En el transcurso del recorrido del autobús hasta la plaza comercial a la que se dirigía, Wonbin no dejó de pensar en la plática que tuvo con Anton. ¿Tan mal omega era? Cuando era más pequeño, y hasta hace unos meses, su madre le decía que sería un buen omega. Tenía caderas anchas para tener cachorros, y muslos gruesos, la cosa favorita de los alfas. Los alfas amaban a los omegas con carne de donde agarrar o morder durante sus celos; ellos no querían a un omega escuálido y sin chiste. Wonbin tenía todo eso. A veces pensaba que Anton era un alfa "especial" y que no le gustaban de ese tipo, como él. Aunque, de ser así, no lo hubiese llamado para ayudarlo en su celo. Y tampoco sus muslos debieron haber quedado completamente magullados de tantas mordidas y apretones que le daba. Aún cree tener marcas de ese día, y fue hace poco más de 4 meses.
¿Será que Anton no sentía nada al tener a Wonbin cerca? Porque Wonbin sí sentía, y mucho. Hasta cuando no estaban cerca, su omega aullaba en su interior por ir en busca del alfa y verlo aunque fuera por un segundo. Cuando estaban cerca, su omega chillaba por atención del alfa y dejaba salir un dulce olor para demostrárselo, y no dejaba de hacerlo hasta que Anton lo mirase, aunque fuera de reojo. Al azabache siempre le pareció atractivo el alfa. En ocasiones lo veía por la escuela y pensaba que tenía una bonita sonrisa, porque sí, había visto a Anton sonreír, pero sólo con sus amigos, y cuando eso pasaba, podía jurar que entraba en algún tipo de trance por lo sumamente hermoso que se veía con las comisuras de sus labios elevadas y unas tiernas arruguitas a los lados de sus ojos. Nunca había sentido la necesidad de estar todo el tiempo a su lado o al menos, tener algo que oliera a él para calmar su sed. Él piensa que es el embarazo lo que lo deja así. Tal vez, el bebé necesitaba protección, más de la debida.
El autobús para justo fuera de la puerta del centro comercial. Se dirige hasta la sección de restaurantes, donde lo espera SeungHan, su mejor amigo, un adorable omega de cabello negro. Es un chico delgado; él no tiene los muslos rellenos o caderas anchas como Wonbin, pero a Eunseok parecía gustarle así. Tal vez, muy en el fondo, Wonbin deseaba que con Anton fuera igual.
—Hola, Binnie, ¿cómo estás? —Él ya está en una mesa, solo y comiendo algo de ramen, de esos que vienen dentro de un vaso mediano.
—Hola, Hannie. Algo cansado, ¿y tú?
—Estoy bien, gracias —toma un par de palillos junto al vaso de ramen extra que había comprado y se los pasa a Wonbin para que comiera también—. Pensé que debías estar hambriento.
Y sí, mucho. La manzana que comió en la mañana no había sido suficiente. Su estómago rugía y ardía por ser llenado de lo que fuera.
—Bastante —revela, quitando el papel de la parte superior y recogiendo un poco de fideos con la punta de los palillos.
—Y... ¿cómo es la vida con Anton? ¿Te trata bien? Eunseok dice que es algo bruto contigo.
¿Qué debía contestarle? ¿Qué el alfa era un puto mamón con él, o que apenas y hablaban?
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❛❛Ven aquí, y Ámame❞ WONTON
Romance❛❛A sus 19 años, Wonbin debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, P...