Cap XIII: "Tenemos que hablar"

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Pasaron dos días de lo sucedido con Luz. Aquel ataque fue el primero que había visto en ella. Desde aquel día que intentaba hablarle sobre el tema pero ella escapaba, lo evadía.

Miércoles 12:30 hrs
Rosario, Santa Fe

Me encontraba esperando en la esquina de la escuela ya que no quería que me viera la preceptora. Estaba planeando una chupina. Estaba esperando a ver a Luz caminando hacia la escuela para poder llevarla conmigo y hablar.

Apenas pude ver a Luz, me acerqué a ella e intercepté su camino. La tomé del brazo y la llevé a una plaza que estaba a cuatro o cinco cuadras de la escuela. Ella se negaba a ir así que la tuve que obligar. De esa no se salvaba.

Llegamos a esa plaza y la hice sentar en un banco conmigo.

- Se puede saber por qué mierda me trajiste acá? - preguntó confundida

- Tenemos que hablar - respondí - Lo que te pasó el otro día no fue normal, fue un ataque de ansiedad - seguí hablando mientras ella solo miraba hacia otro lado. Al parecer no era capaz de mirarme a los ojos - No es la primera vez que te pasa no? - pregunté a lo que ella negó con la cabeza - Cuando fue la primera vez?-

- No me acuerdo, solo se que hay veces que empiezo a escuchar una vocecita en mi cabeza que todo el tiempo me repite que voy a fracasar y que es más fácil matarme - enunció al borde del llanto

Me quedé callada por un instante. Estaba procesando lo que acababa de escuchar - Vos....alguna vez lo hablaste con alguien? - pregunté apenas se me vino a la mente

- No más lo hablé con mi psicóloga y mi psiquiatra - afirmó

- Hace cuánto que vas a la psicóloga o a la psiquiatra? -

- Desde principios de este año -

- Y por qué empezaste a ir? - pregunté sin recibir respuesta - No pasa nada, no te voy a juzgar ni me voy a reír - traté de hacer que entrara en confianza

- Bueno - hizo una pausa soltando un suspiro y siguió - Yo....tuve mi mayor intento de suicidio al principio de este año - dió vuelta su mirada clavándola en mis ojos - En mi casa no me permitían ser quien soy y me obligaron a ser alguien que no era. Me enseñaron a odiar a mi verdadera identidad. Me enseñaron que todo lo que yo hacía estaba mal y que no podía hacerlo mejor. Desde entonces que en mi cabeza empezó a crecer esa voz y aveces cuando no la escucho me empieza a gritar. Hace mucho no me pasaba pero también hace tiempo que no voy a la psicóloga y eso me dejó sin nadie para hablar -

Procesé cada palabra de lo que dijo y, de mi, una lágrima amenazaba con salir. Creo que ella lo notó porque me dijo:

- Eso es lo que no quiero, preocupar a la gente de mi alrededor y menos a vos -

La abracé y le repetía la misma frase:

- Ahora estoy yo, no estás más sola -

Sentía las lágrimas humedecer mi hombro. Se había rendido. Necesitaba desahogarse.

Después de que ya no le quedaran lágrimas para llorar empezó a reír. Aveces parece una loca pero bueno. Su risa me causó risa a mi. Parecíamos dos estúpidas riendo y llorando.

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Joven amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora