¿Pero qué?... Esperen... esto no estaba permitido. Una chica y un chico durmiendo en un mismo cuarto. ¡Claro que no! Lo decía en el reglamento escolar. Hay dios, la verdad es que yo debo ser muy tonta, o a veces muy ingenua. ¡El es el hijo del señor Alborán! ¡Ronni Alborán! El podía hacer y deshacer en este lugar. Además de que también oí en un cotilleo que el desde el primer año que entró a esta institución no a tenido compañero de habitación. ¿Por qué a mí? No era para nada especial. Mi familia tampoco es que resaltara mucho entre todas las demás. Así qué... No podía entender nada. Me quedé parada en la entrada de la puerta mientras Ronni esperaba pacientemente a que yo tragara la situación. Luego de un minuto pensando todo eso esto fue lo que salió de mis labios:
–¿M-me... me quedaré aquí por el resto del curso?–dije todavía procesando todo.
–¿Quieres que te lo explique aquí?... Vamos entra.
Entre y todo ese lugar estaba impregnado con su caro perfume masculino. Visualice todo y pude apreciar que está no era una habitación del montón, no, para nada, está es la mejor que e visto. Claro nada más ni nada menos que para el hijo del jefe ¿no es así?
–El problema es que este curso tenemos muchos alumnos así que obviamente todas las habitaciones llenas–dijo acomodándose en el grade sofá de la sala que se veía cómodo hasta para dormir–esta era la única que había quedado...
–Yo la verdad es que tengo que agradecerte por todo, no... no tenías que haberte molestado.
–No te preocupes–dijo mirándome–lo hubiese hecho por cualquiera.
Claro Andrea... ¿Cómo te vas a dar esa importancia? Acaso no es obvio. No significas nada, nada más que solo una buena compañera que estudio con él en el primer año a la que quiso ayudar.
–Ven, te voy a enseñar tu habitación–dijo recogiendo las maletas que había dejado en el suelo.
–Vale–me límite a decir.
¿Qué me pasaba? ¿Acaso me había incomodado lo que me había dicho hace un momento? ¿Por qué le había dado tanta importancia al asunto? En fin... Solo fue algo que sabia que iba a pasar. ¿No es así?
Caminamos a lo largo del pasillo y la verdad me gustaba la estructura de la casa. Además de que estaba en una zona apartada de otras y todo lo que hicieras se iba a quedar dentro de la casa. Ya lo estoy diciendo TOOODO. Vale. Me fue dando una muestra de cada parte de la casa. Tenía un baño grande con dicha y bañera, cocina con barra y una pequeña mesa de dos. Su cuarto... ¿Por qué no me enseñó su cuarto? Bueno, no le demos tanta importancia, de todas formas ¿Como para que me lo enseñaría? Y ahí estaba, mi dichosa habitación, frente con frente a la de él, Dios santo, ya me lo imagino saliendo del cuarto del misterio con sus boxer que le quedaban perfectos con sus tatuajes y su... su pecho muy bien definido. Casi se me cae la baba al pensar eso.
¿Pero qué me estaba pasando?
Andrea cariño acabas de romper con Lukas.
Hay por favor que se valla a la mierda. De todos modos el muy pringao me había engañado con mi mejor amiga.
(Exacto, buena escusa para hacer lo que me dé la puta gana. Exacto ¡LO QUE ME DE LA PUISIMA GANA!
–Espero y sea de tu agrado–sus palabras me hicieron volver a la realidad.
Luego de eso solo dejo las maletas delante de la puerta de entrada y se metió en su cuarto roj... oscuro. Ok. A desempacar.
Nota de la autora:Holaaa! Se que ni me reporte durante varios días pero es que como saben es verano. En fin. Les recompensaré esto. Os amo.
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Mi obsesionada perdición
Novela JuvenilSinopsis Andrea Wisin era una chica de 16 años con ojos claros y pelo corto. Desde los 13 años sus padres la habían internado en un colegio privado llamado "Alborán", en el cual conoce a un chico del cual se enamora sin saber que este iba a ser su p...