El auto avanzaba por la carretera desierta, y el suave resplandor de la luna brindaba un consuelo en la noche oscura. Lingling permanecía absorta en sus pensamientos, batallando con las olas de confusión y culpa que se arremolinaban en su mente. La imagen del beso, tan inesperado como intenso, se le presentaba ahora como una mezcla de deseo y desasosiego. Sabía que debía enfrentar la situación, pero el temor al resultado la paralizaba.
Con Orm dormida a su lado, el silencio en el auto parecía más profundo y significativo. Lingling dirigió su mirada hacia ella, observando los rasgos relajados de su rostro mientras dormía. La serenidad de Orm, en contraste con su propia turbulencia interna, le provocaba una punzada de ansiedad.
Se dio cuenta de que, a pesar de las circunstancias, había algo genuinamente hermoso en la conexión que compartían, algo que no podía y, a este punto, estaba segura de que no quería ignorar.
Por supuesto, había besado a otras personas; no era una persona sin experiencia que se dejaba llevar por los nervios y las sensaciones de un primer beso. Sin embargo, podía admitir que nunca, con ninguna de las personas que habían pasado momentáneamente por su vida, había sentido lo que sintió al besar a Orm.
No sabía cómo explicarlo, pero experimentó una electricidad que recorría todo su cuerpo, su corazón acelerado y su aliento mezclado con el de Orm eran sensaciones que nunca había vivido antes.
Decidió aceptar la realidad: tenía sentimientos profundos por Orm, sentimientos que nunca antes había experimentado. Por ello, tomó la decisión de aclarar las cosas. No podía permitir que la confusión dominara su vida ni la de Orm. Cuando llegaran al hotel, tendrían que hablar.
Eventualmente, el auto se detuvo en el aparcamiento del hotel. Lingling apagó el motor y se giró hacia Orm, que aún dormía plácidamente. La contempló un momento más, sin estar preparada para el golpe de ternura que le produjo verla en ese estado.
No pudo evitar imaginar cómo sería despertar al lado de Orm, pero sacudió la cabeza para disipar el pensamiento y luego la despertó suavemente.
"Orm" dijo con voz baja pero firme, "estamos en el hotel. Es hora de bajar."
Orm parpadeó, estirando los brazos y bostezando mientras se desperezaba. Al mirar a Lingling, notó el aire grave en su rostro.
"¿Llegamos?" preguntó con voz somnolienta.
"Sí. Vamos a entrar. Necesitamos hablar."
Orm frunció el ceño, captando la seriedad de Lingling. Se levantó y juntas entraron al hotel. El lobby era acogedor y elegante, con una decoración moderna y luminosa. Una vez en el ascensor, Orm sintiéndose nerviosa por la seriedad de Lingling, decidió romper el hielo.
"Creo....que tenemos que hablar sobre lo que paso."
Lingling se mordió el labio de manera nerviosa. Para Orm, fue casi imposible no notar ese pequeño gesto y dirigir la vista hacia los labios de Ling, Con un deseo casi imposible de contener, la tomó de la cintura y la acercó de un solo tirón, tomándola por sorpresa y besando, por segunda vez en la noche, esos labios.
El beso se fue tornando más profundo y caliente, Orm, tomando la iniciativa, decidió probar suerte y empujó suavemente su lengua, pidiendo permiso.
Lingling sintió que todo su cuerpo ardía en deseo, Sin pensarlo, abrió su boca para darle acceso y se desarrolló un juego de lenguas, mordidas y besos humedos. Con el deseo de sentir más proximidad, Ling posó una de sus manos en la base del cuello de Orm y lo atrajo más hacia ella, un pequeño gemido escapó de la boca de Orm.
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Entre rivalidades y corazones (LingOrm)
RomanceEn la competencia por el puesto de CEO de Aurora Enterprises, Lingling y Orm, dos mujeres con personalidades opuestas, se enfrentan en una batalla por el liderazgo. Lingling de 29 años de edad, es una profesional meticulosa y reservada, conocida por...