*Narra Álex Alborán*
Soy un criminal, un gánster que se a dedicado toda su vida a los negocios sucio. Sangre de personas culpables e inocentes corre por mis manos, y no siento ningún remordimiento, tengo la sangre más fría de la que pretendo tener, se dice que los humanos tienen corazón y siempre en el fondo queda algo de remordimiento, culpa incluso en ellos existe el amor, cariño, afecto. Entonces no soy humano, yo no tengo corazón.
Soy el dueño de la mafia Italiana, todo absolutamente todo lo que pasa en Italia me es informado, tengo el control de cada negocio, cada casino, cada bar, cada mina, cada fachada.
Anoche había recibido una llamada poco inusual, era mi hijo Ronni. Él y yo no teníamos una relación bonita ni normal como la de cualquier padre con su hijo, éramos distantes (porque el lo quería) yo solo quiero que siga mis pasos y que le prometa un futuro a lo que me llevo años construir, un legado. Él solo se niega a que su futuro ya está escrito y que pase lo que pase lleva mi apellido.
Contesté la llamada algo intrigado:
-¿Dime que no te volviste a meter en problemas?-dije dando vueltas en la silla de mi oficina.
-¿Hola? Papá no te escucho nada-estaba borracho, y por la música de fondo sabía que estaba en un bar o algo similar-solo quiero que sepas que mañana voy a casa, y... Voy acompañado. Ahí te vez...-y colgó la llamada.
¿Así que acompañado e? ¿Que sorpresita me irá a traer?
Luego de que me presentará a su "noviesita" me resultó bastante conocida y luego de que me dijo su nombre... la reconocí. Era la hija de, Amanda. Su madre, la conocí a través de mi socio Wisin (su esposo) Tuvimos algo de algunos meses, tres para ser exactos. Sabía que ella era drogadicta así que cada vez que venía y cogíamos le regalaba droga. Ella decía que no pero eso era una forma de prostitución. Mi esposa y mi hijo por el comienzo de las vacaciones años atrás decidieron hacer un viaje al cual no asistí por negocios pero en realidad iba a escapar con Amanda. Yo debo decir que llegamos un momento en el cual sentí que tenía un motivo para vivir, me había enamorado de ella, se convirtió en mi mujer, mi cómplice, mi aliada. Yo le llegue a tener tanta confianza que le contaba todos mis planes ¡yo la amaba! confiaba a ciegas. Pero me equivoqué. Un día la sentí un poco rara así que desde ese entonces le puse un espía. El cual la seguía a todos lados y consiguió grabar una llamada.
-Todo bajo control-dijo e hizo una pausa para escuchar con quién estaba hablando-no, él no sospecha nada, voy a hacer lo posible para convencerlo y no ir con él-una pausa-ese Pen Drive lo voy a conseguir antes de que se valla de viaje con su familia no te preocupes... Te amo cariño, no sabes las ganas que tengo de que esto acabe para poder seguir siendo la familia feliz que somos.-y colgó la llamada.
Eso fue una muestra suficiente para saber que todo esto para ella no había significado nada. Simplemente quería acabar conmigo y desde ese momento me hice de piedra. Ya en la cabaña decidí matarla no quería dejar evidencia así que le di en un punto clave, su vicio. Y resultó que su hija lo único que buscaba era venganza y si la tenía que matar para impedirlo, eso iba a hacer. No sabía que planeaba ni que pretendía pero en sus ojos se veía la sed de justicia que cargaba y por lo que vi lo había estado ideando desde hace tiempo. Lo que ella no sabe es que su única salida va a ser la muerte.
Nota de la autora: No me esperé menos del jefe de la mafia Italiana la verdad. Comenten que les pareció el capítulo y si les gusto voten por él. Os amo.
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Mi obsesionada perdición
Teen FictionSinopsis Andrea Wisin era una chica de 16 años con ojos claros y pelo corto. Desde los 13 años sus padres la habían internado en un colegio privado llamado "Alborán", en el cual conoce a un chico del cual se enamora sin saber que este iba a ser su p...