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Los alumnos se reunieron alrededor del televisor, impactados por el operativo policial que se desarrollaba en la zona circundante de la universidad. Un molesto murmullo se levantó enseguida, conformado por múltiples voces que coincidían en una sensación: el desconcierto. Se preguntaban entre ellos acerca de lo que habían visto u oído, quizá, quienes más preguntas recibieron fueron los que llegaron desde la planta baja, sellando el acceso a las escaleras en el proceso.

La reportera del canal se hallaba del otro lado de la cortina de acero, justo detrás del muro humano que separaba la ciudad universitaria de la avenida central de Westmore. Las imágenes que se transmitían eran, cuanto menos, desoladoras. Distintos planos de la ciudad universitaria, sectores completos, vacíos. Alumnos en las azoteas, moviendo sus brazos y gritando por ayuda. Otros esperaban encerrados en aulas, centros de reuniones con salida al exterior. No obstante, la avenida central se hallaba desierta, pues el personal de seguridad había evacuado a todos los que se hallaban fuera.

―Se calcula que, además, podría haber más de cien fallecidos distribuidos en los distintos edificios de la ciudad universitaria. Las autoridades no han dado ninguna explicación oficial, pero los eventos captados por nuestras cámaras revelan rastros de una batalla campal sin precedentes, misma que se desarrolla en distintos sectores de los edificios centrales. Desconocemos lo que pudo motivar...

Un estruendo agudo se oyó a lo lejos, el mismo se llevó la atención de algunos estudiantes, por un breve instante. Parecía provenir del exterior, de la ciudad universitaria.

La imagen que transmitía la cámara tembló y la periodista se agachó por instinto. Un ruido ensordecedor se presentó, y retumbó por las bocinas del televisor.

―¡Alguien está disparando! ―gritó la periodista―¡No sabemos lo que pasa, pero...!

Jane, que observaba por la ventana, no logró ver nada fuera de lo común, pues las vistas daban a la plazoleta frente al departamento. Quizá, con un ángulo más cercano al ascensor hubiera logrado ver algo, no obstante, era indiferente. Se sentía acorralada, sin un lugar al que ir, ni sitio seguro en el que refugiarse; tampoco existía ninguna autoridad que le prometiera su protección, ni profesor que pudiera darles una respuesta a sus preguntas.

«Honestamente, no puede ser peor»

El comedor se hallaba en el segundo piso del anexo, junto al edificio central, y, si bien era consciente de que podía buscar la salida de emergencia, sabía que permanecer en ese lugar era lo mejor para ella, en especial si la policía comenzaba una operación de rescate.

«Si van a pasar por todos los departamentos antes de venir aquí, esto tomará mucho tiempo...

Pero bueno, es lo que hay, ¿no?»

Quería convencerse de que no importaba lo que sucedía, solo era un loco aislado y ya, nada más. Un tipo bajo efecto de drogas, quizá algún psicotrópico potente, era difícil de imaginarlo, pero era posible. Recordó, entonces, que hace mucho tiempo le habían hablado sobre una "droga caníbal", cuyo efecto era tan devastador que tornaba a las personas agresivas, tanto como un animal. Por cosas como esa, Jane prefería no probar ningún estupefaciente, ni siquiera por curiosidad.

―¿Crees que nos saquen de aquí? ―preguntó Vincent, que se hallaba cruzado de brazos a su lado, sin intenciones de observar el operativo policial por televisión―Están disparando y...

Ella volteó en dirección a su amigo, el cual se hallaba tranquilo, pero muy nervioso por no comprender lo que sucedía. ¿Necesitaba una respuesta? ¿Sentiría miedo ante la incertidumbre? Jane nunca había visto a Vincent en una situación de esa naturaleza, lo cual le resultó interesante. Aunque fuera por una fatalidad, podría conocer un lado inexplorado en su amigo. No obstante, ese no era el momento, ella tenía otras preocupaciones en mente.

Código ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora