Cuando todos los de la manada estuvieron presente, el líder apareció. Mi madre ya se encontraba ahí parada, con su novio. Después de todo, entre los dos habían cometido el crimen. El tipo miraba hacía todos lados. Mi madre, por el contrario, solo miraba el suelo, apretando los puños.
—Paula. Roberto...
El nombre de su novio siempre me había dado algo de risa, ignoro por que, pero en este caso no era así...
—Ambos asesinaron a un miembro de la manada, y ni siquiera fue en defensa propia. Ese miembro nunca hizo nada malo, por ende, saben que matar a alguien inocente (especialmente si es de la manada) no se justifica con nada. He tomado la decisión junto con otros miembros de la manada. La manada no es un sitio muy seguro que digamos con ustedes dos. Así que los expulso, o exilio, como prefieran decirle, de la manada. Si vuelven a aparecer otra vez por este sitio... los mataremos. Esas son las reglas del antiguo líder, y yo no pienso cambiarlas.
Mire a Daniela, y noté que sonreía. Desvíe la vista, no soportaba verla.
—Así que ya pueden retirarse de la manada. Para siempre.
Vi como mi madre tomaba algunas cosas suyas y se largaba con su novio. Me observo a mi y a Jake...
"Los quiero mucho" Me dijo mentalmente. Supuse que a Jake también.
Luego, vi como se fueron...para siempre. Entonces, Daniela habló.
—Disculpe, líder, pero quiero decir algo. Estoy muy conforme con lo que usted decidió. Pero quiero decir otra cosa. ¿No deberíamos hacer algo con sus hijos? ¿Cómo podemos estar seguros de que no harán nada? ¿De que no son asesinos? Lo mejor sería que ellos también se fueran de la manada...
—Ellos, que yo sepa, vivieron aquí toda la vida. No veo motivos para desconfiar ahora—Escuche decir al hombre que estaba hablando conmigo hoy (uno de los padres de David)—. Y si hubieran querido hacer algo lo habrían echo ya.
—Estaba hablando con el líder, no con un maricón—Respondió Daniela.
—Es mejor que te guste alguien de tu mismo género que hacer lo que tu haces.
—¿Qué hago, según tu?—Pregunto Daniela, cruzándose de brazos.
—Abrirle las piernas a 100 lobos, o quizá otras criaturas, por noche. Al menos yo no me pongo a hacer eso con todos los hombres que se me cruzan.
—¿¡Cómo te atreves a decirme eso!?—Exclamo, fastidiada.
—¿Tu puedes decirme algo a mi pero yo no a ti? La verdad, no vale la pena hablar contigo. Volviendo al otro tema, no creo que ellos hagan algo. Ya lo hubieran echo, si hubieran querido.
—Jack tiene razón—Interrumpió el líder—. No creo que ellos sean de desconfianza.
—¡Líder!—Exclamó Daniela en tono de queja.
—Daniela, yo tomo las decisiones.
Ella lo miro con enfado. Se cruzó de brazos, se dio la vuelta y se alejo. No se si se fue muy lejos, solo avanzo unos pasos.
—Puedes enfadarte todo lo que quieras, pero ya tomé una decisión—Dijo el líder.
Luego, todos comenzaron a alejarse. David paso cerca de Jack (el hombre con el que yo hablaba hoy, uno de sus padres), y él le llamo la atención.
—Oye.
—¿Qué pasa?
—Felicidades—David lo miro sin entender—. Por tu relación con el hermano de Jacob.
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Amor Prohibido
RomanceLos hombres lobo existían. Claro que si. Y, obviamente, tenían reglas. Reglas que debían de ser completamente respetadas. Cada manada hacía sus reglas. Y una regla que la mayoría de las manadas tenían en común era "Los hombres lobos NO se enamoran d...