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Jimin estaba al borde del colapso. La vida que había construido con tanto esfuerzo se desmoronaba bajo el peso del estrés y la insatisfacción. Los juicios, los clientes, los éxitos profesionales... nada de eso le daba la paz que necesitaba.

Las noches sin dormir se habían convertido en días interminables, donde cada amanecer solo le recordaba que el tiempo seguía avanzando, pero él se quedaba atrapado en una espiral de agotamiento y vacío.

La oficina, que antes había sido su refugio, ahora le resultaba opresiva. Las paredes grises parecían cerrarse sobre él, y la montaña de expedientes en su escritorio le recordaba que no había escapatoria.

Había construido una carrera envidiable, pero a qué costo. Las pocas veces que intentaba socializar, sentía que era solo una sombra de la persona que solía ser.

Las risas sonaban huecas, las conversaciones parecían forzadas, y lo que una vez había sido su fuente de energía, ahora lo drenaba aún más.

Una noche, después de un caso especialmente difícil el cuál ganó, se dio cuenta de que no podía seguir así.

Esa noche, al llegar a su apartamento, no encendió las luces. Se dejó caer en el sofá, rodeado por la oscuridad, y por primera vez en mucho tiempo, lloró en silencio.

Sabía que no podía seguir en esa rutina interminable. Sabía que algo tenía que cambiar.

Sin pensarlo demasiado, decidió regresar a la casa familiar, buscando el consuelo que solo aquellos viejos muros podrían ofrecerle.

Era una decisión impulsiva, casi desesperada, pero en ese momento, no le importaba. Necesitaba alejarse de todo, encontrar algo que le devolviera el sentido de pertenencia que había perdido.

El pensamiento de volver a ese lugar le revolvía el estómago. Habían pasado años desde la última vez que había pisado la casa, desde la última vez que había visto a su hermano.

La relación entre ellos se había desmoronado, y aunque Jimin a menudo se preguntaba cómo había llegado a ese punto, nunca había tenido la fuerza para enfrentar la realidad.

¿Qué sería de su hermano ahora? ¿Lo recibiría con indiferencia, con resentimiento o simplemente no le importaría su regreso?

El viaje no sería fácil, no solo por la distancia física, sino también por la emocional.

A pesar de todo, Jimin sentía que volver era lo único que podía hacer en ese momento. No sabía si encontraría lo que buscaba, ni siquiera sabía si podría enfrentar lo que había dejado atrás, pero tenía que intentarlo.

Necesitaba redescubrir quién era antes de perderse por completo en la oscuridad que lo envolvía.

El avión finalmente aterrizó en su destino, y Jimin bajó con el corazón acelerado. Después de unos minutos conduciendo el auto que había alquilado, llegó.

La casa familiar estaba justo como la recordaba, pero ahora parecía extrañamente ajena, como si ya no le perteneciera.

Respiró hondo, bajó la ventanilla de su coche y extendió la mano para pulsar el botón del comunicador que estaba en la entrada, junto a las altas rejas negras.

Sin embargo, justo antes de presionarlo, algo lo detuvo. Al mirar a lo lejos, divisó una figura conocida. Su corazón dio un vuelco. Sabía muy bien quién era.

Era Taehyung.

El tiempo no había logrado borrar su imagen de su mente, pero verlo en persona, después de tantos años, era una experiencia completamente diferente.

Caminaba de un lado a otro, hablando por teléfono, con una sonrisa en los labios. Su cabello oscuro brillaba bajo el sol, y Jimin no pudo evitar pensar: Adiós al rubio. Pero, aunque su apariencia había cambiado, la esencia de su hermano seguía ahí, inconfundible.

Con el corazón acelerado, finalmente pulsó el botón del comunicador en la entrada de las rejas negras, donde un hombre lo recibió.

Taehyung, quien seguía enfrascado en su conversación telefónica, no se percató de la presencia de una persona hasta que escuchó el ruido de un auto estacionando cerca de la entrada.

Giró la cabeza instintivamente, esperando que fuera una visita habitual o alguien más de la casa, pero en cambio, vio un coche negro que no reconocía. Frunció el ceño, cortando su conversación abruptamente.

Observó con curiosidad mientras la puerta del auto se abría y una figura familiar, aunque más madura, emergía del interior. Al principio, la incredulidad lo invadió, pero no tardó en comprender quién era esa persona. Su corazón dio un vuelco al reconocerlo.

Se quedó inmóvil, sin poder ocultar la sorpresa en su rostro. La sonrisa que había mostrado momentos antes se había esfumado, reemplazada por una mezcla de emociones que no lograba controlar.

Jimin avanzó con cautela, sintiéndose como un extraño en un lugar que una vez fue su hogar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo ver el brillo de confusión en los ojos de Taehyung, pero también algo más... algo que lo hizo detenerse antes de cruzar la línea invisible que aún los separaba.

Finalmente, fue él quien rompió el silencio, su voz temblando ligeramente:

—¿Jimin...? —Su tono era bajo, incrédulo—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Conexiones del corazón ~ Yoonmin & Hopev/VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora