Capitulo 14

3 1 0
                                    

Llegué a la casa de Fernando con una sonrisa. En ese momento estaba muy feliz por poder estar con él y visitarlo. Desde luego que se me había olvidado completamente el tema de la regla de la manada.

—¡Holaa!—Fernando se apartó a un lado para dejarme pasar mientras yo lo saludaba.

—Hola—Él sonrió y vino detrás de mi.

Fuimos al sillón y comenzamos a hablar de cualquier cosa. Mas tarde, nos pusimos a ver una película. Yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro mientras observaba, entretenido, la película. Cuando esta ya había terminado tocaron la puerta.

—Ya vengo, voy a abrir—Me dijo Fernando.

Asentí y lo espere cómodamente. Sin embargo, me tensé cuando oí la voz del líder preguntar si yo estaba aquí.

Y unos segundos después, el líder se encontraba parado frente a mi. Cualquiera que no lo conociera diría que simplemente su expresión era seria, pero yo me di cuenta enseguida de lo enfadado que estaba. Y yo, desde luego, sentía miedo. No quería que nos descubrieran, no quería que todo esto se terminara.

—¿Qué...ocurre?—Pregunte nervioso.

—Quiero hablar contigo en privado—Me dijo en un tono bastante serio.

—¿Está todo bien?—Pregunto Fernando, probablemente notando la tensión.

Un momento, ¿Cómo carajo el líder descubrió que yo estaba ahí...?

—Eso no es asunto tuyo—Respondió el líder en un tono medio...raro.

—Él se lo pregunto bien como para que usted conteste de esa manera—Le dije.

Tenía miedo de que pudiera decidir, pero no iba a dejar que le hablara a Fernando como le diera la gana.

—Y yo te dije bien claro las reglas anteriormente. ¿Él y tu son pareja?—Pregunto.

—Yo...

—No vale la pena negarlo, Jacob.

—¿Y entonces para que carajo pregunta?

—Jacob, rompiste las reglas. Y me mentiste. Sabes como hay que pagarlo.

—No. ¡Esto es lo que opino de tus reglas estúpidas!—Le pegué. Si, así es. Aunque tenía miedo, le di un fuerte golpe en el rostro—. No me vas a matar ni nada por salir con un humano. Yo salgo con quien se me de la regalada gana y usted no es nadie para decirme con quien salir. También opino que usted es un imbécil que respeta las reglas antiguas y ridículas.

Me levanté. Ya me había cansado de seguir sus reglas, me había cansado de tener miedo por lo que decidiera. Iba a hacer lo que yo quisiera. De todos modos, al líder probablemente no le agradaba por lo que hice, así que ya no valía la pena comportarme bien frente a él y fingir que no salía con un humano. Ya lo sabía.

—¿Por que no puedo salir con un humano si quiero? De acuerdo, usted es el líder de una manada y pone las reglas. Pero una cosa es poner reglas y otra cosa, muy diferente, es que me diga con quien puedo salir y con quien no. ¡Es mi vida personal! ¡Que usted sea el líder no le da el derecho a decidir con quien puedo salir y con quien no!—Ya me había cansado, así que lo solté todo.

—Sabes que me digas lo que me digas no va a cambiar lo que sucederá, ¿Verdad, Jacob?—Pregunto—. Traicionaste a la manada.

—¿Y por que no puede salir con un humano?—Pregunto Fernando.

—Tu cállate.

—¿Crees que por que eres un hombre lobo tienes derecho a decirme que me calle o a hablarme como se te de la regalada gana? Si tienes tanto miedo que revele por ahí que los hombres lobo existen, no te preocupes. Primero que nada, no tengo por que contarlo. Y segundo, me tomarían por loco y nadie me creería.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora