Esos últimos días en la manada estuvimos alerta por si los ataques de Thomas volvían a suceder. El líder vigilaba a Daniela para asegurarse de que no fuera una traidora, por mas que la respuesta ya era obvia, al menos para mi. De vez en cuando salía e iba a la casa de Fernando. Claro, intentando no levantar sospechas en el líder.
En este momento, me encontraba en la casa de Fernando. Me gustaba pasar tiempo con él y, a veces, dar una vuelta por la ciudad.
—Me gusta mucho cuando vienes, pero si no puedes no tienes que arriesgarte tanto—Me dijo Fernando en un momento. Estábamos sentados en el sillón, bastante cerca el uno del otro.
—Vendré—Le aseguré—. Al menos cada vez que pueda.
—Pero, ¿Te arriesgas al hacerlo? Se sincero—Me miro fijamente. Suspire.
—Mas o menos. ¡Pero el líder aún no sospecha de mi! Creo. Así que no te preocupes.
—No quiero esperar a que sospeche de ti, si es que no lo hace ya. ¿Estás seguro de continuar con esto?—Esa pregunta me dolió, debía admitirlo. Desvíe la vista.
—Es...que yo quiero estar contigo...
—Yo también. Pero, ¿Se puede?
—Debe haber una manera—Respondí, intentando no pensar tanto en eso. Sin embargo, mi respuesta no conformo a Fernando.
—¿Cómo sabes? Esto sigue siendo peligroso. Me encantaría que hubiera una manera, quiero estar contigo, pero...es que no se si se pueda—Respondió.
—Podemos intentarlo—Cada vez mi voz se hacía mas y mas baja.
—Pero...
—¡Fernando, podemos intentarlo!—Insistí—. ¡Debe haber una manera!
Me negaba a dejarlo. Me negaba a aceptar así como así que no podíamos estar juntos. Lo único que quería era eso, estar juntos. Quería poder estar con él libremente, sin importar si era humano o no. Solo quería ser feliz. No quería rendirme, pero a este paso...no sabía si me quedaría alguna opción.
¿Acaso debíamos terminar? ¿Acaso debíamos rendirnos e intentar ignorar nuestros sentimientos? ¿Acaso nuestra relación era realmente imposible?
—Pero, ¿De que manera estás hablando? No se me ocurre ninguna, quizá ni siquiera deberíamos estar juntos—Él lanzó un suspiro—. Quizá deberíamos dejarlo.
—¡Deja de decirme eso!—Me levanté y fui hacía la puerta—. Creo que debería irme, ¿Sabes? Después vengo.
Estaba molesto, tenía que admitirlo. Y sabía que se me notaba, no era bueno para disimular cuando estaba de mal humor. Fernando se acerco a mi y me agarro la muñeca. Unos segundos después, me dio un beso en los labios.
—Lo siento si te hice enojar. Solo...quería asegurarme de que no estabas en peligro. Lo siento.
—No importa—Suspire—. No te disculpes. Entiendo por que te preocupas.
Nos quedamos en silencio unos minutos. Fue entonces cuando sucedió.
La puerta se abrió de manera brusca y vi a Thomas entrar. Sin decir nada, se acerco y me dio un golpe en el rostro. Lo hizo bastante rápido, ni siquiera había alcanzado a reaccionar.
—¡Jacob!—Fernando me agarro de la mano. Pero, entonces, me soltó. Se aparto de mi y me dio la impresión de que fue a buscar algo.
—¿Qué mierda quieres?—Me paré frente a Thomas. No podía notar si estaba divertido, enfadado o que, pues su expresión era completamente seria.
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Amor Prohibido
RomanceLos hombres lobo existían. Claro que si. Y, obviamente, tenían reglas. Reglas que debían de ser completamente respetadas. Cada manada hacía sus reglas. Y una regla que la mayoría de las manadas tenían en común era "Los hombres lobos NO se enamoran d...