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Cuando miraba los ventanales  cubiertos con gruesas cortinas, pensaba en que habían pasado semanas, tal vez meses, desde que había sido llevada allí.

Al principio, había intentado resistirse, ideando planes de fuga y manteniendo su espíritu de lucha. Pero cada intento solo había reforzado la seguridad, y cada día que pasaba se encontraba más exhausta, más atrapada y no solo física, sino también mentalmente.

Jungkook, el hombre que la mantenía allí, era un ser macabro, con una presencia que dominaba cada habitación en la que entraba. Su comportamiento era impredecible; a veces frío y distante, otras veces brutalmente controlador. Pero había algo en él que tn comenzaba a entender: un hombre como Jungkook, a pesar de su crueldad, era también alguien con deseos, alguien que podía ser manipulado si se tocaban las cuerdas correctas.

Una noche, después de una cena solitaria, tn decidió que era hora de cambiar su enfoque. No podía salir de esa casa por la fuerza, pero tal vez podía cambiar su situación desde dentro.

Caminó hasta el ventanal de la sala, dejando que las cortinas se deslizaran entre sus dedos. Sabía que Jumgkook la observaba desde atrás, lo había sentido antes de escuchar el leve crujido del suelo detrás de ella.

Él había llegado silenciosamente y se había quedado allí.

— es una casa hermosa.-dijo, con una voz suave pero clara en la quietud de la habitación.

Jk, que había permanecido en silencio, la observaba con una expresión indescifrable. —¿Eso es todo lo que tienes que decir?-
Su voz era tan fría como siempre, pero había un matiz de sorpresa en ella.

Tn se giró lentamente, enfrentándolo. —He estado pensando...en qué tal vez he estado viendo esto de la manera equivocada.- Caminó hacia él, con  pasos ligeros pero seguros. —Ya no voy a escapar, lo sabes. Pero eso no significa que las cosas tengan que ser tan difíciles.-

Jk la miró con cautela, sin moverse de su sitio _ —¿Qué estás sugiriendo?

mantuvo su mirada,  reflejando con sus ojos una mezcla de resignación y determinación. —Podrías tener a alguien a tu lado, alguien que entienda lo que quieres, lo que necesitas. Alguien que pueda hacer que esta situación sea menos... Tortuosa.

Jungkook levantó una ceja, claramente intrigado pero aún escéptico. —¿Y qué ganarías tú con eso?-

Tn esbozó una pequeña sonrisa, una que no alcanzó a sus ojos. —Una vida mejor aquí, tal vez algo de libertad dentro de estas paredes. Y quién sabe, mi Señor... tal vez algo más.- Dejó que sus palabras colgaran en el aire, insinuando que había más de lo que estaba diciendo.

Él se acercó un poco más, lo suficiente como para que tn sintiera su presencia imponente. —Crees que puedes jugar conmigo, tn. Pero te advierto, no soy alguien fácil de manipular.

Ella dio un paso hacia él, invadiendo su espacio personal deliberadamente. —No estoy tratando de jugar con usted. Solo estoy aceptando mi realidad. Y si esa realidad incluye juntos, prefiero que sea en términos que ambos podamos disfrutar. Además... Seguiré haciendo lo que me pida. Haré todo lo que me ordene, incluso si me ordenase que fuese su arma iría y metería las manos al fuego por usted. - ella hacia este intento de endulzar sus oídos.

Jungkook la estudió por un largo momento, midiendo cada palabra que había dicho. Finalmente, un destello de algo parecido a admiración cruzó por sus ojos. —Eres más astuta de lo que pareces.-

Tn inclinó la cabeza ligeramente, una sombra de victoria brillando en sus ojos. —Solo quiero hacer las cosas más fáciles para los dos. Nada más... Por ahora.-

Jk no respondió, pero por primera vez desde que la había capturado, pareció considerar sus palabras. En ese momento, tn supo que había plantado una semilla, y aunque aún no sabía si florecería, al menos había encontrado una grieta en su armadura. Y en ese mundo de cuatro paredes, cualquier ventaja  que pudiese tener podía significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Secuestrada. -Jk-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora