—Hola...Jacob, ¿No?
—Si, así es...La verdad es que estaba pasando por aquí y mire hacía aquí. Créeme, no soy un acosador ni nada—Aseguré.
—No estaba pensando en eso. Te diría que puedes pasar, pero tengo que ir a trabajar—Asentí. Entonces, vi como un gato pequeño se acercaba a él. Era blanco.
—¿Es tuyo?—Pregunte, curioso, al ver como Fernando se agachaba y comenzaba a acariciarlo.
—No. No se de quien es, o si es de alguien. Pero cada vez que viene le doy de comer, de tomar, lo acarició y si quiere quedarse conmigo lo dejo. Nadie se queja al respecto. De todos modos, ¿Cuenta como que es mío?
—La verdad, no tengo ni idea. Pero es lindo o linda, ¿Le has puesto nombre?—Le pregunte.
—Es hembra. Y en cuanto al nombre...la verdad no se me había ocurrido, pero creo que si debería ponerle uno. Bueno, al menos llamarla de alguna forma.
Observe a la gata. Me acerque a ella y comencé a acariciarla. Parecía que le agradaban las caricias. Pensé en algún nombre o forma de llamarla para ella. A decir verdad, nunca le había puesto ningún nombre a ningún animal.
—Luz. ¿Qué piensas?—Mire a Fernando. Sabía que ese nombre podía ser poco creativo pero me parecía que le quedaba perfecto a ella.
—Me agrada. Pues así se queda. Luz, entonces. Pero tengo que irme ya, tengo que trabajar. Nos vemos después, Jacob.
—Nos vemos.
Vi como se alejaba y, luego, toda mi atención fue para Luz. Realmente era pequeña. Me senté en el suelo y, poco después, ella se acostó sobre mis piernas y allí se quedo. No tardo demasiado en dormirse.
La verdad era que no me incomodaba tener a Luz sobre mis piernas y, además, ella estaba muy cómoda, así que no me moví en absoluto.
Me quede con ella un buen rato. Ni siquiera supe cuanto tiempo paso. Pero me quede allí con ella hasta que Fernando volvió y Luz bajo, para ir hacía él.
—¿Todavía estabas aquí con ella? Es verdad que hoy salí mas temprano, pero trabaje mas de una hora y media...
—Pero estaba cómoda. Al menos parecía estarlo, y no quería moverla—Me levanté y me limpié algo de la suciedad del pantalón—. Claro que ahora tengo las piernas dormidas, pero bueno.
Fernando tenía en sus brazos a Luz. Entonces, me miro. Y yo mire sus ojos verdes. Estos eran muy bonitos y llamativos. Fernando luego siguió mirando a Luz, pero yo no podía evitar seguir mirando sus ojos. Los ojos claros siempre me habían parecido muy bonitos, y a él le quedaban muy bien.
—¿Quieres entrar?—Pregunto, mirando a su casa y luego a mi.
—Como quieras, me da lo mismo. Pero dudo que puedas abrir la puerta con ella en tus brazos. ¿Quieres que la abra yo?
—Eso sería muy útil.
—Bien..
—Gracias.
—No hay de que—Respondí mientras abría la puerta. Deje que Fernando entrara primero, y luego entre yo—. ¿De verdad no te molesta que este aquí?
—Claro que no, Jacob. Por algo te deje entrar.
Y, un rato después, estaba comiendo una banana (aunque, por información que obtuve el otro día, se decía plátano también en otros lugares...y yo recién me enteraba de eso de los humanos...) que Fernando me dio. Además, observaba atentamente una película que estaba en la televisión. Fernando también la observaba con atención, aunque según él ya la había visto.
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Amor Prohibido
Lãng mạnLos hombres lobo existían. Claro que si. Y, obviamente, tenían reglas. Reglas que debían de ser completamente respetadas. Cada manada hacía sus reglas. Y una regla que la mayoría de las manadas tenían en común era "Los hombres lobos NO se enamoran d...