante de mí se encuentra parada una mujer con su plato en mano, la miro sin entender lo que pretende, pero se queda helada mirándome fijamente. ¿y ahora qué? ¿Le comieron la lengua?

—¿Mi scusi? —le digo para ver si así reacciona y funciona porque vuelve a tierra, pero cambia su expresión a una de desagrado total, ¿y a esta que le pasa?

—Tan guapo y tan insoportable —¿eh? No lo dijo —Toma aquí tu cagá de plato —si lo dijo, en eso me tira el plato a la mesa, no puedo creer lo que se atrevió a hacer, pero esta fiera hablo en un idioma que pude entender perfectamente.

Así que eres extranjera aparte de atrevida —oh si, esto no se lo esperó, no se imaginó que hablaría el mismo idioma que ella. Y no hay mucho que explicar, simplemente que durante mis años de estudios y entrenamientos para ser el sucesor me obligaban a estudiar idiomas: inglés, español, ruso y chino.

—Y tu un berrinchudo, provechito —responde y ese momento da vuelta y escapa, no mi fiera extranjera, no vas a escapar, acabas de despertar a la bestia y no te será fácil huir. Tomo mi celular para llamar a Giuseppe, mi sombra que debe estar observando desde algún punto del restaurant.

—¿La sigo? —responde, es lo que me gusta de él, directo y sin rodeos.

—Hazlo, pero de lejos—respondo y cuelgo la llamada.

La verdad no se porque mande a seguirla, ¿será por su atrevimiento? ¿por diversión?, ¿o porque me llamo la atención esa mirada que a principio fue de adoración pura y luego de desprecio?, puedo apostar que primero se encargo de escanearme todo el rostro y luego se puso como fiera. Una fiera muy sexy, una con cabello y ojos chocolate, y ese vestido blanco que le daba un toque inocente a pesar de tener un cuerpo no muy inocente, definitivamente un lobo bajo el manto de oveja.

—¿Aless? —joder, había olvidado que seguía con esta mujer. Procedo a levantarme y ella hace lo mismo. —¿A dónde vamos? —pregunta, ¿es enserio?

—Yo a lo mío y tu—la miro de pie a cabeza—no vuelvas a cruzarte conmigo o lo lamentaras—amenazo y salgo del restaurante dejándola ahí parada.

¿Dónde estarás ahora pequeña fiera? No sabes lo que acabas de provocar y pretendo darte una lección, extranjera.

INOLVIDABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora