3.

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Así pase de el resto de mis días, por culpa de la rubia las mañanas tan dulces que solía tener se convirtieron en un molesto momento. Así que ahora. Era de mañana y caminaba directo hacia su casa, con un rostro fruncido y una vibra para nada armónica. Toque la puerta con mis nudillos y me armé de valor para decirle lo único que me molestaba cada mañana.

En cuanto aquella puerta se abrió y el rostro semi molesto de la rubia me miro de arriba abajo con arrogancia mi cuerpo se estremeció y el valor que había reunido desde hace minutos se desmoronó en segundos. Trague saliva en seco mientras la rubia ponía su brazo en el marco de la puerta y se recargaba esperando a que hablará.

—Buenos d-días —,Dije con dificultad. Maldiciendo de mi por haber quebrado mi voz en el momento inadecuado. 

—¿Podría decirle algo?

La rubia  hizo reverencia con sus manos haciéndome pasar a su casa. Entre y me senté en los muebles en cuanto aquella mujer me dio permiso. 

—¿De qué se trata?—,Cruzó sus piernas.

—Bueno, soy nueva aquí como sabrás, así que mi petición es que por las mañana intentes no tanto ruido.. —, Reí nerviosa.

Puñeta... Tenía el corazón a mil.


La peliroja de enfrente. || Railo 18+ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora